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El clon de la semana

Para ti la perra gorda, dice Sánchez el perdonavidas

«Yerran los que creen que será Europa la que actúe para salvar a una democracia española en proceso demolición»

Para ti la perra gorda, dice Sánchez el perdonavidas

Ilustración de Víctor Ubiña.

No deja de ser paradójico que la respuesta de Feijóo a la afrenta a la soberanía nacional que supone una mediación en Ginebra para la gobernabilidad del Estado —algo que tanto ha criticado y con razón— sea otra supervisión internacional para alcanzar la renovación en el atascado gobierno de los jueces, a cuenta del mero wishful thinking de un cambio en el sistema de elección (ya ha dicho el Gobierno que no piensa cambiar nada y que quiere que sigan siendo los políticos los que nombren a los jueces que han de juzgarlos). 

Se dirá que no es lo mismo la extracomunitaria Ginebra y un mercenario de la paz salvadoreño que la comunitaria Bruselas y todo un señor comisario (el belga probablemente, ex ministro del país, eso sí, de acogida de los prófugos). Pero la conclusión y el mensaje son los mismos: España es un país bajo tutela, incapaz de autogestionarse. «La perra gorda para ti» de Sánchez da cuenta, por lo demás, de la soltura con que sabe que va a poder bandearse en el ambiente bruselense. Y razón no le falta: ha sido siempre un alumno aplicado y obediente respecto a los que mandan (alemanes y franceses), y sólo su empecinamiento en reconocer a Palestina unilateralmente (en el momento de su historia que menos lo justifica) ha empañado algo una presidencia de turno propia de un mandao. El hemiciclo casi vacío de Estrasburgo para atender al balance sanchista lo dice todo: presidencia de transición de un país menor.

Ilustración de Kurra.

Yerran por tanto los que creen que será Europa la que actúe para salvar a una democracia española en proceso demolición: ni la Comisión (comisarios nacionales vigilándose unos a otros), ni el Consejo (club privado de gobiernos bajo influencia germano-francesa), ni el Tribunal (pura aversión a todo lo que huela a política), ni el Parlamento, donde los socialistas son intocables por indispensables para que prospere cualquier iniciativa del centro derecha: nadie va a cuestionar allí al gobierno sanchista; y menos en una período europeo ya preelectoral.  

Además, la amnistía resuelve, en el fondo, una situación incómoda para los estamentos europeos: nunca fue bien visto, a pesar del apoyo oficialista al 155 de Rajoy, que se castigase con cárcel a unos políticos tan «europeístas» y tan «sonrientes» y del Barça, y que hicieron, a ojos de muchos, lo que los escoceses obtuvieron con un par de cosquillas al ínclito David Cameron (quien ve premiadas hoy sus pasadas incompetencias con el ministerio de Exteriores: el mal inglés es incurable).

Lo que más puede desconcertar al votante del PP son las incongruencias de su dirección: si se acusa a Sánchez de autoritarismo y de desmontar el Estado de Derecho, a qué ton jugar a volver a jugar a los pactos de Estado

Uno ha de saber si va a por Rolex o no; de lo contrario, el discurso frentista de Vox, al que se le pueden afear sus maneras (anteayer Ortega Smith y su papirotazo) pero no su coherencia, acabará atrayendo aquellos votos airados, muchas veces decisivos para mayorías suficientes de investidura. En las europeas, donde salen gratis los votos de castigo, algo podría verse.

Coda 1) Chupinazo. La retrocesión, gracias a los socialistas, de la alcaldía pamplonica a Bildu (esa «fuerza progresista y democrática como la que más» según el ministro de puentes y caminos) hiede a la primera de las cláusulas del acuerdo «encapuchado» (Feijoó  inspirado dixit) del PSOE con los herederos políticos de los de las pistolas. 

A nadie se le escapa que puede ser el primer paso para plantear la anexión de Navarra, merced a esa anomalía democrática en la Constitución que es la Disposición Transitoria Cuarta (junto con los privilegios del desafinado concierto vasco). Aquí la génesis de la aberración, en una época en que ya regían los peajes del PNV, que se permitió el lujo votar en contra de su propia criatura.

Coda 2) Disminuciones. Es sencillamente ridículo que se abra el melón constitucional sólo y exclusivamente para cambiar un sustantivo («disminuido» por «discapacitado», el idioma también se hace woke: no es el nombre sino las infames ayudas que percibe esa categoría de personas con especiales necesidades cuando tienen escasos recursos lo que es realmente sangrante); y no se aproveche para someter a escrutinio también muchas otras disminuciones de la soberanía nacional bajo forma de conciertos, cupos y otras transitoriedades. Por no hablar de la preeminencia del varón, teniendo ya a una princesa militar de Asturias. Todo por el miedo a que Sumar pueda proponer un referéndum cualquiera: ¿quién teme a Virginia Woolf?

Coda 3) Hijo de. En fase de apelación, se confirma por segunda vez que Cayetana Álvarez de Toledo tenía todo el derecho a definir al padre de Iglesias como terrorista. A pesar de los renglones torcidos de la sentencia  («a diferencia de lo que sucede con la libertad de información, en la libertad de expresión no es exigible la veracidad para que su ejercicio sea legítimo, puesto que no existen ideas u opiniones veraces o inveraces»), pues no es libertad de expresión sólo, es  también ¡libertad de informar!, se hace justicia: la semántica ha de estar asociada a la verdad en un verdadero Estado de derecho. La sentencia debería constar como nota al pie del diario de sesiones donde se  censuró en su día  a la portavoz del PP  por parte de la arbitraria presidenta Batet: simplemente por llamar a Iglesias hijo de su padre.

Coda 4) La vocezuela de su amo. Albares lo ha vuelto a hacer: ha remodelado el ministerio con más comisarios políticos que nunca, con mucho adicto y con mucha bisoñez, obsesionado por que nadie pueda hacerle la menor sombra y así tenerlo todo paranoicamente controlado. Pero el problema va más allá: y es que no tiene otro programa exterior que el de ser la voz de su amo y su acompañante en el Falcon.

Coda 5) Papelón. El Rey escenificando en su mensaje navideño que la vida sigue igual. Como real, sólo le queda el lenguaje corporal.

Cuestionario maldito a Sánchez :

¿Quién ha escrito Tierra firme? – Soy fiel a mí mismo: la misma negra de antes.

¿Y lo ha leído?  –Me lo han leído.

¿Y entonces? – Me gusta, escribiré otro después de la europeas, si pierdo.

¿Cómo se titulará? – “Cambiar de opinión”

¿Por qué ha aceptado una verificación de la Comisión? – Porque será un autogol de Feijóo.

¿Qué hará si bloquea la ley de amnistía el Senado? –  Frontón en el Congreso. No tengo prisa. Que amnistíen ellos.

¿Qué ha pactado en secreto con el PNV? – Simplemente que todo ha de ser secreto.

¿Y con Bildu? – Que todo se hará a espaldas del PNV.

¿Dónde será la foto con Puigdemont? –Junto al Manneken Piss, me ha dicho.

¿Qué mensaje de Navidad querría transmitir? – Que pronto seré yo quien haga el mensaje de Navidad.

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