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Ciencia

Muere Margarita Salas, referente de la ciencia en España, a los 80 años

La científica asturiana revolucionó los laboratorios de genética con sus aportaciones sobre cómo funciona el ADN

Muere Margarita Salas, referente de la ciencia en España, a los 80 años

Margarita Salas, referente de la ciencia en España al revolucionar los laboratorios de genética de todo el mundo con su enzima phi29 ADN polimerasa, ha muerto hoy a los 80 años, han confirmado a EFE fuentes del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Al parecer, la investigadora ha fallecido en Madrid a causa de una parada cardíaca.

La investigadora, que fue científica cuando no había mujeres en la ciencia, que fue la primera profesora de su departamento de Bioquímica, que fue la primera mujer en presidir el Instituto de España, era un referente en su campo desarrollando su labor investigadora en el área de la bioquímica y la biología molecular. Además, también fue discípula de Severo Ochoa, con quien trabajó en 1964 en Nueva York, y académica de la Ciencia y de la Lengua de España.

Su estudio del virus Phi29, del que se sabía que infectaba bacterias, realizó importantes aportaciones sobre cómo funciona el ADN. “Comenzamos por un deseo de conocimiento, para saber más de él a nivel molecular”, contaba la asturiana a The Objective en mayo, cuando se hizo por partida doble con el premio Inventor Europeo, en la categoría de Logros a toda una vida, y el premio Popular, que organiza la Oficina Europea de Patentes (EPO, por sus siglas en inglés).

Esta técnica se utiliza en laboratorios de todo el mundo y sus aplicaciones van desde estudios genéticos, arqueológicos o criminológicos porque tiene un margen de error mínimo, menos de uno en un millón de pares de bases. Salas pone un ejemplo: “En un crimen, cuando hay un rastro de sangre o un pelo, la cantidad de ADN no se puede analizar porque es muy pequeña, pero con la ADN polimerasa phi29, que replica con alta precisión estas cantidades sí es posible”.

En la actualidad, Margarita Salas todavía se encontraba en activo y acudía prácticamente a diario a su laboratorio en el Centro Nacional de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid. Tenía la categoría ad honorem, que permite a los científicos continuar su labor investigadora más allá de la edad establecida para la jubilación.

La investigadora asturiana había sido galardonada con los principales premios científicos nacionales, entre ellos el ‘Ramón y Cajal’ de Investigación Científica (año 2000), el Premio Nacional de Investigación (2001), el Premio Mapfre a ‘Toda una vida Profesional’ ((2009) o el Clara Campoamor del Ayuntamiento de Madrid.

 

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