Qué es ser «otrovertido»: el nuevo término que cuestiona la introversión y la extroversión
El término urge para nombrar a quienes se relacionan con los demás sin sentirse parte de ningún grupo

Un nuevo concepto de personalidad está revolucionando el debate: el otrovertido. | Freepik
En los últimos años han proliferado nuevos términos para describir la personalidad. Uno de los más recientes es el de «otrovertido», una etiqueta que ha empezado a circular para definir a personas que no se identifican plenamente ni con la introversión ni con la extroversión tradicionales. Aunque el concepto resulta sugerente, también ha generado críticas por su falta de base científica sólida y por el riesgo de simplificar en exceso comportamientos complejos.
Qué es ser «otrovertido»
El término se atribuye al psiquiatra Rami Kaminski, quien lo utiliza para describir a individuos que no sienten una verdadera pertenencia a los grupos sociales, aunque no por ello sean antisociales o retraídos. El «otrovertido» puede relacionarse con los demás, conversar, empatizar e incluso disfrutar de la compañía, pero no se identifica con las dinámicas colectivas ni con las etiquetas grupales. Su forma de estar en el mundo es más individual, menos alineada con lo que se espera socialmente.

Una de las claves del concepto es precisamente esa distancia emocional respecto a los grupos. A diferencia del extrovertido clásico —que suele sentirse cómodo en entornos sociales amplios— o del introvertido —que tiende a preferir la introspección—, el «otrovertido» no encuentra su identidad en la pertenencia. Puede participar, pero sin sentir que forma parte de un «nosotros». Esta característica, según un análisis de la revista GQ, conecta con una sensación muy contemporánea: la de estar rodeado de gente y, aun así, sentirse al margen de las estructuras sociales tradicionales .
¿Ponemos demasiados nombres a todo?
El auge del término también refleja una tendencia cultural más amplia: la necesidad de poner nombre a experiencias emocionales propias. En redes sociales y entornos digitales, muchas personas encuentran alivio al reconocerse en nuevas etiquetas que explican por qué no encajan del todo en las categorías más conocidas. Sin embargo, «esta proliferación de conceptos puede ser problemática si se utilizan como definiciones rígidas en lugar de como herramientas de reflexión», detallan en el citado medio.
Desde una perspectiva psicológica, varios expertos recuerdan que la personalidad no funciona por compartimentos estancos. Modelos consolidados como el de los «cinco grandes» ya contemplan amplios espectros de comportamiento, donde una misma persona puede ser sociable en ciertos contextos y reservada en otros. En este sentido, el «otrovertido» podría no ser un nuevo tipo de personalidad, sino una combinación de rasgos ya existentes, reinterpretados desde una sensibilidad cultural actual.
Romantizar el aislamiento

Además, «definir al otrovertido como alguien que no se siente parte de grupos puede romantizar el aislamiento o confundir una postura crítica con la vida social con una identidad psicológica estable». No sentirse cómodo en estructuras colectivas puede responder a múltiples factores —experiencias vitales, contexto cultural, momento personal— y no necesariamente a un rasgo permanente de la personalidad .
Así, el término «otrovertido» funciona más, al menos de momentom como un concepto cultural y narrativo que como una categoría científica. Aunque, eso sí, puede ayudar a algunas personas a verbalizar cómo se sienten frente a la sociedad y a las dinámicas grupales. No obstante, hay que abordarlo con cautela, ya que las etiquetas no siempre son buenas, tal y como sostienen la mayoría de psicólogos.
