The Objective
Lifestyle

Tomar vinagre antes de comer: el hábito que ayuda a controlar los picos de glucosa

Incorporar este sencillo truco a la rutina puede ser un primer paso para mejorar la respuesta glucémica en tu cuerpo

Tomar vinagre antes de comer: el hábito que ayuda a controlar los picos de glucosa

Vinagre | Canva

En los últimos años, la ciencia ha empezado a prestar atención a remedios sencillos y accesibles que pueden mejorar nuestra salud metabólica sin necesidad de grandes cambios, y uno de ellos es el vinagre. Aunque tradicionalmente se ha utilizado como aderezo o conservante, recientes estudios apuntan a que una simple cucharada de vinagre diluida en agua, tomada antes de las comidas, podría tener un efecto sorprendente sobre los niveles de azúcar en sangre.

La bioquímica francesa Jessie Inchauspé, conocida como la “gurú de la glucosa” en redes sociales, ha popularizado esta práctica basándose en una creciente evidencia científica. Inchauspé admite que al principio también dudó. “Creí que era solo otro truco de Instagram sin base científica”, afirma. Pero tras analizar numerosos ensayos clínicos, cambió de opinión: los datos revelan que el vinagre puede reducir hasta un 30% los picos de glucosa postprandiales y disminuir en un 20% la producción de insulina. Así, lo que parecía una tendencia pasajera se perfila hoy como una herramienta útil y respaldada por la ciencia para estabilizar los niveles de azúcar y mejorar el funcionamiento metabólico, especialmente en comidas ricas en carbohidratos.

La clave está en el ácido acético

El ingrediente responsable de estos efectos es el ácido acético, presente en la mayoría de los vinagres tradicionales. Esta molécula actúa sobre la enzima alfa amilasa, que participa activamente en la descomposición de los carbohidratos durante la digestión. Al interferir en esta función, el ácido acético ralentiza el proceso, lo que se traduce en una absorción más gradual de la glucosa. ¿El resultado? Los hidratos siguen proporcionando energía y placer, pero con un impacto mucho más moderado en los niveles de azúcar en sangre. Esto se traduce en menos altibajos de energía y una mejor regulación de la respuesta metabólica.

Vinagre
Vinagre

Un impulso extra para los músculos

Además de regular la absorción de glucosa, el ácido acético parece tener un segundo efecto interesante: estimula los músculos a captar una mayor cantidad de glucosa para utilizarla como fuente de energía. Esta redistribución ayuda a evitar que el exceso de azúcar se acumule en el torrente sanguíneo, lo que es especialmente útil para personas con resistencia a la insulina. Este mecanismo también ha mostrado beneficios potenciales en mujeres que padecen síndrome de ovario poliquístico (SOP), una condición relacionada con alteraciones en la regulación de la insulina. “Un estudio detectó mejoras significativas en pacientes con SOP que tomaban vinagre a diario”, señala Inchauspé.

¿Qué tipo de vinagre es mejor?

Eso sí, no todos los vinagres sirven por igual. La bioquímica recomienda evitar los tipos balsámicos más densos y azucarados. “El vinagre de manzana, el de vino blanco o tinto, e incluso el de arroz son válidos, siempre que contengan ácido acético”, puntualiza. La dosis efectiva sería el equivalente a una cucharada disuelta en un vaso de agua grande, tomada entre 10 y 20 minutos antes de una comida con alto contenido en carbohidratos.

¿De qué otras formas podemos tomarlo?

Para quienes no toleran el sabor fuerte del vinagre, existen formas más amables de incorporarlo a la dieta. Añadirlo a ensaladas, usarlo como aderezo o incluso incluirlo en infusiones puede ser una solución eficaz. Lo importante, recuerda la experta, es no excederse en la cantidad y respetar su consumo diluido, para evitar efectos adversos en el estómago o el esmalte dental.

Un recurso, no una solución milagrosa

A pesar de su potencial, Jessie Inchauspé insiste en que este hábito debe verse como parte de un enfoque más amplio hacia la salud. “El vinagre no sustituye una alimentación equilibrada ni otros pilares de un estilo de vida saludable, como el ejercicio físico, el descanso o la gestión del estrés”, advierte. Añadir este pequeño hábito a tu día a día puede ser un buen comienzo para optimizar cómo responde tu cuerpo a la glucosa y evitar subidas bruscas de azúcar que suelen pasar inadvertidas. Eso sí, debe entenderse como una medida complementaria, no como la única solución.

Publicidad