Andropausia: qué es, cuáles son sus síntomas y qué hay de verdad y mentira en su aparición
Por mucho que pueda pesar, la realidad de esta situación invita a pensar en soluciones para frenar su avance
Puede que el término andropausia no sea familiar a muchos hombres. Puede que a otros sí lo sea. Pero, sea familiar o no, no significa que no exista. De hecho, diversas investigaciones avalan que sí existe, aunque los nombres que recibe pueden ser bien distintos.
Curiosamente, uno de los mitos más extendidos sobre la andropausia es directamente negar su existencia y considerar que es una invención médica. Como es evidente, nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que no alcanza el mismo rango de afectación y virulencia que la menopausia, existe.
Tampoco esto quiere decir, a pesar de tener el mismo ‘apellido’, que la andropausia y la menopausia sean sinónimos, aunque en diferente género. Lo que sí tiene más o menos que ver es la franja de edad en la que ambos hacen aparición. Una realidad inherente a la madurez que, como vamos a ver, tiene más consecuencias de las que parece.
Qué es la andropausia
Es importante puntualizar que la andropausia no un trastorno. Tampoco es una enfermedad ni una patología. Clínicamente es un proceso que, evidentemente, tiene que ver con el envejecimiento. Descomponiendo el concepto semánticamente encontramos andros, hombre y pausia, que significaría cesación.
No obstante, es importante recordar que no es, ad hoc, lo mismo que la menopausia, aunque pueda tener características similares. En resumidas cuentas, lo que sucede durante la andropausia es que el hombre empieza a perder capacidades sexuales. La causa de esta merma llega, en ambos casos, vinculada a las testosterona.
Por un lado, puede proceder de bajos niveles de testosterona. Por el otro, con ese parentesco, porque los receptores de la testosterona no funcionen todo lo bien que deberían. En los dos casos, como explicamos, sigue siendo un problema anclado a la testosterona. El primero es porque las células de Leydig, responsables de la producción de la testosterona, trabajan peor. La segunda alternativa es que aumenta una proteína –llamada SHBG– que atrapa parte de la testosterona e impide su uso.
Aunque la andropausia tiene muchos nombres, incluso coloquiales, no es correcto llamarla menopausia masculina. Lo más correcto, además de andropausia, sería referirse a él como síndrome de déficit de testosterona.
Cuáles son los síntomas de la andropausia
Sabemos que la pérdida de las capacidades sexuales es la base de este síndrome. No obstante, no todos los hombres tienen por qué experimentarlos ni hacerlo a la vez. Se estima que empieza a aparecer la andropausia entre los 45 y los 50 años. Eso no quita que pueda haber hombres que la sufran antes o después. Tampoco que unos la puedan sufrir de forma más intensa que otros. De hecho, podría ser que incluso para algunos hombres pase desapercibida.
Entre los síntomas que cita la American Urology Association, la andropausia menciona varios fundamentalmente. Fatiga, falta de deseo sexual, problemas de fertibilidad, peores eyaculaciones, reducción de la masa muscular, irritabilidad y depresión, entre otras. También hay que añadir a la ecuación la disfunción eréctil, de la que ya te hemos hablado en THE OBJECTIVE.
Además, la andropausia, aunque oficialmente no es una patología, sino un síndrome, tiene varios parámetros analíticos que sirven para comprobar el déficit. En este caso, para la citada asociación sería presentar menos de 300 nanogramos de testosterona por decilitro de sangre.
¿Se puede revertir la andropausia?
Sintiéndolo mucho, la respuesta es no. Es un proceso irreversible, pero sí es cierto que se puede intentar minimizar su impacto. En este sentido, conviene comprender que la testosterona no solo está relacionada con el envejecimiento. Los hábitos de vida importan y mucho en cómo la testosterona se genera. De esta manera, conviene tener claro que el sedentarismo, la obesidad o el consumo de ciertos tóxicos como el tabaco o el alcohol empeoran la producción de testosterona.
En el otro lado de la balanza, los hábitos positivos. Una dieta equilibrada y saludable, tener una buena calidad de sueño, hacer deporte de manera regular con cierta intensidad y evitar el consumo de tóxicos permitirían tener mejores niveles de testosterona. ¿Siempre? Pues no, no siempre. También hay bazas genéticas que juegan en contra de la producción de testosterona.
Además, conviene comprender que, como indicábamos antes, la andropausia no es lo mismo que la menopausia. En el caso del hombre es un descenso no muy pronunciado de testosterona que además permite seguir siendo fértil hasta edades avanzadas. Algo que no se da en el caso de la mujer, donde se produce de manera muy brusca este cambio.
Lo que sí es cierto es que, desde su juventud, los hombres van perdiendo alrededor de un 1% de testosterona al año, según datos de Mayo Clinic. Lo que supone que, en torno a los 70 años, se habrá perdido alrededor del 30% de la testosterona total.