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Cómo mejorar la mala circulación de tus piernas: cuatro maneras de hacerlo en casa

Dar por supuesto que es un peaje que se paga con la edad es un error que no deberíamos cometer

Cómo mejorar la mala circulación de tus piernas: cuatro maneras de hacerlo en casa

Una mujer tumbada sobre un sofá. | ©Freepik.

La mala circulación en las piernas es un problema común que afecta a personas de diferentes edades y estilos de vida. Suele estar relacionada con el sedentarismo, el envejecimiento, los cambios hormonales, una dieta poco equilibrada o incluso con las variaciones climatológicas, como el frío extremo o el calor sofocante. Por eso, mejorar la mala circulación de las piernas debería ser más importante de lo que creemos. Además, conviene tener claro que la juventud o, incluso, hacer deporte de manera habitual, no nos exime de este riesgo.

Estas condiciones afectan el flujo sanguíneo y hacen que la sangre no circule de manera eficiente, lo que puede generar molestias como pesadez, hinchazón o incluso problemas de salud más serios. Afortunadamente, este es un problema que se puede prevenir y mejorar con hábitos sencillos. No obstante, cabe recordar que a medida que envejezcamos, ponerle remedio puede ser bastante más complicado.

Una circulación deficiente en las piernas no solo es incómoda, sino que también puede convertirse en un problema de salud. Cuando el flujo sanguíneo no es óptimo, las venas tienen dificultades para devolver la sangre al corazón. Esto puede llevar a la acumulación de líquidos, aparición de varices, y en casos más graves, a la formación de coágulos. Además, una mala circulación prolongada puede derivar en úlceras varicosas, especialmente en personas mayores o con enfermedades como la diabetes.

Por qué debe importarte la mala circulación de tus piernas

Los factores que predisponen a la mala circulación son variados. El sedentarismo, pasar muchas horas sentado o de pie, el sobrepeso y los hábitos poco saludables como fumar o una dieta rica en sal y grasas, son algunas de las principales causas. Además, las mujeres suelen ser más susceptibles debido a los cambios hormonales asociados al embarazo, el uso de anticonceptivos o la menopausia. La edad también juega un papel importante, ya que los vasos sanguíneos pierden elasticidad con el tiempo. Algo que también explican desde Podoactiva.

Los síntomas más comunes de una mala circulación en las piernas son pesadez, calambres, sensación de hormigueo o frío en los pies, hinchazón en los tobillos y la presencia de venas dilatadas. Síntomas, como pasa con los edemas, de los que hemos hablado en ocasiones en THE OBJECTIVE. Estos signos no deben ser ignorados, ya que tratar el problema a tiempo puede evitar complicaciones mayores y mejorar significativamente la calidad de vida.

Cuatro maneras de mejorar la mala circulación de las piernas

Existen formas sencillas y efectivas para mejorar la circulación en casa sin necesidad de invertir en tratamientos costosos. El movimiento es clave, y lo mejor es que no necesitas un gimnasio para poner en práctica estos ejercicios. Caminar es una de las actividades más sencillas y eficaces para estimular la circulación. Si no tienes tiempo para salir a dar un paseo, intenta caminar dentro de casa durante cinco o diez minutos cada hora, especialmente si trabajas sentado. Subir escaleras también es una excelente manera de activar las piernas y mejorar el retorno venoso.

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Realizar ejercicios domésticos de elevación de piernas puede contribuir a mejorar la circulación. ©Freepik.

También levantar las piernas es una técnica efectiva para reducir la hinchazón y mejorar el flujo sanguíneo. Acuéstate en el sofá o en la cama y coloca las piernas sobre cojines, procurando que queden a una altura superior al nivel del corazón. Mantén esta posición durante 15 minutos, al menos dos veces al día, para notar una mejoría.

Por su parte, los estiramientos son ideales para activar la circulación. Puedes probar movimientos como el de punta-talón, donde alternas el apoyo del talón y la punta de los pies mientras estás sentado. También es útil realizar círculos con los tobillos o estirar las piernas hacia adelante mientras flexionas y apuntas los dedos.

A todo ello se pueden sumar los masajes en las piernas, especialmente si los haces con movimientos ascendentes desde los tobillos hacia las rodillas, ayudan a activar el flujo sanguíneo. También es recomendable aplicar duchas de agua fría y caliente de manera alterna sobre las piernas. Este contraste de temperaturas mejora la elasticidad de las venas y estimula la circulación.

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