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El coche eléctrico causa el caos en las marcas, pero la industria auxiliar provocará un tsunami

El motor de combustión tiene 2.000 piezas frente a las 20 del eléctrico, lo que nos da una idea de la gran transformación

El coche eléctrico causa el caos en las marcas, pero la industria auxiliar provocará un tsunami

Unsplash

Si las marcas de coches tradicionales están histéricas a cuenta del coche eléctrico, los de la industria auxiliar están poco menos que en paro cardiaco. Tras años de fabricar piezas para los constructores, se les plantea un futuro complicado en muchos casos, y que necesita una revisión de arriba a abajo para poder subsistir.

La voz de alarma la ha dado Christophe Périllat, gerente general de Valeo. El ejecutivo galo, que preside uno de los mayores productores de componentes para coches, ha gritado a los cuatro vientos que «no hay más innovación en el motor de combustión interna, se acabó». Esta aseveración encierra dentro toda una historia. La compañía que dirige cuenta con una plantilla de 110.000 empleados, que operan en 29 países, distribuidos en 183 centros de producción, y a todos ellos afecta, y afectará, lo que ocurra tras las decisiones que tome Périllat y la dirección que tome la automoción a nivel global, y el camino parece claro. 

La clave es la energía

La automoción está basculando hacia lo eléctrico, y aunque a día de hoy tenga una incidencia menor en las cifras de ventas, resulta obvio pensar que irá a más. En 2022, China lideró las ventas de este tipo de vehículos con un 22% del mercado, en Estados Unidos lograron un 8% de cuota, y un 6,5% en Europa. Si en España fue del 3,9%, esto quiere decir que al menos el 96,% de los vehículos adquiridos necesitaban combustible, más o menos un 90% si hacemos la media de esos tres mercados.

Los coches seguirán teniendo ruedas, volante, puertas y una radio durante los próximos años; lo que queda claro es que cambiará la maquinaria que lo impulse. El motor es a día de hoy el epicentro de todo el proceso industrial. Existe un cálculo que apunta a que entre hoy y 2028 en estos tres mercados el negocio relacionado con vehículos exclusivamente de combustión decline un 50%. A cambio y en el mismo viaje, los eléctricos crecerán un 245%.

Muchas de las 2.000 piezas que de promedio forma parte de un motor de combustión provienen de proveedores. Cuando se sabe que uno eléctrico consta solo de una veintena de elementos, se es consciente de la enorme transformación que viene de camino. Los propulsores térmicos necesitan válvulas, manguitos, tapones, muelles, pistones, cubiertas, tornillos, conectores, imanes y cientos de partes que las marcas no suelen fabricar. Lo habitual es que las compren a empresas auxiliares que forman parte de su cadena logística. Al eliminar el motor térmico de la ecuación, todas esas compañías va a resultar redundantes, innecesarias, sobre todo cuando se dedican a desarrollar y construir piezas muy específicas. 

Fuerza laboral y empleo

De manera tradicional, por cada empleo directo en una factoría, se generan entre tres y cuatro puestos de trabajo indirectos en la industria. En España hay 17 fábricas de coches, una decena de centros tecnológicos, y unas mil empresas auxiliares. Esto equivale a unos 550.000 empleos relacionados de manera directa o indirecta con la industria. Se calcula que un tercio resultará innecesario según avance la tendencia eléctrica, y se incremente la automatización y robotización de las factorías. A menor número de piezas de los coches eléctricos, se reduce el número de operarios requeridos en su fase de ensamblaje. 

El 70% de las piezas de un eléctrico son distintas e incompatibles con las que se construyen para un vehículo de propulsión térmica. Esto se convierte en un enorme problema si eres un proveedor pequeño, sobre todo si tu especialidad es crear pocas unidades de piezas muy específicas. 

Varias consultoras relacionadas sostienen una estimación que apunta a que lo relacionado con motores y cajas de cambio a nivel global se habrá reducido a la cuarta parte de aquí a 2035. Hablamos de que hoy se construyen unos 93 millones de transmisiones, y unos 73 millones de motores térmicos. En 2030 la cifra se reducirá a unos 65 y 50 respectivamente, y en 2035 serán unos 25 millones de cajas y 17 de motores térmicos. De la misma manera, todo lo relacionado con el combustible, sus filtros, depósitos, conductos y la salida de gases, como escapes, catalizadores y sistemas de medición del CO₂, decaerá en la misma medida. Todos estos elementos son tradicionalmente construidos fuera de las factorías, y en esas tasas decaerá el negocio para sus compañías dedicadas. 

El destino de todas ellas dependerá en gran medida del que viva el vehículo de combustión. Sin ellos, muchos ingenieros, trabajadores, líneas de producción y años de desarrollo de piezas y elementos necesarios desaparecerán. Todas esas compañías, grandes o pequeñas, tendrán que gastar dinero en instalaciones, desarrollo de nuevas piezas, y adaptarse a los nuevos tiempos. Un ejemplo es el de las baterías. Los chinos están vendiendo dos de cada tres baterías que montan los coches eléctricos, y su mercado no para de crecer e ir a más. 

Las nuevas mecánicas ofrecen una oportunidad de reiniciar la industria, pero habrá quien se quede por el camino, sobre todo las empresas pequeñas. Las grandes, como Valeo, Denso, Bosch, Magna o ZF están acometiendo fuertes inversiones en tecnología y reconstruir sus factorías para ofrecer nuevos productos. 

Las claves las deja sobre la mesa el presidente de Valeo, el citado Christophe Périllat. Su compañía no piensa gastar prácticamente nada en desarrollar piezas para coches térmicos, y están centrados en lo exclusivamente eléctrico. En el primer semestre de 2023 algo más de la mitad de su producción ha sido relacionada con los ADAS y sistemas de seguridad relacionados con las ayudas a la conducción. La otra mitad ha ido a sistemas periféricos relacionados con coches eléctricos o electrificados.

La decisión de Valeo de dejar de invertir en la investigación y desarrollo de motores de combustión marca la pauta y significa un reflejo de lo que viven el resto. El panorama no es halagüeño, con marcas que cada vez se producen más piezas a nivel interno, como Tesla. Si sumamos que China ya no es cliente, sino proveedor, la crisis desencadenada por la covid, la guerra de Ucrania, la alta inflación, el alza del coste de los envíos, y con materiales cada vez más caros, tenemos una tormenta perfecta. Es por todo ello que resulta urgente para todos, y en especial para los más pequeños, que sean muy innovadores, creativos, que saquen nuevos productos; que miren hacia el nuevo mercado que se les abre y se olviden lo antes posible de todo lo vivido. El renovarse o morir de toda la vida, pero ahora a marchas forzadas.

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