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Cuatro hábitos que dañan tu digestión: lo que no debes hacer, según la experta Wellness

La forma en que llevamos a cabo nuestras comidas puede tener un impacto sorprendente en nuestro bienestar general

Cuatro hábitos que dañan tu digestión: lo que no debes hacer, según la experta Wellness

Digestión | Canva

Aunque solemos centrarnos en los alimentos que consumimos, pequeños detalles en nuestra rutina diaria podrían estar obstaculizando el buen funcionamiento de nuestro sistema digestivo. Identificar y ajustar estos hábitos es clave para sentirnos mejor y evitar molestias innecesarias.

¿Cuándo y cómo se produce la digestión?

La digestión comienza desde el momento en que la comida entra en nuestra boca. Al masticar, los dientes descomponen físicamente los alimentos en partículas más pequeñas, mientras que la saliva, cargada de enzimas como la amilasa, inicia el proceso químico de descomposición de los carbohidratos. Este primer paso es crucial, ya que prepara los alimentos para su tránsito hacia el sistema digestivo.

Una vez que los alimentos son tragados, pasan por el esófago y llegan al estómago. Aquí, los jugos gástricos, compuestos principalmente por ácido clorhídrico y enzimas como la pepsina, descomponen las proteínas en moléculas más simples.

En este punto, la digestión química se intensifica, y el bolo alimenticio se transforma en una sustancia líquida llamada quimo, lista para pasar al intestino delgado.

En el intestino delgado ocurre la mayor parte de la digestión y absorción de nutrientes. Los jugos pancreáticos y la bilis, producida por el hígado, se vierten en el intestino para continuar descomponiendo grasas, proteínas y carbohidratos.

Las paredes del intestino, cubiertas por millones de vellosidades, absorben los nutrientes y los transportan al torrente sanguíneo para ser distribuidos por el cuerpo.

Finalmente, los restos no digeridos llegan al intestino grueso, donde el agua y las sales son reabsorbidas, formando las heces.

Este proceso finaliza con la eliminación de los desechos a través del recto. La digestión, un proceso que puede durar entre 24 y 72 horas, depende de la interacción coordinada de múltiples órganos y sustancias químicas para extraer la energía y los nutrientes necesarios para el cuerpo.

La importancia de los hábitos para una buena digestión

¿Qué hábitos hay que intentar no volver a repetir?

La digestión es un proceso esencial para el bienestar, pero muchas veces no prestamos atención a los hábitos que pueden afectarla.

La experta en bienestar Marce Wellness señala cuatro prácticas comunes que pueden perjudicar nuestra salud digestiva, y ofrece consejos prácticos para mejorarlas.

1. No masticar correctamente los alimentos

La digestión comienza en la boca. La saliva contiene enzimas que inician la descomposición de los alimentos, facilitando el trabajo del estómago e intestinos. Si no masticas bien, estás dejando que tu sistema digestivo haga un esfuerzo extra.

Mastica cada bocado hasta que alcance una textura similar a un puré de patatas. Este hábito no solo mejora la digestión, sino que también te ayuda a disfrutar más los sabores de los alimentos.

2. Comer bajo estrés o con pensamientos negativos

El estado mental influye directamente en cómo tu cuerpo procesa los alimentos. Comer con prisa, sin atención o con juicios negativos sobre lo que consumes puede activar una respuesta de estrés en el cuerpo, afectando el flujo digestivo y causando molestias como hinchazón o malestar estomacal.

Antes de empezar a comer, respira profundamente varias veces para relajarte. Practica la gratitud por la comida, reflexionando sobre su origen y el beneficio que aporta a tu cuerpo. Este enfoque incluso puede transformar cómo te sientes al comer indulgencias como la pizza.

3. Tener una mala postura al comer

La forma en que te sientas durante las comidas tiene un impacto significativo en tu digestión. Encorvarse puede comprimir los intestinos, agravar el reflujo ácido y causar hinchazón.

Siéntate erguido con los pies apoyados en el suelo. Una postura adecuada favorece el movimiento natural del sistema digestivo y evita molestias.

4. Beber demasiados líquidos durante las comidas

Aunque beber agua mientras comes no es malo en sí, hacerlo en exceso puede diluir los jugos gástricos necesarios para una digestión eficiente, lo que puede causar inflamación y gases.

Distribuye la ingesta de líquidos de manera uniforme a lo largo del día. Durante las comidas, bebe solo pequeños sorbos para mantener el equilibrio.

El granc onsejo de Marce Wellness

Marce Wellness enfatiza que no solo debemos preocuparnos por lo que comemos, sino también por cómo lo hacemos. Comer con atención plena, sin distracciones y adoptando hábitos saludables puede transformar tu experiencia alimentaria y proteger tu sistema digestivo.

Incorporar estos pequeños cambios en tu rutina diaria puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes después de cada comida. Recuerda: una digestión saludable no solo beneficia a tu cuerpo, sino también a tu mente.

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