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Cuando te pasas de frenada con el running: qué pasa si cometes excesos haciendo ejercicio

Existe una curva acentuada en la que seguir practicando a nivel extremo puede no suponer beneficios

Cuando te pasas de frenada con el running: qué pasa si cometes excesos haciendo ejercicio

Un hombre cansado. | Freepik.

Practicar running o salir a correr es una actividad física que aporta múltiples beneficios a nuestra salud. Este ejercicio aeróbico mejora la capacidad cardiovascular, fortalece los músculos y contribuye al bienestar mental. Además, ayuda a mantener un peso saludable y reduce el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y la hipertensión. Se suma así a una tendencia al alzar en países como España, donde cada vez más el número de personas que practican este tipo de deporte aumenta. Una idea buena, lógicamente, que ataca a la línea de flotación del sedentarismo, uno de los grandes problemas de las sociedades occidentales, de lo que hemos hablado a menudo en THE OBJECTIVE.

Sin embargo, con el deporte y con los excesos del running sucede lo que podríamos catalogar como no es oro todo lo que reluce. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos realicen entre 150 y 300 minutos semanales de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o entre 75 y 150 minutos de actividad vigorosa, la realidad de algunos deportistas amateur va más allá, muchos de ellos alentados por los comportamientos en redes sociales de influencers del fitness y atletas. No obstante, eso no quiere decir que superar esos guarismos de actividad física semanal sea necesariamente malo.

Lo que también es relevante es diversificar las rutinas de ejercicio, combinando actividades aeróbicas como el running con entrenamientos de fuerza. Esta combinación mejora la salud ósea y muscular, y previene lesiones. Sin embargo, pasarse de frenada en determinados ámbitos con el running y convertirlo en una práctica más agresiva de la cuenta puede no ser la mejor opción.

Cuándo el deporte deja de ser salud

El ejercicio es beneficioso, pero en exceso puede ser perjudicial. No escuchar las señales del cuerpo y no respetar los periodos de descanso puede llevar a lesiones y problemas de salud. Es esencial ser consciente de la propia condición física y permitir una adecuada recuperación tras el esfuerzo. Razón por la que comprender nuestro nivel físico, nuestros períodos de descanso o recuperación o no conocer los límites nos puede poner en más de un compromiso. Razones por las que saber dónde está esa barrera en cuanto a excesos del running es necesario.

En este sentido, es conveniente hablar de una realidad que no es tan conocida: la hipótesis del ejercicio extremo. En este sentido, la teoría sugiere que tanto la inactividad como la actividad física extrema pueden ser perjudiciales para la salud cardiovascular. Esta teoría se representa como una curva en forma de U o J invertida, donde los extremos representan riesgos elevados. De tal modo, se apreciaría que tanto no moverse en absoluto como llevar un ritmo deportivo especialmente exigente podrían tener graves perjuicios para nuestro organismo. Incluso el Comité Olímpico Internacional publicó una serie de directrices sobre cuánto deporte es realmente demasiado.

Aunque parezca un contrasentido, llega un momento con la actividad física que el grado de mejora no aumenta de la misma manera y que, incluso, puede llegar a restar. Por lo tanto, es fundamental encontrar un equilibrio en la práctica deportiva. Escuchar al cuerpo, respetar los límites personales y asegurarse de tener una recuperación adecuada son claves para mantener los beneficios del ejercicio sin incurrir en riesgos.

Los excesos del running: cuándo hablamos de ejercicio extremo

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En este sentido, hablamos de ejercicios vinculados a la resistencia extrema, no a la práctica normal del deporte. | Freepik.

Participar en maratones, ultramaratones y otras pruebas de resistencia se ha vuelto popular entre corredores aficionados. Sin embargo, para quienes no están adecuadamente preparados, estas actividades pueden conllevar riesgos significativos. Según Cigna Salud, un exceso de running puede provocar lesiones musculares, articulares y óseas, así como problemas cardiovasculares.

Además, el sobreentrenamiento sin una adecuada recuperación puede debilitar el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a infecciones. También, insisten, en los factores que puede acarrear dentro de la salud cardiovascular, explicando ejemplos de fibrosis miocárdica, arritmias o un riesgo incrementado del desarrollo de cardiopatías, siempre que hablemos de ejercicio extremo. Además, hay pruebas científicas que acreditan que los corredores de resistencia extrema tienen una mayor prevalencia de ateroesclerosis.

Del mismo modo, el esfuerzo prolongado puede pasar factura a nivel pulmonar, con inflamación bronquial y que el ejercicio en zonas contaminadas podría irritar las vías respiratorias. A ello suman la afectación renal, ya que este tipo de excesos en el running pueden suponer deshidratación severa y rabdomiólisis, así como recordar que hay un incremento del desgaste articular a medida que se aumenta el nivel de entrenamiento, especialmente si no se cuenta con entrenadores ni supervisión profesional.

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