'Slow games': qué son y cómo demuestran que hay otra forma (mejor) de jugar a videojuegos
Una nueva forma de videojuegos ha ido ganando fuerza para desterrar mitos sobre la velocidad o la ansiedad, dando pie a formatos más tranquilos
Y se hizo la calma. Después de espirales de trepidantes juegos de acción, el reposo llegó a las videoconsolas y a los ordenadores. Es el tiempo de los slow games o del slow gaming. Abren así la puerta a un ocio a base de videojuegos donde la experiencia y la recompensa son más pausados. Ejemplos como The Witness, Little Nightmares o Journey son sólo la punta del iceberg de una forma de jugar distinta.
Sin embargo, no es nueva ni entiende de edades. Juegos como Animal crossing, Terraria o A Short Hike llevan varios años en los catálogos de aquellos que buscan una forma de jugar ajena al estrés o al estímulo perpetuo. Algo que sucede muy frecuentemente en los shooters, en los deportivos o en los racing games.
Ansiedad, irritabilidad o estrés se asocian a menudo a la adicción a los videojuegos. Una pauta marcada por esta estimulación constante y la búsqueda de recompensas incitan al jugador a seguir en línea. De hecho, en otros casos se apunta a la gamificación como una herramienta para luchar contra la depresión. Algo de lo que ya te hablamos en THE OBJECTIVE.
Una realidad que ya ha aportado literatura médica previa, vinculando la adicción a los videojuegos con la salud mental. Es aquí precisamente donde los slow games entran. No son ni la panacea ni una forma de controlar la adicción. Tampoco son el remedio, pero sí pueden ser una alternativa. Especialmente para huir de un embarullado mundo de ruidos, color y frenesí que no son para todos los públicos.
En el lado contrario, sugerencias de slow gaming como las que AEVI (Asociación Española de Videojuegos) recomienda, para que jugar a videojuegos tenga, como también se ha bautizado, su parte zen.
Qué son los ‘slow games’
El cambio de chip llegó tras la pandemia. All los juegos tradicionales suponían un añadido a un período ya de por sí intenso o con altos índices de ansiedad. De esta manera, también como explican desde AEVI, surgieron alternativas para sobrellevar la situación. Algo que avalan con datos, donde situaban que un 30% de los jugadores sintieron que los videojuegos les ayudaron a reducir el estrés, la ansiedad y los sentimientos de aislamiento.
Son varios años en los que conceptos como slow games o zen games llevan popularizándose. Al menos en proporción a lo que se entendía dentro del videojuego clásico donde la velocidad de reacción y la toma de decisiones es mucho más inmediata. Todo lo contrario a lo que sucede en este tipo de juegos, con niveles de competitividad menores. También influye el hecho de que rara vez hay tiempo límite, como tampoco hay condiciones de victoria.
Además, suelen ser videojuegos que, aún formando parte de simulaciones, buscan mundos abiertos donde las experiencias interactivas y las oportunidades son mucho mayores. Se traslada a un escenario de calma y tranquilidad donde, por regla general, no se busca tanto el objetivo final sino el disfrutar de ese camino.
Otro tipo de estilo multijugador
Suelen ser videojuegos en los que además la interacción con otros usuarios es poca o nula. Más bien al contrario, ya que son videojuegos en modos de un solo jugador, aunque también abren la mano a que haya versiones multjugador que, sin embargo, no tienen por qué entrar en modos competitivos y sí asociativos.
De hecho, muchas veces no es cuestión sólo del juego, sino de verlo como la actitud del propio jugador, que es el que decide cómo tomarse el juego. Esto hace que incluso videojuegos que pueden tener una alta carga de acción e interacción sean más tranquilos. Ejemplos como Red Dead Redemption, un videojuego que mezcla mundo abierto, no linealidad, acción y aventura y shooter, se pueda jugar de una manera más pausada.
Juegos para todas las edades
La forma de entender los slow games también posibilitan que se abra el abanico de edad. No se trata de que sean juegos para niños o para adultos, sino de cómo enfocar el propio juego. Por este motivo, la temática del juego puede pasar a un segundo plano. Con ello se consigue expandir más el universo y el tipo de acción que el propio formato.
De hecho, se apunta a que este tipo de juegos contribuyen a la calma. Además de al simple hecho de disfrutar del juego y no tanto de sus objetivos. Razón por la que también se consideran un tipo de ocio más reflexivo, pues es necesario pensar el tipo de acción o su repercusión. Al contrario de los videojuegos tradicionales, donde la coordinación o los reflejos suelen ser los protagonistas.
Una realidad que repercute en que el juego pueda ser disfrutado en un rango de edad amplio. A través del slow gaming se avala la paciencia, la toma de decisiones o el trabajo colaborativo, frente al individualismo que puede caracterizar otros juegos. Además, se insiste en que no es una transmisión de violencia o agresividad, que sí son frecuentes en otro tipo de videojuegos.
Además, se trataría también de videojuegos que fomentan una mejor capacidad espacial, además de ciertos razonamientos numéricos. Prestar atención al detalle y no tanto a la inmediatez y al estímulo permitiría de esta manera fomentar tanto la memoria como la propia atención visual.