El Reino Unido «debe prepararse» para una ruptura brutal con la Unión Europea a final de año si no hay un «cambio fundamental» por parte de Bruselas en las estancadas negociaciones comerciales del Brexit[contexto id=»381725″], ha advertido el primer ministro británico, Boris Johnson.
Lo más importante: los 27 «han renunciado a la idea de un acuerdo de libre comercio» y «no parece haber ningún progreso por parte de Bruselas», ha lamentado Johnson en un discurso televisado este viernes, el día siguiente de una cumbre en que los líderes europeos urgieron a Londres a hacer concesiones para evitar un ruptura sin acuerdo. «Así que les decimos: «Vengan a vernos si hay un cambio fundamental de enfoque, de lo contrario estamos dispuestos a hablar de los aspectos prácticos»» de una separación brusca, ha añadido.
Tras años de retrasos y caos político, Reino Unido abandonó oficialmente la UE el 31 de enero gracias a la mayoría parlamentaria obtenida por el Partido Conservador de Johnson en las legislativas de diciembre. Sin embargo, el país se encuentra hasta finales de diciembre en un periodo de transición destinado a negociar con Bruselas un acuerdo de libre comercio que rija sus futuras relaciones. Pero pese a las nueve rondas de conversaciones formales celebradas desde marzo y a los intensos contactos informales de las últimas dos semanas, sigue sin haber resultados en los dos principales puntos de desacuerdo.
A cambio de ofrecer a los británicos un acceso al mercado único, los europeos exigen poder seguir pescando en sus aguas y limitar sus subvenciones públicas a las empresas privadas. Para que pueda ser ratificado a tiempo por los respectivos parlamentos, las dos partes coinciden en que el acuerdo debería cerrarse en octubre. Sin embargo, Johnson se había fijado como límite la fecha del 15, día de inicio de la cumbre europea, mientras que la UE se mostraba partidaria a seguir negociando hasta finales de mes.
Algunas señales habían indicado en las últimas semanas que las posiciones podían estar moviéndose: el negociador europeo, Michel Barnier, pidió a los países pesqueros de la UE que hicieran concesiones sobre el acceso a los caladeros británicos y el negociador inglés, David Frost, dio a entender que aceptaría un mecanismo de arbitraje sobre subvenciones públicas. Pero en el momento crítico ambas partes han querido mostrar que no serán la primera en mover ficha. La cumbre europea del jueves llamó a Londres a ceder en unos términos ásperos que una fuente diplomática europea reconoció después como «no suficientemente equilibrados».
Barnier y la canciller alemana, Angela Merkel, intentaron después suavizar los términos: esta última admitió que ambas partes deberían estar dispuestas a hacer concesiones para que el acuerdo sea posible. Pero no pareció bastar para contentar a los británicos.
«Todos estamos decepcionados y sorprendidos por el resultado del Consejo Europeo», dijo el viernes el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, al canal Sky News. En opinión del Gobierno británico, «se puede llegar a un acuerdo, pero tiene que haber flexibilidad por ambas partes», subrayó, sin embargo, después, en declaraciones a la radio BBC, dejando una puerta abierta a la reanudación de los contactos.
Pese a la firmeza de su discurso, Johnson está bajo fuerte presión ante las catastróficas consecuencias económicas que tendría una ruptura brutal en dos meses y medio, para la que las empresas británicas no están ni de lejos preparadas.