La hierba que ayuda a reducir los dolores de artrosis, según un estudio
Factores como el envejecimiento, lesiones o predisposiciones genéticas pueden desencadenar un gran desgaste
Un médico en consulta | Cnava
La artrosis es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, y solo en España, se estima que alrededor de siete millones de personas la padecen.
Esta enfermedad reumática afecta las articulaciones, provocando dolor, rigidez y una notable pérdida de movilidad.
La artrosis se produce cuando el cartílago que recubre los extremos de los huesos se desgasta, lo que lleva al contacto directo entre los huesos, generando fricción y malestar.
Factores como el envejecimiento, lesiones previas o predisposiciones genéticas pueden desencadenar este desgaste progresivo.
Para quienes sufren de artrosis, la alimentación desempeña un papel clave en el manejo del dolor y la inflamación. Algunos alimentos poseen propiedades que pueden aliviar los síntomas de esta enfermedad. Y es que entre estos alimentos, destaca una hierba muy común en la cocina mediterránea: el orégano.
¿Qué aporta el orégano a la artrosis?
El orégano no solo es una especia popular por su aroma y sabor distintivo, sino que también es conocido por sus propiedades antiinflamatorias y medicinales.
Según diversas investigaciones, el orégano contiene un compuesto activo llamado betacariofilina (E-BCP), que actúa positivamente en la reducción de los dolores y la inflamación asociados con la artrosis.
Investigadores de la Universidad de Bonn (Alemania) y la Escuela Politécnica Federal de Zurich (Suiza) han destacado los beneficios del E-BCP, subrayando su eficacia en el tratamiento preventivo de los dolores articulares.
Este compuesto actúa en los receptores cannabinoides del cuerpo, lo que provoca un efecto antiinflamatorio natural que puede aliviar las molestias provocadas por la artrosis.
¿Qué otros beneficios tiene para la salud?
Además de su efecto sobre la artrosis, el orégano contiene otros componentes beneficiosos para la salud. Entre ellos se encuentra el carvacrol, una sustancia presente en el aceite de orégano que tiene propiedades antimicrobianas y antivirales.
De hecho, estudios publicados en la revista Journal of Applied Microbiology han demostrado que el carvacrol es capaz de combatir patógenos como el norovirus, descomponiendo su resistente capa externa.
Pero los beneficios del orégano no se limitan a la artrosis. Y es que su aceite también ha mostrado ser efectivo como analgésico y antiinflamatorio para otros dolores, como los de muelas.
Solo unas gotas de aceite de orégano aplicadas en la zona afectada pueden aliviar el dolor y tratar posibles infecciones, aunque se recomienda siempre consultar con un profesional de la salud antes de su uso.
¿Cómo incorporar el orégano en la dieta?
Para aprovechar los beneficios del orégano, se puede incluir de diversas formas en la dieta diaria. Como especia, es perfecto para aderezar ensaladas, sopas, pastas o carnes, aportando un sabor aromático y lleno de beneficios.
También se puede usar en forma de aceite esencial, aunque este último debe ser utilizado con precaución y preferiblemente bajo recomendación médica, ya que es altamente concentrado.
Un tratamiento natural para el dolor de artrosis
Aunque el orégano no puede curar la artrosis, su capacidad para reducir la inflamación y el dolor lo convierte en un valioso complemento natural para aquellos que buscan aliviar los síntomas de esta enfermedad.
Este beneficio se debe a sus potentes propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, que actúan reduciendo el estrés oxidativo en las articulaciones afectadas, un factor clave en el avance de la artrosis.
Además, el orégano contiene ácidos fenólicos y flavonoides que ayudan a neutralizar los radicales libres, compuestos dañinos que contribuyen al deterioro del cartílago.
Estas sustancias no solo favorecen la protección del tejido articular, sino que también mejoran la respuesta inmunológica del cuerpo, lo que puede ralentizar el progreso de la enfermedad.
El consumo de orégano, combinado con una dieta equilibrada rica en alimentos antiinflamatorios como pescados grasos, frutas, verduras, nueces y semillas, puede amplificar los efectos beneficiosos en la reducción del dolor y la inflamación.
Además, los ejercicios suaves, como el yoga o la natación, que mantienen la movilidad articular, pueden complementar su uso.
