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Roscón de Reyes: cómo elegir los más recomendados nutricionalmente

Vigilar las calorías de un roscón no es fácil, pero tampoco es una misión imposible a la hora de enfrentarse a la última prueba de una Navidad repleta de excesos

Roscón de Reyes: cómo elegir los más recomendados nutricionalmente

Un roscón de Reyes partido | ©Freepik.

Cantaban hace más de 20 años los hermanos Amador con el grupo Pata Negra que «todo lo que me gusta es inmoral, ilegal o engorda», una licencia musical que nos permitimos adaptar para el roscón de Reyes, la última etapa gastronómica y culpable de las Navidades y sus festines. En nuestra mano o boca está, además, que sea un sabroso colofón del que no sentirnos demasiado responsables o, por otro lado, de que sea el último clavo en un ataúd de kilos de más.

Sin embargo, hay opciones para, aun sabiendo que un roscón de Reyes es un producto muy calórico, intentar que sea lo menos nocivo posible dentro de unos límites. De hecho, los motivos por los que un roscón de Reyes nos puede sentar mal son variados, incluyendo malas digestiones y posibles alérgenos. Aun así, conviene además que identifiquemos ciertos enemigos que pueden ser bombas calóricas y que pueden pasar más o menos desapercibidos, algo que también pasa con los dulces de Navidad, como ya te explicamos en THE OBJECTIVE.

Como es lógico, no todo es cuestión de calorías, sino también de esas digestiones pesadas que estamos incluyendo o de algo tan trivial como patinar con el formato del roscón. Dejarnos llevar por el entusiasmo de la compra y pasarnos de frenada, comprando un formato muy grande para la casa o comida que elijamos puede ser un problema de dinero y también de calorías, pero es bastante evidente que si tenemos claro el formato, el ahorro será por partida doble.

Lo que es evidente es que no dejamos de hablar de una pieza de repostería o pastelería a base de un bollo que en su base lleva harina, leche, huevo, azúcar y mantequilla, tres ingredientes repletos de hidratos de carbono, grasas y también proteínas, pero estas últimas pasan mucho más discretas, razón por la que el roscón debe consumirse con moderación.

Un roscón de Reyes relleno de nata
Muchos roscones industriales incluyen aditivos y demasiada cantidad de levadura. | Freepik

A ello también debemos sumarle el momento en que lo tomamos. Habitual como desayuno del día 6 de enero, pero también como postre o merienda, es posible que un roscón de Reyes acabe siendo el corolario de una comida ya de por sí copiosa. También cabe la trampa de que, al entrar en el desayuno, nos pasemos de frenada. En cualquier caso, insistimos en que mientras todo esto sea de manera puntual y una vez al año no debemos temer a los roscones. Aun así, veamos dónde están sus trampas.

Cómo elegir el roscón de Reyes más recomendado nutricionalmente

El problema de muchos roscones de Reyes, incluidos los artesanales, es que la información nutricional brilla por su ausencia y también desconocemos en cierto modo qué tipo de ingredientes se han utilizado en su elaboración. En cualquier caso, tengamos claro que hay ciertos ingredientes que, aun siendo calóricos, nos van a resultar más positivos dentro de la excepcionalidad del roscón de Reyes. Por este motivo, mejor desechar aquellos que tienen grasas vegetales sustituyendo a la mantequilla e incluso a la nata, pues son preferibles al karité o incluso al aceite de palma que se pueden ver a menudo.

También es conveniente que el roscón de Reyes tenga azúcar y no otras alternativas más baratas que, sobre todo, aligeran el coste aunque no dejen de ser edulcorantes. La lógica diría que solo deben llevar azúcar, pero la realidad es que los roscones industriales suelen llevar jarabes de glucosa o jarabes de fructosa, aunque a nivel nutricional altera muy poco la composición. Además de aditivos que garantizan su longevidad y que tampoco deberíamos estar ingiriendo en demasía.

Un roscón recubierto de naranja confitada
Las opciones sin relleno son esencialmente menos calóricas. | Freepik

Sin embargo, lo que sí altera nuestra digestión es que los roscones utilicen levadura en grandes cantidades, un procedimiento que permite hacer más barato el proceso productivo y más rápido. Algo que, en ocasiones, también se vincula a ciertas indigestiones, pues las masas con levados demasiado rápidos y violentos son algo más indigestas. La opción contraria pasa por utilizar prefermentos o masas madres, además de levados pausados, que faciliten que las propias enzimas del roscón vayan haciéndose más amables a medida que la masa crece.

Por último y como resulta bastante evidente, las grasas y calorías del roscón de Reyes no vienen solo por su masa, sino por los añadidos. Si buscamos una opción más ligera (dentro de un orden), siempre van a ser menos calóricos los roscones sin relleno, aunque nunca se podrá decir que sean light. Por contra, cualquier opción de roscón relleno va a ser bastante más calórico que en la otra alternativa.

Entre el dilema de relleno de nata montada, de trufa (que no deja de ser nata y chocolate) o crema pastelera, la opción menos calórica en líneas generales va a ser la última, pero evidentemente hay que tener en cuenta la cantidad de producto y el tamaño del roscón. Aun así, no deja de ser una mezcla de yema de huevo, leche y azúcar, habitualmente en una menor proporción que la que se utiliza para la clásica nata montada.

Un roscón relleno y cubierto de azúcar glasé
Conviene prescindir de los glaseados y frutas que cubren estos postres. | Freepik

La trampa final, como es evidente, va a llegar con las frutas confitadas o escarchadas de su cobertura. Podemos restar unas calorías extra si prescindimos de ella, aunque podríamos pensar que es el chocolate del loro, pero nunca va a venir mal que prescindamos de algunos ingredientes extra o, en su detrimento, que prefiramos coberturas de frutos secos laminados o rallados, como suele ser el caso de la almendra, que será más saludable que este tipo de frutas.

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