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Lo Indefendible

En defensa del Orgullo

«Orgullo de festejar que cualquiera celebre el día del orgullo de su condición en la medida en la que otros pretendan que sientan vergüenza»

En defensa del Orgullo

Personas celebrando el orgullo gay. | Europa Press

Orgullo carnívoro, orgullo monógamo, orgullo de los que aspiran a mantener un matrimonio longevo, de los que tienen tres hijos, de los que pasan la mano por encima del hombro a su mujer después de catorce años de matrimonio. Orgullo de los que se casan por la iglesia, de los que se casan incluso antes de irse a vivir juntos, de los que no hicieron separación de bienes porque una boda es para siempre. Orgullo de esos que viajan en furgoneta diesel, de los que le abren la puerta del coche a su mujer, de los que a la salida de las bodas prestan su chaqueta a su pareja, de los que se refieren de manera ridícula a su marido como «papá» y los que llaman «mamá» a su mujer. Orgullo de «contigo, pan y cebolla», de seguir con la misma. Orgullo de aspirar a una vida fiel, de otra vez macarrones para cenar, de no haber podido ver una serie desde Borgen, de pañales, llantos y ojeras, de noches sin dormir, de familia numerosa contaminante con cuatro hijos gracias a las ventajas del amor normativo habiendo otras formas de amar, de veraneantes en la playa con nevera, griterío y sandía plantada en la arena. Orgullo de haber tenido los padres que tuviste, de los abuelos, de los que estuvieron antes.

Orgullo de correr en la Cuesta de Santo Domingo con gente que no es como tú pero a los que consideras hermanos. Orgullo de ser mortal y currista, aficionado de Las Ventas, de un corazón que vibra con el zortziko en la plaza de toros de Azpeitia por los ‘saninazios’ y el cielo rosa y naranja de la Maestranza. Orgullo de bailar pasodobles sin saber, de dar la mano en el toro de fuego. Orgullo de pasar miedo y de sentirte vivo junto a otros. Orgullo de especie que hace las cosas lo mejor que sabe. Orgullo de civilización, de cultura, de humanismo frente a los que lo pretenden destruir al hombre. 

«Orgullo de civilización, de cultura y de humanismo frente a los que pretenden destruir al hombre»

Orgullo de rezar juntos por las noches, de ir a misa los domingos, de acudir a las procesiones de Semana Santa, de haberte puesto de nombre Esperanza Macarena, de educar en la misericordia, el amor, el perdón y la piedad. Orgullo de valores y de principios. Orgullo de sentirse pequeño en un mundo tan grande. De cantar las nanas en euskera por la noche y de ver vídeos de chirigotas. Orgullo de haber nacido en este sitio entendiendo que otros se sienten orgullosos de haber nacido en otra parte. Orgullo de tus banderas y de las banderas de tus abuelos.

Y orgullo gay, por qué no. 

Orgullo, al fin y al cabo, de entender otros orgullos y compartirlos en la complicidad que otorga la diferencia bien entendida. Orgullo de querer a la gente sin necesidad de entenderla. Orgullo de ti, no teniendo nada que ver conmigo. Orgullo de otros humanos orgullosos que celebran como saben lo que son, y no tristes y escondidos en los lúgubres agujeros de la culpa o disimulando ante la mirada malintencionada de los que los odian. Orgullo de festejar que cualquiera celebre el día del orgullo de su condición en la medida en la que otros pretendan que sientan vergüenza. 

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