Cómo proteger tu próstata de cuatro sencillas maneras (y reducir el riesgo de cáncer)
Hay varios caminos por los cuáles reducir el riesgo de cáncer de próstata y todos están al alcance de la mano
Con mucha distancia, el cáncer de próstata es el que más afecta a los hombres españoles. Incluso por delante de los cánceres colorrectales, de pulmón y de vejiga. Una realidad a la que se puede combatir, siendo conscientes de que se puede proteger a la próstata. Aunque es cierto que el índice de diagnosis en los primeros estadios es alto y que, además, no tiene los niveles de letalidad de otros cánceres, no deja de ser relevante comprender cómo se puede intentar evitar.
Lo cierto, explica un estudio estadounidense publicado en la revista científica Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, es que al cáncer de próstata se le puede poner cierto coto. También es cierto que tiene un componente genético evidente. Sin embargo, esta investigación aportó un dato esclarecedor: los hombres con sobrepeso tenían hasta un 54% más de probabilidades de desarrollar cáncer de próstata.
No es un dato que pueda sorprender, evidentemente. Son muchos los estudios que vinculan el sobrepeso a mayores riesgos de muerte prematura, incluyendo el cáncer. Por eso, conviene también poner sobre la mesa un estudio del Journal of the American Medical Association. Llevado a cabo por la Universidad de Harvard, el estudio investigaba el riesgo de cáncer y su relación con el estilo de vida. La conclusión del informe —tanto en hombres como en mujeres— es que las personas que llevaban buenos hábitos de vida presentaban menores ratios de cáncer.
También, en el caso de los hombres, hasta un tercio de ellos aumentaría las posibilidades de superar el cáncer y hasta un 44% de ellos reduciría el riesgo de no morir por él. Números relevantes que, trasladados al primer cáncer por incidencia en el caso del hombre, merece la pena revisar y saber cómo podemos proteger nuestra próstata.
Entendiendo la próstata: para qué sirve
Fundamental en el organismo del hombre, puede que la próstata pase desapercibida en nuestra vida hasta que no empiece a darnos problemas. Será ya en la madurez cuando esta glándula, apenas del tamaño de una avellana, comience a no funcionar como debe. Ubicada delante del recto y en la base de la vejiga, su labor principal es impulsar el líquido que será expulsado de la uretra durante la eyaculación. Razón por la que la próstata, entre otras misiones, es fundamental para la procreación.
Sin embargo, a medida que envejecemos, la próstata se va engrosando. De hecho, este aumento se conoce como hiperplasia benigna de próstata y, aunque no supone riesgos para la salud, sí puede implicar ciertos problemas. Entre los más corrientes, la obstrucción de la uretra y un descenso de funcionalidad en la vejiga. Haciendo que ir al baño sea incómodo, lento y, en ocasiones, doloroso.
Los enemigos de la próstata
No se va a descubrir la pólvora si tenemos claro que hacer deporte, comer sano y evitar tóxicos nos vendrá bien. También limitar la exposición a la contaminación ambiental y dormir mejor nos harán mucho bien. Realidades profusamente contrastadas como sucede en esta revisión que vincula el consumo de tabaco y el riesgo de cáncer de próstata. También el estudio que lo relaciona con el consumo de alcohol, incluso desde cantidades muy bajas.
También que el sobrepeso está fuertemente ligado a un mayor desarrollo de cáncer de próstata. Esto se debe a que la grasa y los tejidos adiposos que rodean a la próstata no solo favorecen el desarrollo, sino también a su agresividad, como indica este estudio.
Por este motivo, tanto los hábitos tóxicos como el sobrepeso jugarían en contra de la próstata. Algo que también sucede con el estrés oxidativo, otro de los factores que puede favorecer el desarrollo del cáncer de próstata. Por eso, también conviene saber cuándo nuestra próstata empieza a dar problemas, independientemente de la edad.
Entre las claves para saber que algo pasa suele haber pistas que obtenemos en la micción. Si nos cuesta orinar o sentimos la sensación de que la vejiga no se ha vaciado por completo puede ser un síntoma. También cierta debilidad en la potencia, así como dolor en la uretra cuando lo hacemos. Malestar que, además, también se pueden trasladar a otros campos como la dificultad de mantener erecciones, de eyacular o una menor libido y desempeño sexual.
Cómo proteger la próstata
Como es evidente, si empezamos a hacer deporte nuestra próstata —y todo nuestro cuerpo— lo va a agradecer. No hace falta volverse locos, especialmente a partir de una edad, donde empezar a hacer un ejercicio de intensidad moderada nos vendrá bien. Hablamos de unos 150 minutos a la semana (mejor si pueden ser algunos más) y que se pueden alcanzar con caminatas rápidas, running o entrenamiento de fuerza.
Cuando se combina el ejercicio con un peso corporal controlado, mejoramos nuestra sensibilidad a la insulina y así también reducimos el riesgo de diabetes. Enfermedad que, por cierto, también se vincula al desarrollo del cáncer de próstata.
También, no menos evidente, es que una dieta equilibrada puede ser otra de nuestras aliadas para proteger la próstata. Para este caso como ha mencionado en varias ocasiones la OMS, es relevante prescindir de alimentos procesados. En ellos se suelen mencionar las carnes rojas y determinados preparados como salchichas, beicon y similares. un mismo sentido, una dieta vegetariana sería un buen camino para proteger la próstata. Citando con especial predilección el consumo de tomate —en fresco o en salsas— como un buen protector.
Otra de las sorpresas llega en forma de vitamina. Concretamente de la vitamina D, de la cual somos deficitarios en España —a pesar de ser un país con muchas horas de sol—. De esta paradoja ya te hablamos en THE OBJECTIVE, pero ahora nos viene bien para explicar que esta vitamina (que se puede obtener de la exposición solar), limitaría los riesgos del cáncer de próstata, tal y como indican en este estudio.
Más sexo (o, al menos, más eyaculaciones)
Por último, aunque no es sorprendente, es que una buena salud sexual puede favorecer a nuestra próstata, protegerla y reducir la incidencia del cáncer. Son muchos los estudios que han relacionado la reducción de las probabilidades del cáncer de próstata con el número de eyaculaciones, siendo uno de los más referenciados este que publicó el Journal of the American Medical Association.
En él se apuntaba que los hombres que eyaculaban más de 21 veces al mes tenían hasta un 33% menos de riesgo de cáncer de próstata que los que apenas eyaculaban entre cuatro y siete veces mensuales. Aunque se desconoce el mecanismo por el que esto sucede, las teorías apuntan a que, al no eyacular, el fluido seminal que se acumula en la próstata comienza a experimentar cambios oxidativos que pueden repercutir en la próstata.