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Opinión

Un capote para Carlitos

«La ausencia de Alcaraz en la Copa Davis adquirió una dimensión tal que incluso Djokovic, verdugo de España, salió en su defensa»

Un capote para Carlitos

El tenista Carlos Alcaraz en un festejo taurino de la Feria de Murcia | EFE

Hubo un diputado provincial que llamó «pasabolas» a Rafa Nadal. Logró su minuto de gloria, pestilente, eso sí, porque rápido se le vio el plumero: estaba el sujeto en las antípodas políticas de la templanza del tenista, ejemplo dentro y fuera de las pistas, que sólo sugería elecciones (2018). No merece la pena escribir su nombre. Seguro que ignorarlo es el mejor desprecio. Del bocazas, a los «bocachanclas», que viene a ser lo mismo, pero en masa, allí donde se ocultan tantos cobardes.

Resulta que Carlitos Alcaraz, el heredero de Nadal, que, por cierto, todavía no se ha retirado, fue a una corrida de toros en Murcia, apareció en una fotografía, sonriente, junto a José Antonio Camacho y Pepín Liria y le han puesto de hoja a perejil. En este siglo XXI, amenazado por la inteligencia artificial, hay más inquisidores por metro cuadrado que en el paraíso de Torquemada. ¡Qué horror! ¡Y qué miedo! Si se trata de suplantar a la turba, bienvenida sea la IA. De repente, la ausencia de Alcaraz en la Copa Davis adquirió una dimensión tal que incluso Djokovic, verdugo de España, salió en su defensa: «Que sólo tiene 20 años, que yo tengo 36 y no siempre he jugado con Serbia, que ama a su país, que ya jugará más Davis». Que desde febrero ha disputado 67 partidos individuales. Necesitaba un descanso, físico y mental. El físico, por la tralla que lleva encima. El mental, para bajar la persiana en la ventanilla de los «haters», esos seres repugnantes que sólo por no opinar como ellos te desean el coronavirus y la peste. Si alguno (¿?) de los que lo forraron a palos es antitaurino, en lugar de darle la puntilla porque sus gustos no coinciden o cuando afloja, que le eche un capote para animarlo. Es lo que se merece. «Ni siquiera Dios agradó a todo el mundo», Cristiano Ronaldo dixit.

«Hay que dejarle crecer, y que se equivoque, que caiga y que se levante, y protegerle de quienes le llaman ‘asesino’ y ‘matarife’ porque ha ido a los toros»

Para combatir esta ola de saña irracional, recurrir a los clásicos es un tratamiento paliativo, más placebo coyuntural que remedio secular: «El odio es una tendencia a aprovechar todas las ocasiones para perjudicar a los demás». Punto y set para Plutarco (50-125). Si en la cuenta de Instagram de Carlitos hay 4,2 millones de seguidores, seguro que no están ahí para hacerle vudú sino todo lo contrario, porque le admiran. Su tenis emociona, entretiene, crea tendencia, posiblemente sea el jugador más divertido de ver en este momento, porque acumula todo el atractivo y toda la fuerza de los «tres grandes» (Federer, Nadal y Djokovic). Y sólo tiene 20 años. Hay que dejarle crecer, y que se equivoque, que caiga y que se levante, y protegerle de quienes le llaman «asesino» y «matarife» porque ha ido a los toros.

No hay derecho, tampoco al episodio que, en una pista, o coso, muy diferente está viviendo Arantxa Sánchez Vicario. Asegura que su marido ha vaciado sus cuentas (20 millones de dólares) y ha vendido su patrimonio; él, Josep Santacana, afirma que ella tiene el dinero escondido. Hay documentación exhaustiva, un intercambio de golpes que la corte de Barcelona, donde se juzga la querella del Banco de Luxemburgo contra la pareja, ha parado al desestimar la documentación presentada en inglés. El idioma utilizado en el Juzgado número 25 de lo Penal, en la Ciudad Condal, es el español, tan debilitado en el Congreso. Arantxa, que ha colaborado con la acusación y por eso no entrará en la cárcel, se ha roto en su declaración; el marido y su abogado se han choteado: «¡Cómo no iba a llorar!». ¿A quién creemos? Ella sostiene que lo suyo de toda la vida ha sido jugar al tenis, que de cuentas y entramados societarios no entiende.

Una versión sostenible. Y un paralelismo: Messi jugaba tan bien al fútbol que posiblemente no utilizaba el cajero automático porque no sabía el pin de la tarjeta, y porque todo lo suyo estaba en manos de una cuadrilla de gestores y asesores, encabezados por papá, que, como en el caso de Cristiano Ronaldo, se pasaron de chupones, y de listos, y sus clientes pagaron la juerga. Un dato: entre 2017 y 2021 Leo tributó 370 millones en España, 275 del IRPF. «El dinero es mejor que la pobreza, aunque sólo sea por razones financieras» (Woody Allen).

Antes, mucho antes de que el matrimonio Santacana-Sánchez Vicario desembocara en «La Guerra de los Rose», me contó Arantxa una anécdota que, desde el punto de partida necesitaba una explicación, «y esa explicación se la voy a dar». «¿Sabías que en mi cama, en la casa de Formentera, durmieron una noche Brad Pitt y Angelina Jolie?» Ojos como platos. «Pero sólo ellos dos, jajaja». Fue la anfitriona de una historia irrepetible: a Pitt y a Jolie se les acabó el amor antes que a ella; su matrimonio está en vías de disolución, forma parte de la crónica de tribunales y la casa de Formentera desapareció, como el resto del patrimonio. ¡Ánimo, Arantxa!

Y ánimo al fútbol femenino español, que ha «Sellado con un beso» (Bobby Vinton) y un comunicado la revolución. Si los actuales responsables de la RFEF se han comprometido a celebrar elecciones en el primer cuatrimestre de 2024, la rebelión de las internacionales habrá surtido efecto. ¿Exigen cambios drásticos? Los habrá. Pero dejar en pelotas a la Federación a corto plazo, vacía de contenido, e ignorar los compromisos esenciales e inmediatos de la selección no es lo más razonable cuando han conseguido poner en marcha el tren de Pável Antipov Strélnikov (alto comisario del pueblo en Doctor Zhivago). Dar la espalda a su selección es un error que Sheila García y Athenea del Castillo, las no firmantes, explican meridianamente: vestir la camiseta de la selección está por encima de las personas que en cada momento gobiernen, dirijan o gestionen la Federación. Comparten defender los derechos de Jenni Hermoso, de sus compañeras y de las mujeres, lo cual no está reñido con vestir la Roja. «Huimos del fuego para caer en las brasas» (Petros Márkaris). Somos campeonas del mundo, competir en los Juegos Olímpicos es el objetivo. Cuidado no vayamos a chamuscarnos… «Kontuz guri ez abestu», «compte no anem a socarrar-nos», «teña coidado de non chamuscar». ¡Señor, qué cruz!

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