¿Cuáles son los verdaderos peligros de la dieta recorte?
Una de las modas más virales en redes sociales ha ganado especial notoriedad, prometiendo resultados rápidos

Una mujer midiendose | Canva
En el mundo actual, donde las redes sociales dictan tendencias en moda, belleza y estilo de vida, las dietas para adelgazar no se quedan atrás.
TikTok, en particular, se ha convertido en una plataforma clave para la popularización de métodos rápidos para perder peso.
Una de las últimas modas es la «dieta de recorte», un régimen que, aunque prometedor en apariencia, encierra serios riesgos para la salud física y mental.
¿Qué es la dieta de recorte?
La dieta de recorte se basa en un principio aparentemente sencillo: reducir entre 500 y 1000 calorías de la ingesta diaria recomendada mientras se realiza ejercicio físico de alta intensidad, como rutinas HIIT (entrenamiento interválico de alta intensidad). Este enfoque promete resultados rápidos en la pérdida de peso, lo que la ha convertido en una tendencia viral.
Sin embargo, esta estrategia de adelgazamiento extremo no considera aspectos esenciales de la salud, como las necesidades nutricionales específicas de cada persona, su estado físico o el impacto psicológico de tales restricciones alimenticias.
¿Cuáles son los riesgos de esta dieta viral en TikTok?
Aunque pueda parecer efectiva a corto plazo, la dieta de recorte tiene peligros significativos:
- Fatiga y deficiencias nutricionales: la reducción extrema de calorías puede llevar a un déficit de vitaminas y minerales esenciales, causando cansancio crónico, caída del cabello, problemas de piel y debilitamiento del sistema inmunológico.
- Impacto psicológico: laura Gutiérrez, psicóloga especializada en trastornos alimenticios, señala que estas dietas pueden generar ansiedad, obsesión con la comida y, en casos graves, desencadenar trastornos como la anorexia o la bulimia.
- Pérdida de masa muscular: según el nutricionista Pedro Martín, reducir drásticamente las calorías puede hacer que el cuerpo utilice tejido muscular como fuente de energía, debilitando el organismo.
- Desaceleración del metabolismo: como explicó el endocrino José Rodríguez, el cuerpo puede entrar en un estado de «alerta» ante la falta de energía, ralentizando el metabolismo y dificultando la quema de calorías en el futuro.
- Efecto rebote: muchas personas recuperan rápidamente el peso perdido, e incluso ganan más, al volver a una dieta normal, generando frustración y desmotivación.
La importancia de un enfoque profesional
El principal error de estas dietas es la falta de personalización y supervisión profesional. Cada persona tiene necesidades calóricas, niveles de actividad y objetivos únicos que deben ser evaluados por un experto en nutrición o medicina.

Además, ignorar el bienestar mental en el proceso de pérdida de peso puede no solo agravar los problemas psicológicos asociados con la imagen corporal, como la baja autoestima o la insatisfacción con el propio cuerpo, sino también desencadenar o exacerbar trastornos de la conducta alimentaria.
La presión por alcanzar resultados rápidos puede generar estrés crónico, ansiedad y sentimientos de fracaso, especialmente cuando no se logran las metas esperadas.
Este enfoque descuidado también puede afectar la relación emocional con la comida, promoviendo patrones alimentarios restrictivos o compulsivos que son perjudiciales para la salud mental y física a largo plazo.
Por ello, es fundamental adoptar una perspectiva integral que valore tanto el cuerpo como la mente en cualquier plan de pérdida de peso.
Alternativas saludables a la dieta de recorte
En lugar de seguir modas virales, se recomienda adoptar estrategias sostenibles y equilibradas para perder peso, como:
- Dieta balanceada: incorporar alimentos ricos en nutrientes como frutas, verduras, proteínas magras, grasas saludables y carbohidratos integrales.
- Actividad física regular: combinar ejercicios aeróbicos con entrenamiento de fuerza para mejorar la composición corporal sin comprometer la salud.
- Técnicas de mindfulness: practicar la atención plena para reducir la ansiedad relacionada con la comida y evitar comer de manera emocional.
- Consulta con especialistas: trabajar con nutricionistas y psicólogos para establecer metas realistas y adaptadas a las necesidades individuales.