Di sí al mejillón de Galicia: es barato, sano y una de las mejores fuentes de proteínas posibles
Bueno, bonito y barato, es un marisco perfecto para esta época del año en los tres sentidos
Convertida la proteína en caballo de batalla de la nueva nutrición, donde cada vez más somos conscientes de su importancia, este macronutriente ha copado portadas e investigaciones sin parar en la última década. Una realidad que, además, ha ido creciendo en búsquedas a medida que la sociedad española ha ido comprobando los beneficios de este macronutriente que se encuentra en carnes, pescados y mariscos como el mejillón, además de en ciertos vegetales como las legumbres y los frutos secos.
De moda también por el auge de los gimnasios y la cada vez mayor presencia de las suplementaciones, la demanda de las proteínas de alto valor biológico sigue in crescendo. Como ya explicamos en THE OBJECTIVE, el alto valor biológico viene dado por la presencia en ellas de todos los aminoácidos esenciales. Algo que sí sucede en las proteínas de origen animal, por contraposición a lo que ocurre en las de origen vegetal.
Esto no quiere decir que las segundas, incluso en dietas veganas, sean de peor calidad. Pero sí que, a través de la dieta, deberán adquirirse otros aminoácidos esenciales. Un problema que, por ejemplo, no tiene nuestro protagonista de hoy: el mejillón de Galicia. En una época del año especialmente cara —como es el mes de diciembre—, el mejillón es una ingrediente bueno, bonito y barato al que aferrarse en la búsqueda de proteínas.
De fácil acceso en los mercados todo el año, debido a su cría natural en bateas, el mejillón de Galicia es una forma muy asequible y versátil de consumir proteínas. Además, no sólo es un alimento rico en este macronutriente, sino que también tiene numerosos micronutrientes que también importan.
Los beneficios nutricionales del mejillón de Galicia
Con una reciente protección oficial con la DOP Mejillón de Galicia, una marca de calidad que garantiza su trazabilidad desde el origen hasta el punto de venta, este marisco popular y accesible no es sólo un festival de proteínas. Con un 10% de proteína por cada 100 gramos de producto limpio, el mejillón es, además de nutritivo, versátil.
Fácil de utilizar en snacks y aperitivos bajos en calorías, su uso en cocina está más que arraigado en nuestro país. Bastarán recetas como los mejillones al vapor o a la marinera para dar cuenta de ellos. Sin embargo, no es sólo un producto culinariamente interesante y ecológicamente sostenible: también es una herramienta nutricional de primer orden.
En este sentido, cabe recordar que, como sucede con los mariscos, es un elemento bajo en calorías. Apenas dos gramos por cada 100 gramos de producto comestible, de las cuales la mayor parte son insaturadas. Es por esto que, además, sus ácidos grasos son del tipo omega-3. No abundan las grasas en el mejillón, pero al menos también sabemos que son de calidad.
Una fuente natural de minerales
En un sentido parecido, hay determinados minerales que también dan la cara si hablamos de mejillón de Galicia. Es el caso del hierro, del selenio, del yodo y del fósforo, tres elementos fundamentales para nuestro correcto desarrollo. De hecho, si hablamos de hierro, el mejillón es un buen aliado para combatir la anemia ferropénica. Por cada 100 gramos de producto comestible, el mejillón aportaría casi la mitad de la dosis diaria recomendada de este mineral. Cifra que, incluso en el caso del selenio, supondría hasta el 75% de esta cantidad que se aconseja al día. Guarismos similares a los que implica su porte en yodo y fósforo.
Como contrapartida, aunque no en el mismo nivel que otros mariscos, hay que recordar que el mejillón eleva el ácido úrico. No tanto como sucede con las gambas, las cigalas u otros crustáceos, pero sí lo aumenta. Motivo por el que las personas con hiperuricemia o gota deberían minimizar su consumo.
El camino del hierro del mejillón
Aparte de la buena cantidad de proteínas que supone, la otra gran baza del mejillón llega por los minerales. Es por esto que su consumo, independientemente de la edad, está más que recomendado. Hablamos de 4,5 miligramos por cada 100 gramos de producto comestible. Una cantidad más que significativa, pues representa casi el 50% de la dosis diaria recomendada por persona, tal como advierte la OMS.
Un guarismo que supone más hierro que el que tienen otros alimentos como las carnes. Independientemente de que sean blancas o rojas, y que sólo superan elementos como la casquería, destacando en este caso el hígado. No obstante, la facilidad de consumo del mejillón de Galicia, además de su mayor digestibilidad —en comparación con las carnes— lo hacen idóneo. Sin embargo, tiene un perfil nutricional muy parecido a otros mariscos de concha.
Es lo que sucedería también con almejas, berberechos o navajas. Por contra, la realidad de esos tres moluscos es muy distinta a nivel económico en comparación con el mejillón. Mientras que es fácil encontrar el mejillón fresco a precios verdaderamente baratos, en los otros tres ejemplos la afectación al monedero cambia. Por este motivo, tanto la disponibilidad como el acceso al mejillón de Galicia es infinitamente superior.
La letra pequeña de su cocinado y consumo
La única precaución que se debe tener con el mejillón, aparte del ácido úrico, es que debe estar bien cocinado y que las recetas que preparemos no eleven la cantidad de grasa o las calorías de manera disparatada. Por esta razón, las recetas más amables y fáciles siempre serán los mejillones al vapor, los cuales se convierten en un snack muy poco calórico. No obstante, también se debe extremar la precaución con los mejillones en escabeche, pues aumentan tanto las calorías como el porcentaje de sodio.