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Este gesto al dormir penaliza tu descanso y también compromete la salud de tus hombros

No siempre prestamos atención a qué hacemos con los brazos por la noche e importa más de lo que parece

Este gesto al dormir penaliza tu descanso y también compromete la salud de tus hombros

Hombre despertándose por la mañana. | ©Freepik.

Has probado de todo para dormir mejor. Desde infusiones relajantes hasta rutinas de desconexión sin pantallas, pasando por almohadas ergonómicas que viste recomendadas en redes sociales o consejos bienintencionados de un amigo. Te acuestas pensando que hoy sí, hoy vas a descansar de verdad. Y sin embargo, te despiertas con la sensación de no haber pegado ojo o con molestias que no sabes de dónde vienen.

Te esfuerzas por cuidar tu postura: de lado, boca arriba, con una pierna estirada, con las rodillas dobladas, cambiando de lado varias veces… Porque sabes que la forma en la que te colocas influye en cómo te sientes al despertar. Pero en esa búsqueda por encontrar el ángulo perfecto, se te olvida un detalle que puede estar marcando la diferencia más de lo que imaginas: qué haces con los brazos mientras duermes.

No se trata solo de apoyar bien la cabeza o de evitar tensiones en la espalda. Dormir bien también es una cuestión de entender qué posiciones perjudican tus hombros y por qué esos gestos automáticos —como poner los brazos por encima de la cabeza o dormir sobre uno de ellos— acaban pasándote factura. Si buscas un descanso de verdad reparador, es hora de prestar atención a cómo descansas los brazos por la noche.

Las posturas a evitar cuando vas a dormir

Dormir boca abajo es una de las posturas más desaconsejadas por los expertos. A pesar de que puede parecer cómoda para algunas personas, esta posición obliga a girar el cuello durante horas y puede causar tensión cervical. Además, comprime el abdomen, dificulta la respiración y puede generar molestias lumbares, sobre todo si el colchón no ofrece el soporte adecuado.

Dormir de lado, por el contrario, es una de las posturas más populares y, en general, una de las más beneficiosas. Favorece el alineamiento natural de la columna y, si se acompaña de una buena almohada, puede reducir el riesgo de dolores cervicales. Eso sí, no todo vale: dormir siempre del mismo lado puede sobrecargar el hombro que queda apoyado, y si el brazo se queda atrapado debajo, aparecen los entumecimientos o el clásico hormigueo. Algo que hemos aclarado en varias ocasiones en THE OBJECTIVE cuando nos referimos a las instrucciones para dormir bien.

Dormir boca arriba suele considerarse la opción más neutra desde el punto de vista postural. La espalda descansa completamente sobre el colchón, el cuello puede mantenerse alineado con una almohada de altura media y la presión se reparte de forma más equilibrada. Sin embargo, no es adecuada para todo el mundo: quienes sufren de apnea o ronquidos suelen ver agravados sus síntomas en esta postura. Aun así, con pequeños ajustes —como una almohada bajo las rodillas— puede ser una aliada para un descanso profundo.

Qué hago con mis brazos: cómo dormir depende de cómo los coloques

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Dormir boca abajo es la postura menos recomendada a nivel ergonómico en todos los sentidos. ©Freepik.

Puede que no lo pienses demasiado, pero la colocación de los brazos al dormir tiene un impacto directo en tu descanso. No solo influye en la calidad del sueño, sino también en cómo te despiertas al día siguiente. Un mal apoyo o una posición mantenida durante horas puede provocar desde molestias leves hasta rigidez muscular o dolor en las articulaciones, especialmente en los hombros.

Una de las posturas más comunes —y más problemáticas— es dormir con los brazos por encima de la cabeza, como formando una especie de O. Aunque pueda parecer relajante al principio, esta posición comprime los nervios de la zona escapular y aumenta la presión sobre los músculos del manguito rotador, lo que puede traducirse en dolor al levantar el brazo o incluso sensación de pinchazo. Si trabajas muchas horas frente al ordenador o realizas tareas físicas, este gesto nocturno puede agravar tensiones acumuladas.

La recomendación general es mantener los brazos a lo largo del cuerpo, relajados, sin forzarlos a sostener peso ni elevarlos por encima del nivel del pecho. Dormir con los codos ligeramente doblados y las manos reposando cerca del torso ayuda a reducir la carga sobre los hombros y evita la compresión nerviosa. Si duermes de lado, es aconsejable colocar una almohada pequeña entre los brazos o abrazar un cojín: esto impide que el hombro quede atrapado bajo el cuerpo y contribuye a una postura más natural y cómoda.

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