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Así puedes dejar de perder los nervios en situaciones sociales, según una psicóloga

Aprender a gestionar situaciones frustrantes no siempre es sencillo, pero Vicky Ocean nos da las claves para afrontarlas

Así puedes dejar de perder los nervios en situaciones sociales, según una psicóloga

Vicky Ocean | Cedida

Desde Madrid, Vicky ha conquistado a miles de seguidores a través de sus vídeos de humor y de su mirada sincera sobre el día a día. Pero lo que muchos no saben es que, detrás de su naturalidad frente a la cámara, hay una sólida formación académica: Vicky Ocean es psicóloga sanitaria, especializada en TDAH y duelo, y actualmente ejerce como psicóloga online.

Con su particular combinación de humor, cercanía y conocimiento profesional, Vicky también comparte reflexiones sobre el comportamiento humano. En esta ocasión, desde THE OBJECTIVE hemos hablado con ella sobre un tema que a todos nos toca: cómo mantener la paciencia en las situaciones sociales. Vicky nos explica que una de las claves fundamentales para no perder la calma está en vigilar nuestro autodiálogo. Detectar pensamientos como “esto es insoportable” o “lo hacen para fastidiarme” y tratar de reformularlos de manera más funcional —por ejemplo, diciendo “es molesto, pero no durará mucho” o “probablemente no lo hacen con mala intención”— puede marcar una gran diferencia. Aunque al principio resulta difícil, con práctica, estos nuevos enfoques se automatizan, permitiéndonos gestionar mucho mejor la frustración y mantener la serenidad en nuestro día a día.

Por qué perdemos la paciencia

Según explica Vicky, lo que pensamos en esas situaciones influye muchísimo en cómo nos sentimos. No es tanto el hecho objetivo en sí, sino la interpretación que hacemos de él. Por ejemplo, si alguien se salta un ceda el paso mientras conducimos, no reaccionaremos igual si pensamos que es un irresponsable, egoísta y desconsiderado, que si creemos que simplemente iba distraído, con prisa o que está atravesando un mal momento. La lectura que hacemos de las intenciones del otro modula directamente nuestra respuesta emocional: cuanto más negativa y personalicemos la acción, más intensamente reaccionaremos.

Gestiona la paciencia social con Vicky Ocean
Gestiona la paciencia social con Vicky Ocean

Además, el estado de ánimo previo es clave. Si llegamos a esa situación ya cansados, estresados o irritados por otros motivos, nuestras reservas de paciencia estarán mucho más bajas. Esto hace que interpretemos las situaciones de forma más catastrofista, que tengamos menos tolerancia a la frustración y que percibamos el entorno como más hostil de lo que realmente es. Nuestra mente tiende a amplificar los pequeños contratiempos cuando ya estamos emocionalmente saturados, provocando que explotemos con mayor facilidad ante estímulos que, en otro momento, pasaríamos por alto.

¿Qué factores psicológicos influyen en la paciencia social?

La paciencia no es algo fijo: varía dependiendo de varios factores. “El estado de ánimo diario es importantísimo”, señala Vicky. Cuando estamos más relajados, nos resulta más sencillo tolerar pequeñas incomodidades. Además, influye el autodiálogo, es decir, qué nos decimos internamente sobre la situación y sobre los demás. Nuestra crianza y experiencias también moldean esta voz interna: a veces, interpretamos las acciones de los otros como hostiles por aprendizajes pasados, pero estas interpretaciones se pueden reaprender y cambiar.

¿Se puede entrenar la paciencia?

Sí, pero requiere constancia, afirma la experta en psicología. El primer paso es empezar a observar nuestros pensamientos y practicar pequeñas sustituciones en el día a día. Aunque al principio apenas se noten cambios, con el tiempo, el cerebro se adapta, y esos nuevos enfoques se van volviendo naturales. Según Vicky, el objetivo es llegar a un punto en que pensar de forma más paciente y adaptativa surja de manera automática, reduciendo así emociones tan desagradables como la irritabilidad o la frustración.

Técnicas rápidas para cuando “nos sacan de quicio”

Vicky propone opciones como contar hasta diez, hacer respiraciones profundas, salpicarse agua en la cara o alejarse unos segundos para centrarse en el momento presente, en lo que en psicología se conoce como grounding. Estas pequeñas acciones ayudan a rebajar la intensidad emocional y evitar una reacción impulsiva.

Ahora bien, también es importante saber reconocer cuándo una situación nos está superando. Cada persona tiene señales internas que indican que está llegando a su límite emocional: un aumento del calor en la cara, un nudo en el estómago o una aceleración del pulso, entre otras. La clave, según Vicky, está en escucharse a uno mismo y detectar esas señales a tiempo. Saber cuándo necesitas retirarte de una situación no es un signo de debilidad, sino un verdadero acto de autocuidado emocional.

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