Usar gafas se relaciona con tener mayores ingresos: sociología de la salud visual
Los defectos de la visión pueden limitar el acceso laboral de las personas con bajos ingresos
Puede parecer que usar gafas es un tema menor. No lo es, evidentemente. Convertidas en el día a día de millones de personas de todo el mundo, dar por sentado que el acceso a un elemento tan común en las sociedades occidentales tiene el mismo reflejo en países menos desarrollado es un error.
Tanto que abundan los estudios e investigaciones que apuntan a cómo el uso de gafas repercute, mucho más allá de la calidad de la vista. Incluso para llegar al extremo que hay estudios que corroboran que el uso de gafas puede suponer aumentar los ingresos de las personas que las usan.
Puede parecer una afirmación muy osada, pero es la conclusión a la que ha llegado un trabajo realizado con trabajadores de Bangladés. Para su realización se eligieron a algo más de 800 trabajadores rurales en labores que exigían una gran atención al detalle. En este sentido, el grupo de estudio conformado por hombres y mujeres entre 35 y 65 años y se dedicaba a profesiones en los que la minuciosidad es fundamental como recolectores de té, costureras y tejedoras. Por ello, se eligió una cohorte de personas donde la presbicia ya había hecho acto de aparición y que podía resultar un impedimento profesional.
De manera aleatoria se dio gafas de lectura a la mitad del grupo, mientras que el otro 50% permanecía sin ellas. Los resultados, esclarecedores, demostraron algo que se podía intuir pero no demostrar: usar gafas aumentó los ingresos de quien las llevaba. Pasados ocho meses, los investigadores comprobaron que los usuarios de gafas presentaban un ingreso medio mensual de 47 dólares, un 33% de lo que recibieron de media los que no las utilizaron, que se quedaban en 35,30 dólares.
Usar gafas: una cuestión de salud y una cuestión de dinero
El dato, no necesariamente extrapolable, es alentador. Tampoco, insistimos, es la primera vez que se correlacionan los ingresos con la salud visual. No es una cuestión menor. La miopía tiene visos de epidemia. Actualmente, las cifras de prevalencia de este defecto de refracción se sitúa en torno al 30% de la población mundial, como ya contamos en THE OBJECTIVE.
Una cantidad que se estima aumentará para el año 2050, donde alrededor del 50% de la población mundial sea miope. No es una cuestión baladí. Quizá en países desarrollados resulte muy evidente encontrar soluciones para corregir la miopía y los defectos de refracción. Lejos de aquí, lo cierto es el acceso a algo tan elemental como un par de gafas no es lo más habitual.
No faltan estudios que aportan datos que correlacionan los ingresos y la salud visual. La generación de oportunidades escolares y laborales vinculadas a la miopía existen. También las que avalan que el fracaso escolar puede estar íntimamente relacionado con los defectos de refracción. Se singulariza en la miopía por ser el más abundante y porque su aparición, que complica la visión de objetos lejanos, es la que más afectaría en este sentido dentro de las aulas.
De hecho, esta patología invisible ha sido profusamente analizada para comprobar que los problemas de visión son problemas de salud pública. Ya no se sostiene solo que se trate de una cuestión de bienestar a corto plazo, sino de cómo repercute a futuro en las personas que dependen de las gafas. Algo que demuestra también esta investigación californiana donde se surtió de gafas gratis a alumnos de primaria de diversas minorías. El resultado, alentador, demostró que un grupo de escolares de Los Ángeles mejoró sus resultados académicos con el uso de las gafas.
Desde la educación primaria al mercado laboral
Se puede generar un efecto de bola de nieve que, como indicamos, pueda suponer arrastrar la pobreza o los bajos recursos. El menor que no tenga acceso a gafas tendrá menos posibilidades de desarrollo académico, lo que también repercutirá en sus ingresos en la edad adulta.
De este modo, el no tener acceso a gafas graduadas podría volver a ser un factor de discriminación, especialmente racial. Las investigaciones en Estados Unidos que lo afirman son sólidas y abundantes. En hogares con bajos ingresos, la corrección de los defectos de refracción pasa a un evidente segundo plano. No obstante, eso mantendría la pervivencia de un círculo vicioso que cerraría o, cuanto menos, limitaría el acceso a educaciones superiores y, por tanto, a salarios más elevados, a las clases más bajas de la sociedad. Algo que también plasma esta investigación británica sobre usar gafas.
Lógicamente se trata de una causa más, no pudiéndose establecer una correlación única y directa de los defectos de la refracción con los bajos ingresos o con el fracaso escolar. Sí existe casualidad, pero no necesariamente causalidad. Por eso también es relevante comprobar que sí, aunque la palabra suene gruesa, la miopía tiene tintes de epidemia. Los problemas para establecer la valoración respecto a tiempos pasados está en la falta de trabajos previos, así como el poco diagnóstico que podía haber de ella.
La miopía: un arma de doble filo en términos educativos
Aún así, hay trabajos interesantes que apuntan a cómo atajar la miopía debería ser una razón de salud pública. Si bien es cierto que hay estudios realizados en Europa, como este de Dinamarca, que apunta a que no hay un mayor aumento de la prevalencia de la miopía en 140 años, sí advierten de que en otras zonas del mundo sí se ha producido. Además, hay un factor especialmente relevante que atañe a las sociedades más desarrolladas. Aquí es donde encontramos que el uso de gafas, además, se asocia a mayores niveles de renta.
En este sentido, un metaanálisis titulado The Complications of Myopia: A Review and Meta-Analysis publicado en Investigative Ophthalmology & Visual Science apunta a los riegos para la salud de la baja y moderada miopía, además de la miopía magna. Relación que, como vemos se suma a otra realidad a nivel educativo. Es lo que considera otro gran estudio donde se cita que la miopía aumenta a medida que también crece el nivel educativo. No obstante, lo que recuerdan es que la educación superior parece más un factor aditivo que explicativo. En cualquier caso, se trata de una espada de Damocles que vincula el uso de gafas con ganar más dinero.