'La Aventura de la Historia' cumple 25 años
La línea editorial de esta revista ha sido siempre y es la defensa de España como nación y como estado
Portada del número que marca los 25 años de la revista 'La Aventura de la Historia' repite la portada del número uno defendiendo la unidad de España.
La Aventura de la Historia, un clásico de la divulgación histórica, ha cumplido un cuarto de siglo. En realidad esta publicación ejemplar tiene muchos más de 25 años, pues cuenta con una dilatada prehistoria. El equipo directivo fundacional de la Aventura en 1998, formado por David Solar y Asunción Doménech, había sido el núcleo duro de Historia-16, creada en 1976 por Juan Tomás de Salas, impulsor del Grupo 16. Junto a Solar y Doménech una importante nómina de colaboradores, entre la que se hallaba el que firma este artículo, se pasó de Historia-16 a la nueva Aventura.
Detrás del nacimiento de la nueva revista, moviendo los hilos de la operación, estaba Pedro J. Ramírez, controvertido periodista que imprimió su sello a la prensa española de las primeras décadas de democracia. Pedro J. había reñido con Salas y dejó la dirección de Diario-16 para crear Unidad Editorial, cuyo buque bandera era El Mundo. La Aventura de la Historia sería una nave de esa escuadra, aunque siempre mantuvo una notable autonomía pilotada por David Solar.
Solar era y es periodista, había iniciado su carrera como redactor del inolvidable diario Madrid, el primer periódico que osó disentir durante el franquismo, pagando su valor con el cierre gubernativo que acabó con el periódico. Luego fue jefe de internacional en el semanario Cambio-16, que tomó el relevo del Madrid como prensa de oposición en los últimos años del franquismo. En 1976, cuando apareció Historia-16, Solar fue su primer director, y lo seguiría siendo hasta que en 1998 se fue a crear La Aventura de la Historia.
David Solar era un periodista de pura cepa, pero supo confiar en historiadores y eruditos para hacer una revista divulgativa de calidad y rigor histórico. «Una revista hecha por catedráticos, pero para el gran público», escribió Solar en el primer número de la Aventura, condensando en una línea su exitosa fórmula. Precisamente el contacto con el mundo académico lo aportaba su alter ego durante 30 años, Asunción Doménech.
«’Una revista hecha por catedráticos, pero para el gran público’, escribió Solar en el primer número de la Aventura»
Doménech era y es de formación universitaria, doctora en Historia especializada en Historia de la Ciencia, con una tesis doctoral sorprendente sobre Enfermedad y profesión médica en la obra de Emilia Pardo Bazán. Pero la historiadora Doménech se hizo periodista, de la misma forma que el periodista Solar se había convertido en historiador.
Cuando David Solar se jubiló en 2010, de forma natural e inevitable Asunción Doménech asumió la dirección de La Aventura de la Historia. Solamente permaneció en ese puesto tres años, hasta que en 2013 le llegó también la edad de jubilación, pero llevaba 33 años en el puesto de mando de la divulgación histórica.
Un hombre de Unidad Editorial, Javier Redondo, articulista en El Mundo, se hizo entonces cargo de la dirección, que al cabo de poco tiempo volvería a alguien de la redacción de la Aventura, Arturo Arnalte, y finalmente a otra figura de la casa, el actual director Oscar Medel.
Mientras tanto La Aventura de la Historia salió de Unidad Editorial, convirtiéndose, junto Descubrir el Arte, en una pequeña pero prestigiosa empresa editorial, propiedad de Art Duomo. Cuando empezó su andadura la revista vendía 130.000 ejemplares. Hoy la revolución tecnológica fija otros criterios de difusión, y La Aventura de la Historia tiene más de 700.000 seguidores en redes sociales.
Lo que no ha cambiado ha sido la línea maestra de esta Aventura, que ha sido siempre y es la defensa de España como nación y como estado, empresa ingrata en estos tiempos de chantajes separatistas. Prueba de ello es que el número 301, que marca los 25 años de vida, saca la misma portada que el número uno en 1998, con un titular que dice «Por qué España es una nación». Sin interrogaciones.
