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Qué son los microsueños: por qué suceden y por qué no son tan buenos como parecen

Tampoco se deben confundir con otro concepto recurrente como son las microsiestas

Qué son los microsueños: por qué suceden y por qué no son tan buenos como parecen

Una mujer conduciendo. | ©Freepik.

Has dormido tus siete horas, te has tomado el primer café del día y aún así, en cuanto llegas a la oficina, te sorprendes con la cabeza cayendo hacia delante. Apenas han pasado unos segundos, pero te das cuenta de que tu mente se ha desconectado sin previo aviso. Más tarde, en una reunión después de comer, te ocurre lo mismo: un parpadeo demasiado largo, un momento borroso, una desconexión fugaz. Y por la noche, mientras ves las noticias, notas de nuevo ese cabezazo que te sacude por dentro. No sabes bien a qué se debe, pero sabes que no es normal.

Esas pequeñas desconexiones de entre cinco y quince segundos son lo que se conoce como microsueños. Aunque parecen inofensivos, tienen más importancia de la que solemos concederles. Se presentan sin previo aviso, incluso en momentos clave, y pueden estar indicando algo más profundo. No se trata simplemente de un momento de cansancio; en realidad, es una señal de alerta que el cuerpo lanza cuando no puede más. El problema es que muchas veces no les damos importancia o, peor aún, los consideramos algo gracioso o anecdótico.

Sin embargo, no lo son. Cuando el cerebro decide desconectarse momentáneamente, lo hace porque está forzado al límite. Y lo preocupante es que no necesitas estar en la cama o con los ojos cerrados para que suceda. Puedes estar conduciendo, cocinando, o simplemente cruzando una calle. No se trata de tener sueño, sino de que el cuerpo toma el control y apaga la conciencia, aunque sea por un instante. Y esos segundos, según cómo y dónde se produzcan, pueden tener consecuencias muy graves.

Por qué se producen los microsueños

Un microsueño es un breve episodio de sueño involuntario que suele durar entre medio segundo y quince segundos. Durante ese lapso, la persona no responde a estímulos externos, aunque mantenga los ojos abiertos. El cerebro entra momentáneamente en una fase similar al sueño ligero. Es como si apretase el botón de pausa sin previo aviso. No es un desmayo ni una pérdida de conocimiento, pero sí una desconexión temporal y real de la conciencia. Algo relevante de lo que te hemos hablado previamente en THE OBJECTIVE.

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No son lo mismo los microsueños que las microsiestas. ©Freepik.

Estas pequeñas ausencias suelen producirse en personas que arrastran una falta de sueño acumulada, ya sea por insomnio, turnos de trabajo irregulares o problemas de salud. También son más frecuentes en quienes no respetan horarios regulares de descanso o abusan de estimulantes como la cafeína. Aunque pueden afectar a cualquier edad, son especialmente comunes entre adultos jóvenes y personas con jornadas exigentes. El cuerpo, sencillamente, no puede más. También, incluso, puede ser la antesala de la apnea obstructiva del sueño.

Los momentos del día en los que aparecen con más frecuencia son a primera hora de la mañana, después de comer y al anochecer. Coinciden, en general, con las fases de menor alerta del ritmo circadiano. Además, los microsueños también se han relacionado con ciertos trastornos como la apnea del sueño o la narcolepsia. En esos casos, lo que aparenta ser un simple despiste puede ser en realidad un síntoma crónico mal diagnosticado. Por eso, es importante no subestimarlos.

Lo que hay detrás de los microsueños: cuáles son sus riesgos

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Los microsueños son más frecuentes en personas mayores y, también, en quienes acumulan fatiga. ©Freepik.

Lo deseable sería que durante el día estuviéramos plenamente despiertos y activos, sin necesidad de estos parches involuntarios de descanso. Los microsueños no deberían formar parte de nuestra rutina. Si aparecen, es una señal clara de que el sueño nocturno no está siendo reparador. Ni las siestas cortas ni estos apagones momentáneos pueden sustituir un descanso profundo y continuo. De hecho, cuando se vuelven frecuentes, reflejan un problema de higiene del sueño más amplio.

No hay que olvidar que dormir mal repercute en muchas funciones vitales: desde la memoria y el estado de ánimo hasta el sistema inmunitario. Si durante el día nuestro cuerpo reclama descanso mediante microsueños, estamos en deuda con nuestro sueño nocturno. Es decir, no estamos descansando bien por la noche y el cuerpo lo intenta compensar a destiempo. Esto no es solo contraproducente, sino que además crea un círculo vicioso del que es difícil salir.

Más allá de la incomodidad o el desconcierto que pueden generar, los microsueños conllevan riesgos reales. Si se producen mientras estamos al volante, pueden tener consecuencias fatales. Según la DGT, un solo segundo de distracción a 100 km/h equivale a recorrer 28 metros a ciegas. Si hablamos de diez segundos, el resultado puede ser devastador. Y no solo al conducir: trabajar con maquinaria, cruzar una calle o incluso cocinar son actividades que requieren toda nuestra atención. Un microsueño puede parecer inocente, pero en el contexto equivocado, es una amenaza silenciosa.

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