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Ensaladas envasadas: los consejos para elegir las más recomendables para tu salud

Exceso de sal, exceso de azúcar, falta de macronutrientes o ingredientes poco variados están entre los enemigos de estas soluciones confortables

Ensaladas envasadas: los consejos para elegir las más recomendables para tu salud

Varias ensaladas envasadas sobre una mesa. | Freepik

Convertidas en alternativa rápida para los que no tienen tiempo, las ensaladas envasadas o ensaladas preparadas llevan muchos años entre nosotros. Muchas de ellas además causan un efecto de comida completa, especialmente las que incluyen hidratos de carbono o proteínas, pero la realidad es que pueden ser decepcionantes a nivel nutricional y organoléptico.

Además, no solo vamos a hablar de las opciones con atún, pasta, queso o la típica versión de ensalada César, que hace del pollo uno de sus principales reclamos, sino también de otros preparados de ensaladas que nos pueden ahorrar cierto esfuerzo. Lo cierto es que las opciones son muy variadas, pero deben entender en el contexto de una alimentación equilibrada y, además, como oportunidades para hacerlas más nutricionalmente recomendables, no como plato único.

Envasadas en atmósferas protectoras, la ventaja de estas ensaladas suele estar en que permiten ser fácilmente transportadas sin que se malogren (aunque necesitan frío para su conservación), pero se mantienen mejor que una ensalada doméstica que metamos en el tupper del trabajo. Por este motivo, las ensaladas envasadas han encontrado un hueco entre lo rápido, accesible y saludable que merece la pena escarbar para ver cuánto tiene de las tres cosas.

Lo cierto es que conviene siempre leer la información nutricional y analizar el etiquetado de estas ensaladas que, en ocasiones, presumen más de ciertos ingredientes que a la hora de la verdad apenas se manifiestan. Un riesgo que también es habitual cuando se presentan con aliños o salsas ya incorporadas, generalmente en bolsas unidosis, y que no tienen por qué ser la panacea. Por eso, mejor prestar atención a estos cinco aderezos bajos en calorías para aliñar tus ensaladas que ya te aconsejamos en THE OBJECTIVE.

Varias ensaladas envasadas propuestas sobre una mesa
Conviene mejorar las ensaladas envasadas si no llegan a las cantidades nutricionales diarias recomendadas. | Freepik.

También conviene comprobar su caducidad y la salida que vayamos a dar esa ensalada, pues no es lo mismo olvidarla en la nevera unos días o consumirla en el momento. Como tampoco es lo mismo que la vayamos a utilizar como complemento puntual o como base para mejorarla que tomarla por sí sola.

Además, es práctico también recurrir a variaciones, ya sean con otras verduras ya preparadas o con las que preparemos en casa, para que no se convierta en un plato soso. Habitual en las dietas de adelgazamiento, el consumo anodino de ciertos ingredientes puede hacer que no tengamos continuidad en el régimen simplemente por no intentar ‘mimar’ la receta.

Por último, antes de proceder a valorar las ensaladas envasadas, hemos de tener en cuenta que quizá se nos despierte una conciencia ecológica para no tirar comida y, sin embargo, estemos haciendo un flaco favor al planeta a costa de los envases de plástico. No obstante, en casas pequeñas es comprensible que estas ensaladas puedan ser una alternativa a comprar piezas enteras de lechugas y otras hortalizas que corran el riesgo de ponerse malas.

Cómo elegir las ensaladas envasadas más recomendables

Primer plano de un tomate cherry delante de una ensalada envasada
Debemos comprobar cuántas calorías pueden tener estas ensaladas envasadas. | Freepik

Lo primero que debemos tener claro es si estamos buscando ensaladas envasadas como guarnición o estamos pretendiendo en convertirlas en comidas completas. Las opciones del segundo cuño suelen venir avaladas por aquellas en las que buscamos también la participación de hidratos de carbono y de proteínas, además de grasas, pues los vegetales apenas añaden estos macronutrientes en nuestro día a día.

Por este motivo, si lo que pretendemos es sustituir una comida a costa de alguna de estas ensaladas envasadas es fijarnos en su información nutricional y comprobar qué porcentaje de la cantidad diaria recomendada suponen en esos macronutrientes. Generalmente, según demostró un análisis de la OCU en 2020, las ensaladas envasadas de nuestros supermercados no cumplen con lo que se pretende a nivel calórico y nutricional de una comida completa.

En un sentido parecido es conveniente entender que debajo de una ensalada pueden encontrarse ingredientes ni tan sanos o recomendables. Entendidos desde la puntualidad, convertir algunas ensaladas envasadas en la base de nuestra alimentación por ver su perfil verde puede ser contraproducente si incluye alimentos ricos en grasas insaturadas o sal como suele pasar con los fiambres como el jamón cocido o el beicon, pero también de quesos u opciones de pollo rebozado o de los clásicos picatostes o croutons que se añaden a estas ensaladas.

Exactamente lo mismo que sucede cuando estas ensaladas envasadas vienen también con una salsa o vinagreta y que puede no ser lo que nuestro organismo necesita. Fáciles y baratas, muchas de estos aderezos suponen un incremento de las grasas de la receta —lo cual quizá no sea siempre lo más preocupante—, pero también se puede tratar de azúcares añadidos o de un incremento de sal que no sea lo que buscamos.

Otra de las recomendaciones que podemos hacer sobre estas ensaladas envasadas es no convertirlas en aburridas por incluir ingredientes que de por sí son poco atractivos, bien sea por sabor o por textura. Por este motivo, aunque la información nutricional no cambie en exceso, sí es aconsejable que veamos otros ingredientes como zanahoria, tomate, rábano, calabacín, brócoli y otras hortalizas pues no solo aportan textura, color y alternativas, sino que complementan los micronutrientes de nuestras ensaladas con muy poco esfuerzo y las hacen más divertidas.

Por último, se ha de puntualizar que el consumo de ensaladas envasadas como primer plato ha de cogerse con pinzas, pues no todas las ensaladas están conceptuadas como guarnición o acompañamiento, sino que pueden suplantar a un principal a nivel calórico. Sobre todo en aquellas que tengan pasta, atún, queso o carne (generalmente pollo) y que podrían necesitar solo un pequeño extra para cumplir con las calorías de una comida, pero cuyos casos deben ser analizados uno a uno para realmente comprobar qué necesitamos para reforzar el menú.

Una ensalada César con pollo asado, picatostes, salsa y lechuga
Algunas ensaladas pueden llegar a ser muy calóricas, especialmente por los aliños. | Freepik

No obstante, en estas ensaladas de cuarta gama (que es el otro nombre que reciben este tipo de procesados en fresco) pueden venir con más cantidad de azúcares, grasas saturadas o sodio del que necesitamos. Razón por la que nuestro mejor aliado siempre va a ser el etiquetado, además del origen de esos macronutrientes, pues no es lo mismo la proteína de un pollo asado que la que aporte el jamón cocido, ya que hay otros aditivos, conservantes y micronutrientes relevantes.

Del mismo modo, si quieres conceptualizar estas ensaladas envasadas como una comida completa, comprueba cuántas kcal aportará. Si tenemos en cuenta las 2.000 kcal diarias que necesitamos de media, este tipo de ensaladas deberían aportar un 35% de ese total, pero no es habitual que lo hagan o, si lo hacen, lo hagan con una dosis mayor de hidratos de carbono y realmente baja en proteínas, así que deberás compensarla.

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