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Nutrición

Manuel Viso, doctor: no tires la piel de cacahuete, es un potente antioxidante

Esta semilla es un tesoro nutricional que merece un lugar fijo en la despensa de cualquier amante de la alimentación

Manuel Viso, doctor: no tires la piel de cacahuete, es un potente antioxidante

Cacahuetes | Canva pro

Su valor reside en una composición tan completa que lo convierte en una fuente natural de energía, proteínas, vitaminas y antioxidantes. Por cada 100 gramos, el cacahuete aporta cerca de 25 gramos de proteína, lo que lo convierte en una alternativa ideal para quienes siguen una dieta vegetariana o vegana, para deportistas que buscan aumentar su masa muscular y para niños en edad de crecimiento. A esta elevada cantidad de proteína se suma una notable presencia de grasas saludables, principalmente monoinsaturadas y poliinsaturadas, las mismas que abundan en el aceite de oliva o el aguacate.

Además, el cacahuete es una excelente fuente de fibra dietética y de minerales esenciales como magnesio, fósforo, potasio, zinc y manganeso, todos ellos indispensables para mantener el buen funcionamiento muscular, óseo y cardiovascular. En el apartado vitamínico destaca por su contenido en niacina (vitamina B3), tiamina, folatos, vitamina E y B6, nutrientes que intervienen en el metabolismo energético y en la protección celular frente al estrés oxidativo.

Pocos alimentos logran reunir tantas virtudes nutricionales y gastronómicas como el cacahuete. Aunque botánicamente pertenece a la familia de las leguminosas, su perfil nutricional lo aproxima más a los frutos secos, razón por la cual ocupa un lugar privilegiado en las dietas equilibradas y en los hábitos de alimentación saludable. Conocido también como maní o “cacao de tierra”, el cacahuete es una semilla que crece bajo tierra, procedente de la planta Arachis hypogaea, originaria de América del Sur y extendida hoy a prácticamente todo el mundo.

Un compuesto antioxidante que está en otros alimentos

A pesar de su popularidad, no siempre se consume el cacahuete de la manera más beneficiosa. Una costumbre extendida es retirar y desechar la fina piel marrón que recubre la semilla. Sin embargo, según el doctor Manuel Viso, especialista en urgencias y hematología, este gesto aparentemente inocente implica perder una de las partes más valiosas del alimento. «Cuando alguien te mire raro la próxima vez que te comas la piel del cacahuete, dile que así envejeces más lento. No la tires», aconseja el médico. Y no exagera. Esa delgada película contiene una alta concentración de polifenoles, flavonoides y resveratrol, un compuesto antioxidante presente también en las uvas y el vino tinto, conocido por su capacidad para retrasar el envejecimiento celular, reducir la inflamación y proteger la salud del corazón. Estos compuestos actúan neutralizando los radicales libres, responsables de la oxidación celular, y desempeñan un papel importante en la prevención de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

Cacahuete

La piel del cacahuete, además, contiene taninos y otros compuestos fenólicos con efecto antimicrobiano y antiinflamatorio, lo que refuerza su perfil como alimento funcional. En palabras del doctor Viso, “literalmente estás pelando antioxidantes” cada vez que eliminas esa capa protectora.

Fibra y saciedad, los aliados invisibles

Otro aspecto relevante del cacahuete es su contenido en fibra, especialmente en su versión natural o tostada con piel. Se trata de una fibra insoluble que contribuye a mejorar el tránsito intestinal, favorece una microbiota equilibrada y genera sensación de saciedad, ayudando así a controlar el apetito y a evitar el consumo excesivo de otros alimentos. Por ello, su inclusión moderada en la dieta puede ser una herramienta eficaz para mantener un peso saludable y regular los niveles de glucosa en sangre.

Cómo consumirlos y cuánto

El cacahuete puede disfrutarse de múltiples maneras, aunque no todas resultan igual de saludables. Según los especialistas, la mejor forma de consumirlo es al natural o tostado, sin sal ni azúcares añadidos. Las versiones fritas o cubiertas de chocolate, aunque populares, añaden calorías vacías y grasas trans que contrarrestan sus beneficios. La cantidad recomendada se sitúa en torno a los 30 gramos diarios, lo que equivale a un pequeño puñado. Esa porción es suficiente para obtener un aporte significativo de nutrientes sin excederse en calorías. Además, se puede incorporar a ensaladas, batidos, panes integrales o como base de mantequillas naturales, siempre que no contengan aceites hidrogenados ni azúcares añadidos.

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