Alimentos y acné: lo que no debes comer para evitar estos granos y espinillas
Son muchos los factores que pueden favorecer la aparición del acné, pero no todos atacan a la vez ni se pueden corregir de manera exógena
El acné no es sólo un amargor juvenil de la adolescencia. No es una fase por la que necesariamente se vaya a pasar, pero quien lo pasa, suele capotearlo mal. Lo que sí es se sabe es que está especialmente vinculado a la juventud, aunque esto no signifique que sea un patrimonio exclusivo de la gente joven.
También se sabe, como explica la Academia Española de Dermatología y Venereología, que es una enfermedad en la que pueden coexistir varios factores. Nuestra genética influye, pero no está sola. Buena parte de la explicación de la aparición del acné está en las hormonas, así como en el aumento de las secreciones sebáceas o incluso en infecciones.
Sin embargo, lo que hoy nos ocupa a la hora de combatir el acné por factores exógenos es la dieta. No podemos frenar el dictado de nuestros genes. Tampoco podemos solucionar la revolución de nuestras hormonas ni tampoco es tan fácil controlar nuestras secreciones sebáceas o incluso por qué pensar que la ciencia aún no ha podido acabar con el acné, como ya te comentamos en THE OBJECTIVE.
Tipos de acné
Por suerte —o por desgracia— lo que comemos y cómo afecta al acné sí podemos controlarlo. En esencia, un cierto tipo de alimentos se vinculan (como aseguran varios estudios modernos) a la aparición o persistencia del acné. El resumen de la enfermedad, de sobra conocida, es un aumento de la producción de grasa y el consecuente taponamiento de los folículos pilosos de la piel (hiperqueratosis). Cuando esto sucede, comienzan a aparecer una serie de fenómenos, tanto inflamatorios como infecciosos, que son los que generan esas espinillas, granos y puntos negros, es decir, comedones abiertos y comedones cerrados.
En el caso del acné comedoniano los ‘granos’ son menos abundantes y la enfermedad menos severa; en fases más avanzadas o comprometidas, el tipo de acné difiere. Hablaríamos del papuloso y del pustuloso o de una combinación de ambos. Además existe también el acné quístico y el acné conglobata, ya mucho más severos
Alimentos y acné: lo que tu dieta puede hacer por tus granos
Aunque no estaba del todo claro la vinculación que la alimentación podía tener en el acné, lo cierto es que afecta. No se sabe en cuánto grado, pero sí que hay alimentos acneicos que favorecen su aparición. Eso no quiere decir que sean sólo producto de la dieta, sino que hay elementos concomitantes a la hora de entender la proliferación del acné.
Lo conveniente, como explican desde la AEDV, es que el diagnostico al paciente incluya una individualización total a la hora de tratar el acné. Esto también debe hacerse a nivel dietético, por lo que instan a que se compruebe si hay determinadas transgresiones alimentarias que puedan explicar el acné.
No minimizar la vinculación de la alimentación con esta enfermedad
Tradicionalmente se han vinculado a la aparición del acné el consumo de alimentos lácteos o alimentos muy ricos en azúcar. También se ha solido ver en el chocolate o en los frutos secos, además de en determinados hábitos como la masturbación como detonantes acneicos.
Sin embargo, determinados estudios sí han acabado comprobando qué hay de cierto o de mentira en determinados alimentos y su relación con el acné. No son siempre causales, sino que también hay elementos casuales y eso no significará que por quitar estos productos de la dieta el acné vaya a desaparecer, pero posiblemente ayuden a mermar su proliferación.
Se asocia habitualmente al acné la presencia de alimentos especialmente dulces o alimentos especialmente grasos, por lo que se pone el punto de mira en el azúcar, en los hidratos de carbono refinados y en los lácteos.
Casi todo se vincula de esta manera con alimentos que producen reacciones inflamatorias en el cuerpo y con alimentos con un alto contenido graso que invitarían a una mayor secreción sebácea, pero veremos qué hay de cierto en estas teorías.
Qué alimentos influyen
Con los hidratos de carbono refinados se explicaría la relación por sus efectos a la hora de elevar el azúcar en sangre (la glucemia) y los niveles de insulina. Se genera así una reacción en cadena donde ese azúcar pasa al torrente sanguíneo, los niveles de insulina crecen y, por esta mayor producción de insulina, las hormonas —como los andrógenos— o la del crecimiento también se vuelven más activas y por tanto permiten que las células de la piel crezcan más rápidamente y produzcan más sebo, como explican en este estudio.
Distinto es el caso de los productos lácteos, especialmente de la leche. Hay estudios que apuntan a que hay una relación entre el consumo de leche y el acné. Así lo prueba esta revisión científica, pero no se sabe a ciencia cierta la conexión entre causalidad y casualidad de ambos. En la mayoría de casos se apunta a dos relaciones. Por un lado, a una mayor producción de insulina. Por el otro, a una mayor actividad hepática en la secreción del factor de crecimiento insulínico tipo 1.
Más teorías apuntan también a otros alimentos a la hora de desarrollar acné. Sucede así con el chocolate, donde hay literatura médica que sostiene que un consumo elevado de chocolate iría asociado a un mayor grado de acné. Investigaciones recientes apuntan a que el chocolate favorecería el desarrollo de un desescamado de la capa más externa de la piel, lo cual posibilita la colonización bacteriana de estas desescamaciones. Aun así, no está determinado con seguridad que esta sea la interacción entre acné y chocolate.
Alergias, intolerancias e hipersensibilidades
Por último, en niveles mucho más generales, se suele vincular también la aparición del acné a determinadas intolerancias o hipersensibilidades alimentarias. Como sabemos, alergias, intolerancias o hipersensibilidades desencadenan a nivel inmunitario ciertas reacciones de defensa que suponen la aparición de fenómenos inflamatorios. Ya citamos que el acné es un problema crónico e inflamatorio. Por eso se podría encontrar de nuevo una vinculación en este caso, aunque de nuevo los nexos que lo unen no son demasiado fuertes.