THE OBJECTIVE
El purgatorio

Pablo Ojeda: «Se puede estar gordito y sano, pero no gordo y sano»

El nutricionista de cabecera en La Sexta se sube a El purgatorio para desmentir mitos: «No hay ni una sola dieta que funcione»

«Como diría Sofía Mazagatos, estoy en el candelabro», admite, entre risas, Pablo Ojeda, (Sevilla, 1982) el nutricionista que aparece muchas tardes en La Sexta, con Cristina Pardo e Iñaki López. La nutrición, los asuntos de alimentación, las dietas, los productos que no debemos consumir bajo ninguna circunstancia, el perder peso, la obesidad, los trastornos alimentarios, son asuntos que copan las portadas de muchos medios. Materias que los lectores buscan porque el interés por estar sano, por comer mejor, por disfrutar de los bocados, están cada vez más en auge. Bien lo sabe Ojeda que no para de recibir llamadas, mensajes, por redes, por la calle y hasta en El purgatorio.

PREGUNTA. – ¿Se puede estar gordo y sano?

RESPUESTA. –  Se puede estar gordito y sano. 

P.- El gordito es pasado de peso, pero no mucho.

R.- Fofisano, hay muchos españoles. Siempre que no se supere el famoso IMC, índice de masa corporal, en 30, bueno, podemos hacer algo. Aunque el IMC es muy antiguo ya, ahora se mide por el perímetro abdominal, por la grasa localizada alrededor del abdomen. Los hombres tienen que ser por debajo de 102 centímetros y las mujeres por debajo de 88. 

P.- ¿El estar gordo es una enfermedad?

R.- El estar gordo en España no está catalogada como una enfermedad, en muchos países sí. Si me pides mi opinión, creo que es una enfermedad.

P.- ¿Ve cada vez más problemas de obesidad?

R.- Estamos encaminándonos a que el 80% de la población española en el año 2030 tenga sobrepeso u obesidad, actualmente estamos en torno al 65% o 67%. Es un problema donde en las arcas del Estado se gastan alrededor de 2 mil millones de euros en enfermedades derivadas de la obesidad. Una bestialidad. Creo que interesa más gastar dinero en la intervención que en la prevención, como prevengan no se gastan en medicamentos ni maquinaria para intervenir.

P.- ¿Vivir obsesionado con perder peso es un error?

R.- Vivir obsesionado con cualquier cosa es un error, con perder peso también. De hecho, cuando ya te obsesiona, ya estás perdiendo el foco. Lo creo firmemente, tu objetivo nunca tiene que ser perder peso, de hecho, las personas que su único objetivo es perder peso a medio largo plazo fracasan estrepitosamente. Ahora bien, si tu objetivo es ir al gimnasio a correr, tener un mejor rendimiento, poder jugar con tu niño más tiempo, respirar mejor, ahí sí, si te encuentras en el buen camino.

P.- Pablo Ojeda, uno de los nutricionistas de referencia ahora en televisión, fue una persona con sobrepeso.

R.- No, yo fui gordo. Gordo, muy gordo, llegué a los 138 kilos. Gordo sí, oye, que el negro es negro, el chino es chino y el gordo es gordo. Otra cosa es la connotación con que digas las palabras, pero estaba gordo, claro. Estaba obeso

P.- ¿Y cómo se vive?

R.- Mal, se vive atrapado en tu propio cuerpo. Mentalmente no estás ahí. También tengo que decir que quien llega a ese tipo de pesos, por norma general la comida es una cosa más.  Un problema más, puede haber depresión, ansiedad. Esto se lo escuché al doctor Fabiani y me hizo reflexionar mucho porque él decía algo así como que el diagnóstico al final no era la obesidad. El diagnóstico es que me han despedido del trabajo, que mi niño está malo. Que mis padres están muy mayores o que me va mal con mi mujer o con mi marido y como consecuencia acudo a la comida. Pero claro, el trabajo hay que hacerlo antes, no después. 

P.- Uno nunca va a engordar por la comida simplemente, que hay otros motivos.

R.- Comes así como consecuencia de algo. Mira, hay estadísticas que son bestiales, me voy a ir a mi ciudad, a Sevilla. Allí en Sevilla tenemos el barrio más marginado de toda España que son las 3000 viviendas. Y tenemos uno de los mejores barrios, que son Los Remedios, todo separado por 500 metros. De un barrio a otro hay una esperanza de vida de diez años. Diez años. Las clases sociales más bajas son las que tienen más predominancia de obesidad, de enfermedades, de problemas de todo tipo, ¿Por qué? Porque la comida mala es muy barata. La persona que está tranquila en casa, que tiene dinerito, que no tiene grandes problemas, come bien, sale, entra, puede practicar su pádel, tan normal. Creo que está en torno al 65 al 70% de la obesidad está en las clases bajas, no están en las clases altas. 

P.- ¿El ser gordo también puede ser un problema de clase social?

R.- Absolutamente. Se hizo un estudio en la Universidad de Londres donde miraban las causas de la obesidad, la comida no era la primera ni de lejos. La primera era el descanso, el sueño. ¿Y por qué se sueña mal? Porque estás lleno de problemas. Si estuviera tranquilo, dormiría como un león.  Dormir mal engorda, el 65% de las personas que tienen trabajos nocturnos tienen sobrepeso. 

P.- Ya que Pablo Ojeda fue una persona gorda y ahora no lo es…

R.- (interrumpiendo) Perdona, no lo soy físicamente.

P.- ¿Mentalmente sí?, ¿eso no se quita nunca?

R.- Yo no lo he conseguido. No me gusta decir gordo de mente, me gusta decir que tengo conductas de cuando era gordo. Me quedo solo y lo primero que miro es la aplicación para pedir comida, paso delante de un restaurante de comida rápida y se me va la cabeza. Cuando a lo mejor me tomo una copa de vino, ya que tus instintos están más activos, tienes más peligro, tienes un poquito más de compulsividad.

«A Pedro Sánchez, con tanto estrés, le recomiendo un chuletón al punto»

P.- Ya que ya que Pablo Ojeda fue gordo físicamente y sigues siendo gordo de mentalidad, ¿qué prejuicios hay alrededor de la persona gorda, de la persona con sobrepeso?

R.- Todos. Desde que eres tonto, te meten en un paquete y tú pues que eres menos válido que no puede desempeñar algún tipo de trabajo. Ya no te hablo del mundo de la sexualidad, donde te desprecian por completo y te miran como raro. Eso es una realidad y quien diga que no, miente, es una absoluta realidad.

P.- ¿En España somos muy gordofóbicos?

R.- Mucho. Entonces tenemos que abogar por trabajar por la normalidad de los cuerpos. Ahora bien, veo últimamente una corriente peligrosa en redes sociales con el tema de la gordura. Donde ciertas cuentas defienden pase lo que pase un estado físico determinado. Y creo que es un peligro porque la gente se puede acomodar. Lo primero que tiene que hacer una persona con obesidad es respetarse a sí misma, quererse, aceptarse, aquí estoy yo.

Me ha pasado cualquier circunstancia en la vida, lo he pagado con la comida, he tenido algún problemilla, he cogido peso, fantástico. Hasta que tú no te aceptes, no vas a poder buscar un buen resultado. Pero una cosa es la aceptación y otra muy diferente el no querer buscar tu mejor versión de salud. Yo no te estoy diciendo que te quedes con 50 kilos, pero tú tienes que buscar tu mejor versión de salud, sea la que sea, porque si no vas a tener problemas. No conozco muchas personas con grandes obesidades más de 60. De 70. Ponte a pensar, no se ven.

P.- Que el discurso que a veces vemos en las redes sociales de todos los cuerpos son bonitos… 

R.- Lo son, maravilloso, pero aboga también para que vayan buscando poco a poco su mejor versión de salud. Si hay que hacer un trabajo psicológico previo, fantástico, si hay que ir al gimnasio, no es fácil. Queremos un botón de escape. Oye, yo tardé dos años con psicólogos, con entrenador, comiendo muy bien, saliendo todos los días a caminar. Habrá cosas que no te guste hacer, pero tienes que hacerlas. Y a mí no me gusta, y lo digo muchas veces, ir al gimnasio y no me gusta tener que estar pendiente de la planificación de la comida. No me gusta, pero es la única manera que tengo para estar bien. Y llámame loco, pero me gusta vivir muchos años y con buena calidad. 

P.- Pero ha dado en una clave importante, se ve en redes sociales un discurso muy buenrollista con determinadas cosas.

R.- A la nutrición actualmente le pasa lo mismo que a la política, los extremos venden. La normalidad, el centro, la moderación últimamente no interesan. Si soy paleo, el que come lechuga es una mierda. Y si soy vegano los que comen carne son unos asesinos. Oiga, vamos a ver un punto medio que seguro podemos hablar y podemos dialogar. Y tampoco es esto, pero vende. Sectorizas te lleva a toda la población que piensa como tú, y ahí trabajas. No, oiga usted, si es vegano y come mal, no es un buen vegano. Si a usted le gusta la carne y come mal, tampoco va a tener placer. 

P.- ¿Hay un auge de interés en España por el tema de la alimentación?

R.- Afortunadamente, sí. Cada día más, cada vez más. La gente se preocupa por lo que comen, por lo que no comen y se nota. Si pones cualquier televisión, todos los programas tienen algo ya de nutrición.

P.- ¿Y por qué?

R.- Al final es lo que más hacemos comer y dormir, y nunca nos han enseñado. Las cosas más importantes de la vida, la que más nos van a ofrecer, no nos han enseñado nunca. No nos han enseñado a gestionar nuestras emociones, no nos han enseñado a gestionar ni un duro, no nos han enseñado nunca a gestionar la alimentación. Las cosas importantes de la vida nunca nos han enseñado, y a medida que pasa el tiempo donde todo evoluciona tanto, ya era hora de que estos temas estuvieran ahí.

P.- ¿A Pablo Ojeda porque le gusta el mundo de la nutrición?

R.- Como tenemos tiempo te voy a contar la historia completa. Cuando tenía 20 años, caí en el mundo del juego y me enganché al juego. La ludopatía. Yo digo abiertamente que soy ludópata rehabilitado. Entonces estuve cinco años muy enganchado al juego, donde la vida te hace enfrentarte con lo peor del ser humano, de ti mismo. Cuando la gente habla del infierno, los que hemos estado ahí nos reímos del infierno, debajo del infierno hay muchos más kilómetros. Por una circunstancia toque fondo, no podía seguir, era pedir ayuda o muerte en la literalidad más absoluta.

Entonces pedí ayuda y me echaron un cable mis padres, la que era mi mujer en aquella época. Y me metí en un centro de rehabilitación en el cual estuve tres años y dos meses rehabilitándome. Entonces, cuando tú vas a terapia en un en un proceso adictivo, son terapias de autoayuda y ayuda mutua en donde tú pones tu caso, tú vas hablando de tu día a día y tu compañero también, de tal forma que tú ayudas al que está enfrente y el que está enfrente con su testimonio te ayuda a ti.

Claro llegó un día, otro día y aquello me di cuenta de que era transversal. Había empresarios, jugadores de fútbol, el currito más currito, la señora que le gustaba comprar cupones del bingo. Esto afecta a todo el mundo, pero voy más allá, te dabas cuenta que todos tenían los mismos patrones, es decir, todos cuando estaban en rehabilitación uno se ponía a comprar, el otro se ponía a comer, uno volvía al tabaco y digo «Espérate, aquí todo el mundo está pintando la gotera, pero nadie está subiendo al tejado».


Entonces entendí que si yo quería rehabilitarme, tenía que hacer un cambio 360. Todo mi círculo completo, lo que menos importaba, entre comillas, era el juego. Lo que tenía que trabajar era quitarme lo tóxico, quitarme los amigos, quitarme al bar donde iba, dejar de llevar dinero en efectivo y una de las cosas que tenía que hacer era rellenar el espacio del juego con otra cosa que me hiciera crecer. Y ahí, amigo, empecé a estudiar. Empecé porque yo en mi juventud había sido nadador, y el mundo del deporte, la alimentación siempre me había gustado. No sabía que después me iba a gustar tanto, pero esos fueron mis comienzos y por eso la nutrición siempre le ha dado una perspectiva mucho más psicológica, de normalización que de seguir señalando con el maldito dedo.

P.- ¿Qué es comer bien?

R.- Comer bien es tener algún tipo de alimentación que le permita a tu coche estar a pleno rendimiento.

P.- Pero hay muchos tipos de coche, entiendo que comer bien no significa lo mismo para todo el mundo.

R.- Es absolutamente imposible que el mismo patrón alimenticio sea igual para dos personas. Cada persona tiene sus propias emociones, sus propios ritmos, sus trabajos, sus horarios, sus parejas, su vida. Y tú tienes que adaptar, que es uno de los grandes problemas. Adaptar la comida a tu vida, no cambiar tu vida por una dieta. Me dicen, «Pablo, esta semana no he hecho la dieta, que he tenido mucho trabajo». Digo, «solucionado, dejas el trabajo, ¿no?»  Como eso no se puede hacer, adaptas esto a tu vida o vas a estar siempre igual. Y este cambio de mentalidad debemos de hacerlo ya.

P.- ¿A Pablo Ojeda el tema dietas le pone de mala hostia?

R.- Me pone de mala hostia porque he hecho muchas dietas también en mi vida, porque hasta que yo no me di cuenta que tenía que hacer este cambio tan general iba a un médico. Y él te ponía un papel, «pero sé que mi problema no es lo que usted me está poniendo aquí en la dieta. Mi problema es que cuando empiezo a comer no puedo parar». «Ah, bueno, pero usted siga este papel», me respondía, «que no oiga usted no se está enterando de qué va la película» Si una dieta como está conceptualizada funcionara, yo no estaba aquí.

P.- ¿O sea que no hay ni una dieta que sirva?

R.- Ninguna, dejemos esto claro que la gente. Ninguna dieta funciona.

P.- Y las dietas que promocionan los famosos son una estafa, ¿se puede decir esto?

R.- Pero absolutamente, son profesionales de las dietas, ¿Cuántas dietas has escuchado a Kim Kardashian? Viven de eso. Y todo lo que no sea un estilo saludable donde tu pongas las tres patas de la mesa que son emociones, deporte y alimentación, estás frito. No sirve de nada, no puedes mantenerlo en tiempo. 

P.- ¿Y por qué sigue apareciendo esto? ¿Por qué sigue funcionando?

R.- Es uno de los grandes lobbies y la gente está necesitada de esperanza. Que te voy a hacer perder tres kilos esta semana. El premio, la recompensa, que vas a ganar. Funciona todo igual. Al final todas las adicciones, igual que con la comida, son un descontrol de los impulsos. 

Ojeda, durante la entrevista en THE OBJECTIVE – Víctor Ubiña

P.- Es que cuánto importa, Pablo, lo mental. Todo lo que tenemos aquí dentro, como nos engañamos a nosotros mismos.

R.- Voy a decir una cosa que no debería decirla, pero mi figura muchas veces no haría falta. Si vas a un psicólogo que te haga comprender la importancia de un buen estilo de vida y reconciliarte contigo mismo, estoy seguro que perderías peso.

P.- ¿Cuándo vas al supermercado y ve los productos bio, light, los productos de la abuela, todas estas etiquetas también le molestan mucho?

R.- No, hombre, vamos a ver, a mí no me molesta absolutamente nada, pero te da coraje. Hablas de las galletas de la abuela, siempre me imagino en mi cabeza una fábrica llena de abuelitas cocinando. Otros ponen magdalenas naturales y te imaginas un árbol que de magdalenas. Son reclamos, lo que pasa es que la legislación actual tiene bastantes carencias, al igual que lo bio y lo orgánico.

Oiga usted, que una galleta con chocolate por ser bio va a ser más sana, no, simplemente te está haciendo relación a una forma de recolección, de pesticidas, de historia, pero que las 400 calorías que tiene las tiene igual, con un peligro que se forma lo que se conoce en nutrición como el efecto halo. El efecto halo es una falsa sensación de seguridad por la cual al final vas a consumir más, porque cómo es light, pues al final me aprieto el paquete entero porque es light. Pero light, lo único que significa que tiene un 30% menos de calorías que su hermano mayor. Que si las patatas normales tienen 1000 calorías, la light tienen 700. 

P.- ¿Comemos peor hoy que hace 30 años?

R.- Sí, claro. De hecho, las tasas de obesidad están ahí. Porque cada día vamos más rápido, cada día tenemos menos tiempo para ponernos en las casas. Antiguamente, desgraciadamente, las mujeres no estaban en el mercado laboral, tenían más tiempo en las casas, se dedicaban al trabajo más digno que hay en este mundo, que es cuidar su familia y se cocinaba más. Ahora no se cocina, ahora es de esnob cocinar. Volvemos a lo mismo, es que había que hacerlo sí o sí, ahora ya es una opción y se está perdiendo el gusto por la cocina, por lo antiguo, tenemos que recuperar algunas cosas de los que nos han dejado ya todo hecho.

P.- Y recuperar el placer de comer, que, en ocasiones, como vivimos tan agitados en el día a día se os olvida.

R.- El placer de comer. Mira la famosa dieta mediterránea, seguramente esta historia no la sabe mucha gente, viene de un estudio que se hizo en los años 60, que se llamó el estudio de los siete países. En el estudio de los siete países, un señor americano, quiso estudiar la incidencia cardíaca con respecto a la alimentación. Bueno, escogió Canadá, Estados Unidos y vino a Europa, escogió países nórdicos, Noruega, Finlandia, se vino un poquito más al sur, se vino a la zona de Italia, Grecia y se fue a Oriente y cogió Japón. Y descubrieron cerca de Grecia que había allí un sitio donde joder, no había infartos, era la isla de Creta. En los años 60, principios de los 60 que en Creta había cabras, no había.

Y efectivamente, descubren que son poblaciones muy aisladas, no tienen comunicación, tienen que pastorear ellos con sus cabritas, tienen que plantar ellos sus frutales, tienen que salir en su barquito para comer pescado todos los días. Como las distancias son largas, comen todos los días en familia. Eso era la dieta mediterránea, el conjunto de una actividad física moderada con el pastoreo todo el día de pie, la exposición al sol, la familia, la socialización. Eso era. Este hombre se llevó a Estados Unidos toda su historia, y la mujer de este hombre sacó un libro que le llamó Dieta mediterránea. Sí, la dieta mediterránea la inventó un americano. Y a partir de ahí, dieta mediterránea para arriba y para abajo. Pero claro, no es solo la comida, es el complemento. Se nos va la mente a la parte de la comida, pero es un todo.

P.- Hablemos de huevos, un tema fascinante. El mundo de los huevos es una cosa tremenda, ¿Por qué son tan fascinantes?

R.- Salieron estudios hace ya muchísimos años, hace 40 años, donde te decía la incidencia que tenía el huevo en colesterol en sangre, en las personas. Lo que pasa es que con el paso de los años se ha ido viendo también bueno, que hay algunos agentes que pueden contrarrestar esta subida del colesterol. El problema es que no hay estudios 100% concluyentes, 100% concluyentes. Y si a esto se le suma que la gente no tiene unos buenos hábitos de vida, pues entonces al final todo suma. Pero claro, el mensaje que yo muchas veces trato de dar es que vamos mirando el huevo, y no miramos la palmera de chocolate que te aprietas a la hora de merendar. Eso es lo que quiero hacer ver.

Que tú te tomes uno o dos huevos al día, no vas a tener problemas. Siempre y cuando hagas deporte, tengas una buena vida, entres salgas, estés sano. Fantástico. El problema es que ese no es el problema, señores, que estamos desviando el foco. El otro día dije algo muy categórico, dije que el huevo no sube el colesterol, lo que no se puso es el foco es lo que había dicho antes, hablaba de personas sanas con un buen estilo de vida. Y se creó una polémica, tenemos un problema con eso. No sabemos buscar la normalidad, fomentamos lo negativo, no fomentamos lo positivo, no fomentamos las bondades de comer bien, no fomentamos las bondades de hacer ejercicio, no fomentamos las bondades de meditar y de estar contigo mismo. Fomentamos que tienes colesterol y ya te vas a morir. Ese es el enfoque que tenemos que cambiar.

«Se come peor hoy que hace 30 años, las tasas de obesidad están ahí»

P.- ¿Cuánto importa el sexo a la hora de la nutrición?

R.- Nutrición es todo. Te voy a decir una cosa, las personas que tienen infartos, uno de los mejores ejercicios que tienen para recuperarse del infarto es tener un momento cariñoso con su pareja. Salió el otro día la media, de seis al mes. Y había alguno que decía «seis, si es año me conformo» (ríe).

P.- O sea que importa.

R.- Importa muchísimo. Porque al final esto es como todo. Si todo está relacionado, que tú tengas buen sexo significa que tú esa noche vas a dormir más tranquilito, vas a estar más descansado al día siguiente, vas a tener mejor humor. Las decisiones que vas a tomar son mejores, es así en todos los aspectos.

P.- Y en el asunto horarios. En España estamos como atrasados con respecto a nuestra posición geográfica. O sea, que vamos desfasados para lo que debería ser nuestra hora de comer y cenar.

R.- Y aparte como estamos en el sur del todo, también el ciclo horario, tenemos una hora más de sol, claro, y al final estamos en la calle todo el tiempo y nos olvidamos que llevamos 800.000 años en la tierra que no llevamos desde 1936. El ser humano ha evolucionado con respecto al ciclo solar, cuando se hacía de noche era de noche, no había fuego, no había nada, dormías. Cuando había luz, comías, cazabas, toda la actividad. Y tu cuerpo está acostumbrado innatamente a eso y se nos ha olvidado. Y creo que es una de las cosas que siempre me dicen a mí dice «Oye, un consejo uno para iniciar una mejor alimentación», siempre digo, «cena pronto».

P.- Y cenar poco. 

R.- Depende, si yo soy corredor, salgo a hacer mi tirada larga a las 19:00 de la tarde, llego a las 21 de la noche, yo tengo que pegarle una carga ahí al glucógeno a tope. Si yo soy deportista de triatlón y a las 07:00 me levanto para coger la bici y pegarle, tengo que hacer una precarga por la noche, indudablemente. Es decir, no podemos generalizar en el mundo de la nutrición, que es uno de los grandes problemas que manejamos y más los que nos dedicamos a los medios de comunicación. Pero claro, no podemos individualizar. Y cuando tú generalizas te sale Paco de Valladolid y te dice «pues es que a mí no me pasa eso»

P.- Entonces en España tendríamos que adelantar las comidas.

R.- No conozco ningún país del mundo que tenga nuestros horarios, que igual como yo te digo, llámame loco, que igual los raros somos nosotros. Pero dar ese debate en España es difícil, además aquí tengo la sensación de que todos creemos llevar razón, y eso es lo más anticientífico del mundo. El científico dice que dudes hasta de lo que te estoy diciendo yo ahora mismo.

P.- Ya que hemos hablado de estrés, ¿Pablo Ojeda qué alimentación le pondría a Pedro Sánchez, que debe tener un estrés importante?

R.- Él era de chuletón. Un chuletón te da buena vitamina B12, el flujo sanguíneo bien te da menos dolores de cabeza. Una buena carne. Para el estrés tenemos que bajar un poquito los niveles de cortisol. Hay una, un aminoácido que se llama el triptófano, que funciona muy bien, que lo tiene el plátano, lo tiene la carne magra, tiene las carnes magras.

P.- Chuletón al punto entonces, ¿con copa de vino o agua?

R.- Soy de cervecita, a mí me gusta una cervecita fresquita. 

P.- ¿Pero qué sería más saludable? Tenemos el mito de la copa de vino todos los días.

R.- No, eso al final…Abramos el melón, el alcohol es alcohol. Tú lo puedes disfrazar de la manera que te dé la gana. El alcohol es alcohol, y el alcohol es un tóxico, es un depresor. Es un inhibidor de impulso, la gente cuando se emborracha hace cosas que no harían. Tú no puedes aislarlo. Se hizo un estudio muy famoso donde cogían a dos ratas. Dos ratas de laboratorio. Se separaron, a una le dieron agua y a la otra cogieron una molécula de resveratrol, un principio que tiene la uva de donde se hace el vino que tiene alcohol, y se la dieron. Y las dos hacían deporte. Vieron que la que tomaba la molécula aislada de resveratrol andaba más en la ruedecita. Como el ratón andaba más con la molécula. Titular: Un vaso de vino equivale a dos horas de gimnasio. (ríe) 

Esto no es lo que dice el estudio. También se han hecho estudios donde han visto que personas con un consumo moderado de una copita de alcohol tienen más esperanza de vida. Pero claro, cuando lees el estudio, son estudios observacionales que observan. Tú no le puedes dar a un tío alcohol para ver qué le pasa durante 30 años. Éticamente no te lo compran, pero claro, ¿qué es lo que pasaba? Que estas personas que observan que tomaban una copita de alcohol cada X tiempo vivían más. ¿Por qué? No era por el alcohol. Era porque se lo tomaba con sus amigotes, se reían, disfrutaba y la sociabilización, la exposición al sol, la risa valía más que esa pequeña cantidad de alcohol.

P.- ¿Cuáles son los mayores mitos que tú ves repetidos en los medios de comunicación? 

R.- Hay varios, «la fruta engorda», eso lo he escuchado 10.000 veces. Por favor, volvemos a lo mismo, ¿nos vamos a preocupar de la fruta y no nos vamos a preocupar de otras cosas? «El agua con limón por la mañana en ayuna adelgaza», hombre, si el limonero está a 20 kilómetros y vas tú todas las mañanas a coger el limón. No, de hecho todo lo contrario. Pregúntale a cualquier dentista, el limón se come el esmalte. Ahora que a ti te gusta el agua con limón porque está más fresquita y sabe bien, fantástico. Pero no te lo tomes creyendo que tiene una propiedad mágica, porque aquí tienes los grandes problemas con las pseudociencias, que me acojo a esto para perder peso, para poner cualquier remedio a cualquier enfermedad y estoy dejando de lado otros remedios que sí son eficientes y que después puedo tener un disgusto.

Otra es el famoso de los batidos depurativos, los détox. A ver si usted tiene la mínima sospecha que está intoxicado, por favor, vaya al hospital, no se tome un batido de supermercado que lo único que le va a depurar es el bolsillo. Lo único. Tienen una gran cantidad de azúcar y no sirven para absolutamente nada. Otro mito es el de los superalimentos, ese es maravilloso.

Los superalimentos no existen, por mucho que te tomes unas bayas de goji no vas a crecer más ni te vas a poner los ojos azules, ni te vas a poner más fuerte. Es el conjunto. Lo que pasa que si yo te digo kale en lugar de acelga, vende más el kale. Si yo te digo aceite de coco y te digo aceite de oliva, suena guay el coco. Entonces tenemos que pedir quinoa roja en lugar de unos garbanzos, que es lo mismo.

P.- ¿Y el café?

R.- El café maravilloso, hasta 400 miligramos al día, que son unas cuatro o cinco tacitas de café no hay ningún tipo de problema. Además, se han demostrado todos los efectos beneficiosos. Lo que sí es importante es mantenerse ahí, porque si no podemos tener un problema de adicción, cada vez tu cuerpo te pide más. Digamos que en el cerebro hay una especie de receptores que están llenos de una molécula que se llama la adenosina, que es la que se encarga del descanso.

¿Qué hace el café? Barre y llena los receptores de la adenosina. Entonces cuando la adenosina viene para ofrecerte descanso, el café, la cafeína se ocupa. Y la adenosina rompe otra puerta para meterse. Pero claro, cuando vuelves a tomar café hay tres puertas más. Vuelves a llenarlo y cada vez llenas más puertas. Vas necesitando más café para el mismo efecto. Por lo tanto, siempre que sea esos 400 miligramos, bien, pero mantenerlo ahí.

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