Pedro Sánchez, atrincherado en su serie
«Se encuentra a gusto Sánchez en el Palacio. Le gusta tanto que lleva meses siendo el protagonista de una serie en la que quiere que le vean en la Moncloa»
Pedro Sánchez ha vuelto este jueves a dar positivo por covid-19. El pasado domingo, Moncloa anunciaba que el presidente se confinaba en Moncloa y suspendía su agenda presencial, aunque seguiría desde su despacho la actividad de forma telemática. No le importa estar confinado en la Moncloa. Se encuentra a gusto Sánchez en el Palacio. Le gusta, y le gusta tanto que lleva meses siendo el protagonista de una serie en la que quiere que todos los españoles le vean en el Palacio de la Moncloa como a Pedro por su casa. Porque considera que es su casa natural.
Le gusta y se debe de gustar mucho viéndose en el documental. Seguro que considera que esa serie necesita tener más temporadas. Que nadie dude de que quiere renovarla. La duda es quién se va a atrever a emitirlo. Ya circula un avance promocional, los primeros minutos autorizados, y por lo visto, parece que la palabra panegírico puede quedar corta. No va a ser fácil de consumir sin riesgo de coma hepático.
Aunque para comas, el que le provocó el presidente valenciano Ximo Puig con su intención de deflactar los impuestos en su tramo fiscal. Llevaban Sánchez y sus compañeros de reparto en el documental bombardeo con críticas a los gobiernos populares de Madrid y Andalucía por sus bajadas de impuestos en sus tramos fiscales autonómicos. No se sabe si las defensas virales de Sánchez bajaron tras su entrevista en Valencia con Ximo Puig cuando el siempre fiel barón valenciano le comunicaba que todo muy bien, pero que él también iba a bajar los impuestos hasta el tramo de los 60.000 euros. Un puñetazo directo al argumentario que desde el gobierno y portavocías socialistas llevaban días machacando a Feijoó y los suyos.
Puede que estas últimas horas no se vean en el documental, pero hubiera subido seguro el «share» viendo a Sánchez encajar en su mandíbula un puñetazo fiscal que procedía de sus propias filas. Ha dolido. No se paró ni con las llamadas de la ministra Montero al consejero de Hacienda valenciano. Se intentó entonces, mitigar y justificar con la fórmula de insistir en que era una bajada selectiva, no como las del PP. Insisten en selectiva, aunque lo cierto es que estas medidas afectarán al 97% de los contribuyentes valencianos.
El daño estaba hecho. Y el virus se encontraba libre en un terreno propicio porque las autonómicas y locales se celebrarán en sólo ocho meses. Los candidatos socialistas saben que su resultado va a resultar muy afectado por la radiación contaminante del gobierno de Sánchez y sus extrañas relaciones con los amigos de ERC y Bildu. Y no lo han dudado. Tras Ximo Puig, el virus fiscal bajista se extendió a varias comunidades socialistas como Canarias o Castilla La Mancha que anunciaban medidas similares, mientras que otras como Aragón o Cantabria (en coalición con Revilla) no lo descartaban.
Puestos a tener minutos en el documental no hay duda de que hay un secundario que podría dar mucho juego. Me refiero al presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. Uno de los más críticos con las bajadas del IRPF, de los que más han acusado al PP de sólo beneficiar a los ricos. Y hete aquí que, en una pirueta de doble mortal y como si fuera de Bilbao, Fernández Vara anunciaba este jueves «la mayor bajada de tasas y precios públicos de la historia» en la región. De la historia de Extremadura.
No ha dicho desde los tiempos de Roma, de milagro. La pirueta consiste en no tocar el tramo de IRPF y sí las tasas. Loable ejercicio que busca un ahorro efectivo para «todos» los extremeños en cuestiones como el precio de la ITV, las tasas sobre comedores escolares, aulas matinales, pruebas de laboratorio, o tarjeta de transporte y «otras muchas» tasas. Pero también llama la atención el especial énfasis en que se mencionaba la bajada en las licencias de caza o pesca. El voto es el voto.
Así las cosas, a Sánchez, convaleciente del covid, no le ha quedado más remedio que mandar corriendo a la ministra de Hacienda anunciar su propia bajada fiscal. Lo de corriendo es cierto porque tras el primer anuncio ha habido que dar marcha atrás ya que Unidas Podemos decía que no había acuerdo. Esta parte hubiera quedado muy bien en la serie, porque a los pocos minutos salían otra vez, para anunciar que ya había acuerdo. Minutos de comedia que siempre aligeran los guiones y provocan cercanía con los protagonistas. La traca final es que el plan de bajadas fiscales del gobierno va a provocar un aumento de recaudación de más de tres mil millones de euros. Esto no lo supera ya ni la exitosa serie Succession.
El giro se explica en que se reducirán los rendimientos de trabajo a las rentas más bajas, hasta 21.000 euros, y se incorporaba una subida fiscal a las rentas superiores y a las mayores fortunas. El mensaje central de María Jesús Montero en este capítulo es que esto no es una «deflactación» que beneficia a todos, sino una subida a los más ricos para que sean solidarios. Por eso la bajada fiscal puede suponer un incremento de los ingresos. Puede. Porque ese tributo temporal será para los años 2023 y 2024. Una distancia en el tiempo que aumenta el riesgo de una fuga masiva como ya ocurrió hace poco en Francia ante un anuncio similar.
¿Y los que están entre 21.000 euros y 200.000 euros? Pues nada de nada. Ese porcentaje que incluye a clase baja, media-baja, media-media y media-alta, seguirá siendo la que aporte el mayor porcentaje de ingresos al erario público. Ese erario con el que se ha pagado el documental de Sánchez en su Moncloa. De un Sánchez que con tal de no salir de la Moncloa y de mantenerse en «su casa» es capaz de apoyar a ERC y Bildu para despenalizar las injurias al jefe del Estado y acabar con los delitos de ultraje a la bandera y a los símbolos nacionales. Eso tampoco va a salir en el documental. Seguro.