The Objective
Lifestyle

Dormir solo cuatro horas equivale a beber seis cervezas: así se explica la ‘resaca’ sin alcohol

Subestimar el sueño tiene un coste alto y las consecuencias se extienden desde el rendimiento profesional hasta la salud

Dormir solo cuatro horas equivale a beber seis cervezas: así se explica la ‘resaca’ sin alcohol

Un hombre dormido | Canva pro

La falta de sueño no es solo un malestar pasajero: puede afectar de manera comparable al consumo excesivo de alcohol, según advierte la psicóloga y especialista en sueño Nuria Roure. En su último análisis sobre los efectos del descanso insuficiente, Roure explica que dormir apenas cuatro horas provoca un estado de somnolencia y alteraciones cognitivas equiparable al de quien ha ingerido seis cervezas. La experta, autora de Por fin duermo, insiste en que la privación de sueño afecta memoria, concentración, capacidad de reacción y aumenta el riesgo de accidentes y errores, en un fenómeno que algunos denominan “resaca sin alcohol”.

La evidencia científica respalda estas afirmaciones. La Sociedad Española del Sueño (SES) recuerda que el sueño es esencial para que los órganos funcionen correctamente y para la regulación biológica de todo el organismo. Dormir bien no solo repercute en el cerebro, sino también en el corazón, el metabolismo y el sistema inmunitario. La falta de descanso prolongada, señala la SES, puede desencadenar problemas de salud graves, desde hipertensión hasta alteraciones del sistema inmune y dificultades metabólicas.

Adolescentes: un grupo especialmente vulnerable

Según Roure, los jóvenes necesitan alrededor de nueve horas de sueño nocturno, pero los horarios escolares dificultan este requisito básico. «Las clases suelen empezar demasiado temprano, lo que priva a los adolescentes de un tiempo vital para su desarrollo neurológico y emocional», apunta la especialista. Este déficit de sueño tiene efectos directos sobre el aprendizaje y la memoria, ya que durante la noche se consolidan los procesos cognitivos necesarios para retener información y procesar emociones.

El papel de las pantallas en la pérdida de sueño

El uso de dispositivos electrónicos agrava aún más la situación. Carlos Egea, neumólogo y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño, advierte que cada hora frente a la pantalla, ya sea móvil, televisión o ordenador, reduce 16 minutos de sueño. «Se está acortando el tiempo de descanso cuando los jóvenes necesitan más que los adultos, entre nueve y diez horas. Al no alcanzarlas, su rendimiento académico disminuye significativamente y los procesos de consolidación de la memoria se ven comprometidos», asegura Egea. En el País Vasco, se calcula que alrededor del 60% de los niños y adolescentes acuden a clase privados de sueño.

Propuestas para mejorar los horarios y la higiene del sueño

Durante la jornada Sueño y aprendizaje: por unos horarios escolares saludables, organizada por la Alianza por el Sueño, expertos del ámbito sanitario y educativo presentaron medidas concretas para optimizar el descanso de los jóvenes. Su objetivo principal es ajustar los hábitos diarios y los horarios escolares para favorecer un sueño de calidad, imprescindible para el desarrollo neurológico y el rendimiento académico. Entre las recomendaciones más relevantes se encuentran:

  • Retrasar los horarios lectivos para que los adolescentes puedan dormir el tiempo necesario, entre nueve y diez horas.
  • Fomentar la actividad física diaria, que ayuda a regular el ritmo circadiano y mejorar la calidad del sueño.
  • Aumentar la exposición a luz solar durante el día, clave para sincronizar los ciclos de vigilia y descanso.
  • Limitar el uso de pantallas antes de dormir, evitando que la luz azul interfiera en la producción de melatonina y retrase el sueño.
  • Establecer rutinas nocturnas consistentes que faciliten la conciliación del sueño, incluyendo horarios regulares para acostarse y levantarse.
  • Promover la educación sobre higiene del sueño tanto en las familias como en los centros escolares, sensibilizando sobre la importancia del descanso.

Roure enfatiza que la falta de sueño es un problema social tanto como individual. «Pensar que se puede prescindir de horas de descanso es una gran mentira», advierte. Los adultos también se ven afectados: jornadas laborales prolongadas, estrés y hábitos nocturnos irregulares, reducen la capacidad de concentración, incrementan errores y debilitan el sistema inmunológico. La especialista insiste en que, más allá del bienestar, dormir bien es una inversión en salud y seguridad.

Insomnio

La “resaca sin alcohol”: un fenómeno real

La comparación entre dormir poco y beber alcohol pone de relieve la magnitud del problema: quienes no descansan adecuadamente experimentan alteraciones cognitivas y físicas similares a las que provocaría un consumo significativo de alcohol, sin necesidad de ingerir una sola bebida. Esta equivalencia, que parece impactante, sirve para subrayar que la “resaca sin alcohol” no es un mito, sino un fenómeno real con consecuencias tangibles para la vida cotidiana.

Cambios necesarios en la sociedad para proteger el sueño

A medida que la sociedad se enfrenta a horarios intensos y la omnipresencia de dispositivos electrónicos, expertos como Roure y Egea llaman a un cambio cultural. El sueño, sostienen, debe ser reconocido como un componente fundamental de la salud pública y de la educación. No se trata solo de dormir más, sino de garantizar un descanso de calidad que permita al cuerpo y la mente funcionar de manera óptima. En palabras de Roure, «no es un lujo, es una necesidad».

Publicidad