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Bailar para adelgazar: con qué bailes puedes quemar más calorías y perder peso

Más allá de la diversión y la representación cultural, este ejercicio puede ser perfecto para perder peso

Bailar para adelgazar: con qué bailes puedes quemar más calorías y perder peso

Una pareja bailando. | Freepik

Bailar es mucho más que moverse al ritmo de una canción. Es una manifestación cultural que conecta con emociones, tradiciones e identidades. Cada estilo de baile refleja un origen, una historia y una manera de entender la vida. Pero además, más allá de lo artístico y lo social, bailar es también una herramienta potente para mantenerse en forma.

En ese sentido, el baile puede convertirse en una forma muy eficaz —y entretenida— de adelgazar. Al implicar todo el cuerpo, activa el sistema cardiovascular, mejora el tono muscular y ayuda a quemar calorías sin que apenas se note el esfuerzo. A diferencia de otros ejercicios repetitivos o monótonos, el baile engancha, anima y motiva, incluso a quienes llevan tiempo sin hacer deporte.

Esto lo convierte en una excelente opción para personas que llevan una vida sedentaria o que no han encontrado aún una actividad que les divierta. Muchas parejas maduras redescubren a través del baile un espacio común para cuidarse juntos, compartir tiempo y mejorar su salud. No es sólo moverse, es reencontrarse, disfrutar y, de paso, perder peso. Lo que empieza como una afición puede acabar transformando la forma física… y la emocional.

Lo que bailar le hace a tu organismo

Bailar estimula múltiples sistemas del cuerpo. Cada sesión supone un ejercicio cardiovascular que mejora la resistencia aeróbica, fortalece el corazón y optimiza la circulación. Además, dependiendo del estilo, se trabaja también la fuerza en piernas, glúteos, abdomen y brazos, especialmente en bailes que implican elevaciones, saltos o cargas de peso corporal, por lo que su impacto es muy positivo en nuestro bienestar.

No hay que olvidar que el baile es también una excelente forma de mejorar la coordinación y el equilibrio. Estilos como el tango o la danza contemporánea exigen una conciencia corporal muy precisa. Por su parte, el flamenco o el hip hop, con sus secuencias rápidas, ayudan a desarrollar reflejos, agilidad y control postural. Todo esto se traduce en una mejora integral de las capacidades físicas.

Desde el punto de vista emocional, bailar genera una liberación notable de endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad, de las que ya te hemos hablado en THE OBJECTIVE. Esto se traduce en una reducción del estrés, mejor estado de ánimo y una sensación de bienestar prolongado tras la actividad. Al ser una actividad social —ya sea en pareja o en grupo—, favorece además las relaciones personales, combate el aislamiento y refuerza la autoestima. Así, no sólo adelgaza el cuerpo: también aligera la mente.

Qué bailar para adelgazar: cómo quemar calorías

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No es necesario que el baile sea siempre de gran intensidad para empezar a percibir sus beneficios. ©Freepik.

La clave para quemar más calorías bailando está en la intensidad y la complejidad del movimiento. Cuanto más enérgico sea el baile, más músculos estarán implicados y más exigente será el esfuerzo cardiovascular. Si un baile utiliza tanto brazos como piernas, incorpora saltos o requiere cambios de ritmo constantes, el consumo calórico será mayor.

La salsa, por ejemplo, es uno de los bailes latinos más populares y activos. En una hora, una persona puede llegar a quemar entre 400 y 500 calorías, dependiendo de su peso y nivel de intensidad. La bachata, más suave, ronda las 250-300 calorías por hora. En la rumba, también algo más pausada, la cifra se mantiene similar. El tango, aunque más elegante y lento, puede quemar unas 200 calorías por hora, sobre todo si se baila de forma constante.

Aparte de eso, hay estilos que no son para todos los públicos, pero cuya quema de calorías es altísima. Un buen ejemplo aparece en los bailes urbanos como el hip hop o el breakdance, que son de los más exigentes físicamente. El hip hop puede llegar a quemar entre 500 y 700 calorías por hora, mientras que el breakdance, con su carga acrobática, puede superar las 800.

El ballet clásico, aunque no lo parezca, también exige un esfuerzo constante y controlado que puede suponer un gasto de entre 350 y 450 calorías por sesión. Por su parte, los bailes de salón combinan intensidad media y duración, lo que se traduce en un consumo de unas 300-400 calorías, siendo una alternativa tradicionalmente asequible para personas no expertas o con una forma física intermedia.

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