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Sauna y baño turco: los beneficios para tu salud y sus desventajas

Frecuente en los países nórdicos, los beneficios de los baños de calor pueden ser más de los que imaginamos, aunque hay letra pequeña

Sauna y baño turco: los beneficios para tu salud y sus desventajas

Una mujer en una sauna. | Freepik

Quizá España no sea un país demasiado de sauna. No digamos ya del famoso baño turco o hamman, pero lo cierto es que son dos costumbres muy arraigadas en otros países. Finlandia, por ejemplo, es la reina del mundo de la sauna, mientras que Turquía hace lo propio con sus baños, pero no son los únicos.

La terapia termal lleva entre nosotros cientos de años, utilizando agua caliente para diversos tratamientos, aunque la sauna difiere en forma y espacio. Sin embargo, cada vez es más fácil ver ambos conceptos dentro de spas, gimnasios u hoteles, donde este tipo de salas o estancias coincidan.

Aunque hay diferentes tipos, diferenciadas en cómo se genera el calor (combustión directa, eléctrico o a través de infrarrojos), sus beneficios potenciales son similares. Sin embargo, no todo son ventajas en estas estancias que, por regla general, suponen altas temperaturas y baja humedad.

No obstante, incluso vemos cómo también proliferan ciertos deportes como el bikram yoga o el hot yoga que se realizan en espacios con altas temperaturas y una elevada humedad ambiental. Una circunstancia similar a lo que sucede en un baño turco y que también conviene poner entre paréntesis para ver cómo de recomendable es.

Beneficios de la sauna y del baño turco

Una mujer se relaja en una sauna
La exposición a las saunas debe ser controlada en tiempo y temperatura. | Freepik

Utilizadas a menudo como elemento antiestrés, lo cierto es que en ciertas culturas —como la finlandesa—, la sauna también cumple una función social de reunión. Aptas para mejores y para adultos, este tipo de sauna siempre se han posicionado como una bendición para la salud pues ayudan a relajarnos, a limpiar ciertas impurezas e incluso se vinculan a la pérdida de peso, como ya explicamos en THE OBJECTIVE.

Por desgracia, algunas de estas ventajas hay que cogerlas con pinzas, pues no se puede asegurar que el uso de la sauna se vincule a adelgazar. Lo que sí sucede es que sudamos de más, pero ese sudor no está ‘fundiendo’ la grasa corporal, sino que nos deshidrata y nos hace perder líquidos. Por este motivo, siempre ha sido frecuente que los deportistas que necesitan bajar kilos rápidamente —como los boxeadores o los culturistas— se sometan a sesiones de sauna para ‘secarse’, aún a costa de solo perder líquidos.

Más relación sí tienen los tratamientos desintoxicadores, la propia relajación y ciertas virtudes cardiovasculares que se dan dentro de una sauna. Igualmente cogidos con pinzas, evidentemente. Una sauna no es un terreno recomendado para personas que tienen la tensión arterial baja, aunque sí hay algún estudio que vincula su uso con un menor riesgo de mortalidad por accidente cardiovascular. Aunque no se conoce el funcionamiento exacto por lo que esto sucede, sí queda patente que los pacientes con hipertensión se pueden beneficiar de su uso.

En ningún caso quiere decir que se sustituyan las terapias farmacológicos y las pautas de vida sana en favor de limitarse a la sauna, pero sí que podría ayudar. Lo mismo que puede suceder, gracias también a ese descenso de la presión arterial, del estrés en momentos puntuales.

Sauna sí, pero sin pasarse

Además, como es lógico, el tiempo de uso de la sauna debe ser moderado y alternarse con salidas del propio espacio para refrescarse y rehidratarse. Obvio también resulta mencionar que debe estar adaptada a nuestras circunstancias y que no debemos cometer locuras ni en temperatura, tiempo o grado de humedad.

Una mujer en una sauna
Se cree que hay ciertos beneficios a nivel dermatológico de su uso. | Freepik

Más allá de eso, hay otras virtudes que se asocian también al uso de la sauna. Ciertos estudios vinculan su uso, siempre cuando sea seca, con una reducción de la sintomatología de la psoriasis. Además, las saunas con cierto grado de humedad también permiten la eliminación de ciertas imperfecciones como puntos negros o espinillas, pero es a nivel estético.

Sin embargo, las personas asmáticas podrían beneficiarse de este tipo de saunas —con humedad—, pues permite mejorar la respiración a través de un ensanchamiento de las vías respiratorias. A ello hay que sumar también la reducción del estrés y de esa tensión arterial elevada, que confluirían en una mejor salud respiratoria.

Sus contraindicaciones

Una pareja en una sauna
Las personas con baja presión arterial no deben utilizarlas. | Freepik.

Ni mucho tiempo ni mucha temperatura y, por supuesto, no aptas para niños o personas que de por sí tengan la tensión arterial muy baja. En este caso, estas personas podrían sufrir lipotimias dentro de una sauna. Además, hay que recordar que los contrastes de frío y calor no son aptos para todos los públicos.

Por este motivo, debe tenerse cuidado al salir de la sauna y meterse en baños fríos, pues el contraste puede elevar de forma rápida la tensión arterial. A las precauciones debemos añadir la necesidad de mantenerse siempre hidratados. Por eso redundamos en que lo que ‘quemas’ en una sauna es agua, no grasa. Razón por la que la deshidratación suele ser muy habitual en ellas.

Motivo también que nos lleva a la importancia de no utilizarlas bajo los efectos del alcohol. Aparte de deshidratarnos, como ya hemos explicado en otras ocasiones, también supone una pérdida de consciencia. A ello se suma la bajada de la tensión arterial, por lo cual confluyen todos los casos evitables en el uso de saunas.

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