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Matty Sánchez, 26 años: «Para perder peso caminando, es importante acompañarlo de un déficit calórico saludable»

El cuerpo responde al movimiento y a los buenos hábitos, y lo hace de manera progresiva, silenciosa y duradera

Matty Sánchez, 26 años: «Para perder peso caminando, es importante acompañarlo de un déficit calórico saludable»

Caminar | Canva

Matty Sánchez tiene 26 años, es entrenadora personal y desde sus redes sociales comparte consejos realistas sobre pérdida de peso y bienestar físico. A diferencia de los discursos extremos sobre entrenamientos intensos y dietas restrictivas, el insiste en algo que parece simple, pero es profundamente efectivo: caminar. Eso sí, caminar con propósito y con conciencia nutricional. «Para perder peso caminando, es importante acompañarlo de un déficit calórico saludable», explica Sánchez. Y con esto no se refiere a dejar de comer, sino a consumir menos calorías de las que se gastan, sin que eso suponga un sacrificio extremo o una mala relación con la comida. En sus propias palabras, el objetivo no es simplemente verse delgado, sino sentirse fuerte, con energía y construir un estilo de vida sostenible.

¿Por qué es tan importante caminar durante la perdida de peso?

La pérdida de grasa corporal, especialmente de la peligrosa grasa visceral, la que se acumula alrededor de los órganos internos, es una de las principales consecuencias positivas de mantener una rutina de movimiento diario. En este contexto, caminar no solo se convierte en una actividad cardiovascular suave y accesible para todos los niveles, sino también en una poderosa herramienta para aumentar el gasto energético sin necesidad de pasar horas en el gimnasio. Según Sánchez, una de las mejores estrategias para mejorar este gasto calórico diario es proponerse alcanzar los 12.500 pasos al día. Esta cifra no es mágica ni definitiva, pero sí representa un objetivo ambicioso que nos obliga a movernos más a lo largo del día y, por tanto, a activar lo que los expertos llaman NEAT (Non-Exercise Activity Thermogenesis), es decir, el gasto energético que se produce fuera del ejercicio estructurado.

El NEAT incluye todas aquellas pequeñas actividades diarias que no consideramos ejercicio en sí: subir escaleras, caminar para hacer la compra, limpiar la casa, pasear al perro, movernos por la oficina. «Si aumentamos nuestro NEAT con hábitos como caminar más a lo largo del día, vamos quemando un montón de calorías casi sin darnos cuenta, y eso nos ayuda a mantenernos en déficit calórico sin tener que restringirnos tanto con la comida», añade Matty. Además, este tipo de actividad tiene un impacto positivo sobre el metabolismo, la salud cardiovascular y el estado de ánimo. En tiempos donde el sedentarismo predomina, especialmente en trabajos de oficina, pequeñas acciones como elegir caminar en lugar de coger el coche o levantarse más a menudo del escritorio pueden marcar una gran diferencia a largo plazo.

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Sin alimentación adecuada, no hay progreso real

Eso sí, Sánchez es clara al afirmar que no se puede adelgazar de manera saludable sin cuidar la alimentación. Por muy constante que sea una persona con el movimiento o el ejercicio, si no se acompaña de una estrategia alimentaria equilibrada, los resultados serán limitados o incluso inexistentes. Aquí entra en juego la calidad de los alimentos, no solo las calorías. Comer en déficit no significa eliminar grupos alimenticios ni dejar de disfrutar de la comida, sino aprender a elegir opciones que nutran y sacien. Sánchez defiende una dieta rica en proteínas, frutas, verduras, grasas saludables y carbohidratos complejos, ajustada a las necesidades individuales.

Ensalada caliente y saludable
Plato saludable

Alimentos saludables para acompañar este entrenamiento

Incorporar más verduras, proteínas magras como el pollo o el pescado, legumbres, frutas frescas, frutos secos en porciones moderadas y cereales integrales puede potenciar los efectos de la caminata diaria. Estos alimentos no solo ayudan a mantener el déficit calórico de forma saludable, sino que también mejoran el rendimiento, la saciedad y el bienestar general. En este sentido, planificar bien las comidas, evitar el picoteo innecesario y mantener una buena hidratación son hábitos que acompañan y fortalecen cualquier tipo de entrenamiento. «Lo más importante es la constancia. No hace falta hacer todo perfecto todos los días, pero sí mantenerse comprometido con el proceso», concluye Matty Sánchez.

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