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¿El calor acelera el envejecimiento? Lo que dice la ciencia sobre las temperaturas extremas

Unos cuantos grados de más durante más tiempo de la cuenta podrían interferir en tu envejecimiento celular

¿El calor acelera el envejecimiento? Lo que dice la ciencia sobre las temperaturas extremas

Un hombre acalorado en un parque. | Freepik

Hablar de cambio climático es una constante en las últimas décadas y de cómo puede afectar a la vida tal y como la conocemos. Lo evidente es que no solo altera patrones meteorológicos, como temperaturas y precipitaciones. O que prolongue estaciones secas o húmedas y amplifique eventos climáticos extremos. Algunas de estas alteraciones impactan en numerosos ámbitos de la vida, desde la seguridad alimentaria hasta la salud humana, generando un entorno cada vez más hostil para la adaptación biológica de las personas.

Si bien el cambio climático es un problema ambiental y social de gran magnitud, también está comenzando a asociarse con efectos directos sobre el envejecimiento humano. Recientes estudios científicos sugieren que las temperaturas extremas podrían estar acelerando este proceso. No se trata solo de los efectos inmediatos del calor o el frío en el organismo, como la deshidratación o la hipotermia, sino de un posible impacto en el envejecimiento celular y en la edad biológica de las personas expuestas a condiciones climáticas adversas.

A medida que aumentan las temperaturas globales, el cuerpo humano enfrenta mayores desafíos para regular su equilibrio térmico. La exposición prolongada a condiciones extremas puede sobrecargar los mecanismos fisiológicos encargados de mantener la homeostasis, lo que podría contribuir a un desgaste celular prematuro. Esta conexión aún está en fase de investigación, pero los indicios sugieren que el cambio climático no solo modifica el entorno, sino que también podría estar acelerando el propio reloj biológico del ser humano.

Calor extremo y envejecimiento: qué sucede con la edad biológica

Las temperaturas extremas, ya sean de frío o de calor, tienen efectos evidentes en el organismo. Cuando el calor se convierte en una constante, el cuerpo humano reacciona con un aumento del ritmo cardíaco. También con la activación de los mecanismos de sudoración y con una mayor demanda de hidratación. Sin embargo, en situaciones prolongadas, el estrés térmico puede desencadenar inflamación. A su vez, podría afectar a la circulación sanguínea y generar un mayor desgaste en órganos clave como el corazón y los riñones. Todo ello puede aumentar la vulnerabilidad del organismo y reducir su capacidad de recuperación ante enfermedades.

El frío extremo también tiene consecuencias fisiológicas notables. La exposición prolongada a bajas temperaturas puede provocar vasoconstricción, reduciendo el flujo sanguíneo hacia las extremidades y órganos periféricos. Esta respuesta natural del organismo para preservar el calor interno puede llevar a problemas como la hipotermia, el aumento de la presión arterial y una menor eficacia del sistema inmunológico. En ambos casos, ya sea por calor o frío, las temperaturas extremas representan un desafío para el equilibrio interno del cuerpo. Ahora, además, el calor podría traducirse en un envejecimiento acelerado.

Más allá del impacto físico, las condiciones climáticas adversas pueden influir en la salud mental. La literatura científica ha mostrado que las olas de calor están relacionadas con un aumento de la irritabilidad, trastornos del sueño y una mayor incidencia de problemas psicológicos como la ansiedad y la depresión, de los que ya hemos hablado en THE OBJECTIVE.

De igual manera, los climas fríos y oscuros pueden contribuir al trastorno afectivo estacional, caracterizado por síntomas depresivos durante los meses invernales. Estos factores, sumados al desgaste biológico que pueden provocar las temperaturas extremas, refuerzan la hipótesis de que el clima podría ser un factor determinante en la velocidad del envejecimiento humano.

El calor, un posible acelerador del envejecimiento

Un reciente estudio de la Universidad de South Carolina, en Estados Unidos, ha aportado datos reveladores sobre la relación entre temperaturas extremas y envejecimiento celular. Publicado en la revista Science Advances, el análisis examinó muestras de sangre de 3.686 adultos mayores de 56 años, relacionando su edad biológica con la temperatura media de los lugares en los que residían.

Los resultados mostraron que aquellos expuestos a temperaturas más elevadas durante largos periodos tenían signos de envejecimiento celular acelerado. Al menos en comparación los que vivían en climas más templados. Lo más relevante del estudio es que ya se había comprobado la influencia en animales, pero ahora también se demuestra en humanos.

Concretamente, los hallazgos apuntan a que las temperaturas incrementadas y las olas de calor podrían modificar el ADN de las personas. Al punto también de acelerar su envejecimiento biológico. A tal punto de que, aquellos que vivían a más de 32 grados durante 140 o más días al año, envejecían celularmente 14 meses más rápido que aquellos que vivían en zonas donde el calor extremo no superase los 10 días anuales.

Este hallazgo se basa en la medición de biomarcadores específicos del envejecimiento. Algunos como los niveles de metilación del ADN, un proceso clave en la regulación genética y en la estabilidad celular. En ellos observaron que la exposición prolongada al calor extremo puede aumentar el estrés oxidativo en las células. De esta manera, se podrían desencandenar inflamaciones crónicas y factores que contribuyen a un envejecimiento más rápido. La investigación sugiere que el calor no solo incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, sino que también puede estar afectando la longevidad a nivel molecular.

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