«Rojos y maricones», el clamor que casi le cuesta el puesto a Jorge Javier Vázquez
El presentador de ‘Sálvame’ se ha descarnado revelando la verdadera relación con Paolo Vasile, quien le dejase de hablar por su ferviente posicionamiento ideológico.
Jorge Javier Vázquez. | Antonio Gutiérrez / Europa Press / ContactoPhoto
España estaba siendo sacudida por el grueso de la pandemia por coronavirus y nuestro único entretenimiento era la televisión. Fue uno de esos días de abril de 2020 cuando a Jorge Javier Vázquez se le ocurrió gritar como nunca desde el centro del plató de Sálvame: «No te voy a dejar hablar. ¡Ya está bien, ya basta! ¿Qué pinta aquí Pablo Iglesias? ¡Nada! Este programa es de rojos y maricones, ya queda dicho, y a quien no le guste que cambie de canal. Esta es la identidad del programa, espero que haya quedado claro ya». Se trataba de un clamor con el que, de paso, censuraba la voz de Antonio Montero, que mantenía un discurso más hacia la derecha, y según el conductor catalán, con consignas de Vox.
«A raíz de lo de ‘rojos y maricones’, Paolo Vasile dejó de hablarme una larga temporada»
Desde entonces, la estrechísima y amigable relación entre el entonces consejero delegado de Mediaset España y Jorge Javier cambió por completo, tal y como asegura el presentador en declaraciones a Lecturas: «A raíz de lo de ‘rojos y maricones’, Paolo Vasile dejó de hablarme una larga temporada. Un par de meses. Estábamos en pandemia, él estaba viviendo en Roma y acostumbraba a enviarnos, a los que conseguíamos muy buenas audiencias, un mensaje. Tenía una relación con él y cesó. Lo pasé muy mal». Sin embargo, el también rostro de Supervivientes 2023 no duda en admitir que no reniega de la citada frase de la discordia: “«Es una de las frases de las que me siento más orgulloso, aunque quizás tendría que haber dicho: ‘Este programa está hecho por rojos y maricones’ para no sonar excluyente».
Tal fue el vacío que asegura Vázquez que le hizo su entonces máximo jefe televisivo que llegó a escribir su carta de renuncia para dejar el canal al que lleva más de 20 años ligado. “No entiendo tu silencio. Creo que llegado este momento es mejor que me vaya de esta empresa, así que, Paolo, aunque haya acabado de firmar mi contrato de renovación, me quiero ir, no quiero trabajar en una empresa que se me castiga de esta manera, porque si estás enfadado conmigo lo que tienes que hacer es llamarme y echarme la bronca, pero no dejar de hablarme’. Entonces inmediatamente me escribió un correo exponiéndome las razones de su silencio e hicimos las paces”, rememora que redactó hace tres años con la intención de dimitir de Telecinco.
«Estaba dispuesto a renunciar a millones de euros porque no me sentía querido. No entendía que Vasile me castigara»
Una contestación que, según afirma, salvó de la quema su privilegiado contrato de cinco años con el grupo de Fuencarral: «Estaba dispuesto a renunciar a millones de euros porque no me sentía querido. No entendía que Vasile me castigara con el silencio. Creía que me merecía otro trato y dije: Hasta aquí hemos llegado. No me gusta que me traten como un niño». Sin embargo, aquel, aunque fue el más gordo de los enfados, no fue el único grito ideológico de Jorge Javier que no sentó nada bien al entonces mandamás de Telecinco. «Un sábado en el Deluxe dije: ‘Ahora la gente en vez de ir a Supervivientes, quiere ir al Zendal a adelgazar’. Aclaré ese mismo sábado que no me reía de los enfermos, que hice humor sobre la mierda de comida que daban. Fue una denuncia. Paolo Vasile, que seguía en Roma, quería que rectificara otra vez el lunes. Le dije que no y eso hizo que entrara en una espiral de silencio conmigo. Vasile se cabreaba conmigo, no me hablaba y me echaba broncas a través de terceras personas. Se cabreó porque fuera al mitin de Ángel Gabilondo, llamó a otros para manifestar su cólera. Yo decía: Es mi vida privada», ha revelado en la citada revista.
Desencanto que desembocó casi en una depresión para el presentador, y durante una de las galas de Secret Story 1, Vázquez acudió personalmente al despacho de Vasile para hacérselo saber: «Le dije: ‘Mira, quiero que sepas que estoy pasando por uno de los peores momentos de mi vida, estoy pasando por el duelo de mi amiga del alma y estoy pasando el duelo por la figura de una persona que me ha mandado al olvido que eres tú, para mí estás totalmente desaparecido y me estás tratando de una manera que no me merezco en absoluto, porque para mí, sinceramente, eres lo más cercano que tenía a un padre. Mi padre murió cuando yo tenía 27 años y me he dado cuenta de que eres lo más cercano que tenía de un padre».
«Le dije que me quería ir, que no quería ni acabar ‘Secret Story’, que lo sentía mucho, pero que ya no quería estar en esa empresa»
Pero, hubo más, ya que Jorge Javier admite que estuvo a punto de dejar a medias la edición de aquel reality show que ganó Luca Onestini, por un nuevo conato de abandono, y aquella vez era la definitiva: «Le dije que me quería ir, que no quería ni acabar Secret Story, que lo sentía mucho, pero que ya no quería estar en esa empresa, que no tenía ningún tipo de cariño hacia la empresa, que él se lo había cargado, que la comunicación era durísima, que no tenía ninguna ilusión y que no quería seguir». Paolo reaccionó ‘ipso facto’: «Perdóname, me he excedido con el castigo», asegura que le respondió el entonces máximo responsable del canal.
En la actualidad, y en pleno camino de su permanencia en Mediaset (hasta 2025), el presentador asegura que planteó marcharse de nuevo cuando Paolo Vasile soltó su batuta. El consejero saliente le aconsejó que, de marcharse definitivamente, lo hiciera al final de la temporada, «es más elegante». Sin embargo, Jorge Javier volvió a recular por tercera vez y se mantuvo en su puesto de trabajo, en el que, gracias a la buena relación que dice mantener desde el inicio con Alessandro Salem, nuevo mandamás del grupo televisivo italiano, «estoy contento y me lo paso bien. Yo no sé qué va a pasar, pero yo tengo muy claro que Mediaset no es mía, que soy un empleado y que llegado el momento aceptaré lo que la cadena decida hacer conmigo», concluye.
