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El nuevo Lamborghini Temerario híbrido se comporta como una MotoGP de cuatro ruedas

Su motor está fabricado con la misma aleación que se usa en las Ducati de Marc Márquez

El nuevo Lamborghini Temerario híbrido se comporta como una MotoGP de cuatro ruedas

Lamborghini Temerario.

A todo el mundo le gustan los toros. No los animales, sino los toros que nacen en Santa Agata, la factoría de Lamborghini en Italia. Cada uno de los coches que salen de ella tienen nombre de astado, y la llegada de un nuevo modelo es siempre un acontecimiento. Siempre sorprenden, y su nuevo Temerario no iba a ser menos.

Temerario es el nombre del sucesor del Huracan, otro toro, y demuestra una inagotable capacidad de creación de los ingenieros de esta marca. Con su último producto dan un salto de gigante en diversos aspectos, y hacen parecer a su predecesor, un coche casi simplón. No es que lo fuera, sino que el avance es enorme.

Por fuera no impacta demasiado a primera vista, con la tradicional forma de cuña, no hay estridencias. En Bolonia querían que su coche fuese reconocible al instante, y no solo lo han conseguido, sino que aunque se mire a una parte aislada de su fisonomía, se sabe que es un Lambo; sus formas son inconfundibles, y marca la fuerte personalidad de la marca, pero sin dar la nota más allá de lo deseable, que ya es bastante.

Su aerodinámica ha dado un paso de gigante, por cuestiones prácticas y por lo desapercibida que pasa. El frontal está repleto de entradas, huecos y agujeros, pero apenas son visibles; no interfiere a su estética y diseño. Si se mira desde arriba, se pueden observar vanos, y entradas típicas de los coches que corren en Le Mans, pero hay que buscarlas. Una, por ejemplo, está disimulada dentro de uno de los faros delanteros, y otra en el interior de los pilotos antiniebla. Muy hábiles.

Si avanzamos por su carrocería, se aprecia el profundo estudio aerodinámico sometido a los retrovisores. De su eficiencia depende el flujo de aire que entra a los motores por una abertura tras las puertas. Bajo ellas hay más, para proveer de aire a los frenos y al difusor, que genera carga aerodinámica y está posicionado a media altura. Es uno de los efectos de querer dejar medio neumático al aire, como en las motos, que es visible desde detrás hasta la altura del eje. Hay mucha aerodinámica en la panza, con aletines que crean vórtices.

En el ámbito del diseño, está repleto de hexágonos, una de las formas representativas de la marca, y huye de modas para marcar su propia línea argumental. El Temerario es anguloso, pero no de manera violenta y seca como un Tesla Cybertruck, sino con formas más suaves y regadas de detalles de fibra de carbono. Lamborghini comercializará una versión ultraaligerada con muchas más piezas en este material, como las llantas, pero huelga decir que no será barato.

Dentro de la tendencia obligada por normativa, y de acuerdo con las líneas generales marcadas por la compañía, el Temerario es un híbrido enchufable y el segundo Lambo electrificado del ciclo histórico. Con tracción a las cuatro ruedas, las dos traseras están conectadas físicamente al motor V8 de cuatro litros biturbo que desarrolla 800 caballos. Está apoyado por un propulsor eléctrico situado entre el bloque y la caja de cambios. Pero hay dos más —tres motores eléctricos en total—, que atienden al tren delantero, y cuyo conjunto aporta 920 caballos.

El pico de potencia se alcanza entre las 9.000 y 9.700 revoluciones por minuto, y el motor sube de vueltas como lo hace la moto de carreras de Marc Márquez. El propulsor térmico se ha construido de forma exclusiva para este modelo, no como el V10 del Huracán que era compartido por el Audi R10. Es de nuevo diseño, ningún otro modelo lo monta, y está fabricado con la misma aleación que se usa en las Ducati de MotoGP; que se comporte de esta manera es… lógico.

La hibridación no solo trae beneficios desde el punto de vista del consumo o las emisiones, sino a la hora de aplicar la potencia. El par añadido cubre zonas donde el motor térmico pueda tener valles, y responde donde sea necesario con una única idea en mente: disfrutar de la conducción.

Enfocados en el piloto

En charla con THE OBJECTIVE, uno de los responsables de su diseño, Rouven Mohr, expresaba que «queríamos hacer un digno sucesor del Huracán, pero muy centrados en la experiencia de conducción. El Temerario es más compacto, más ágil, muy enfocado hacia el pilotaje, al tiempo que es reconocible como un Lamborghini de manera instantánea. El aspecto de nave espacial, muy inclinado hacia delante, hace que tenga una fuerte personalidad».

El Temerario es 273 mm más pequeño que el Revuelto, y, sin embargo, es más espacioso por dentro que el Huracan. La entrada al coche es más fácil a pesar de su altura, y un conductor de hasta dos metros de altura podría sentirse cómodo en su interior. Ayudan las dos burbujas que hay en el techo justo por encima de las cabezas de sus pasajeros. Mohr abunda sobre el tema, «queríamos un coche que pudiera usarse a diario, que fuese cómodo, pero al mismo tiempo que su conductor pudiera entrar en un circuito con un casco; de ahí el espacio superior». (Hay decenas de historias de gente «atrapada» dentro de sus deportivos ante la dificultad para entrar y salir)

Un detalle que denota la búsqueda de la comodidad es un botón situado a la izquierda en el volante, con el que se puede pedir al Temerario que suba su morro para pasar por badenes, o la entrada de garajes complicados. Justo por encima de ese botón, y en un volante acabado en fibra de carbono, hay otro selector. Es el de modos de conducción, con cuatro posiciones: City, Strada, Sport y Corsa. Hay otro selector más, con el que se pueden elegir tres grados de derrapaje en el modo Drift, que controlan la aplicación de potencia del eje delantero si se quiere jugar a Fast and Furious.

Su interior se ha actualizado mucho, y la sensación al ver lo que rodea al conductor-piloto es que estar en una nave espacial. Las tres pantallas aportan mucha modernidad al conjunto, en especial la central, vertical y bastante tumbada. Y el sonido…

El precio del bramido

Motorizado con tecnología de motos de carreras, los bramidos de este toro se tornan en aullidos que se hacen adictivos. Lamborghini ha puesto mucha ingeniería de sonido en que la sinfonía sea percibida más en el interior que en el exterior. Por eso han estudiado como se transmiten las frecuencias del V8 y su transmisión, hacia los asientos. Les ha funcionado.

El sucesor del Huracan, que recibe su nombre de un extraordinario Miura lidiado en Madrid durante 1875, alcanza los 340 kilómetros por hora, y hace el 0 a 100 en 2,7 segundos. Pegará cornadas en los bolsillos de los más pudientes, pero muy pocos se van a arrepentir de subirse en el nuevo morlaco de Santa Agata tras aflojar su cartera. Aun sin precio, a nadie escapa que solo unos afortunados podrán subirse a este toro mecánico.

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