THE OBJECTIVE
Viento nuevo

Verlo todo y no mirar nada

«Margarita Robles está feliz porque la inestabilidad mundial dispara la venta de armas españolas en un 35%»

Verlo todo y no mirar nada

Margarita Robles, ministra de Defensa.

Las mejores sonrisas tienen un poco de ruidito, sin llegar a risa ni risotada (tan hostil), como los caldos superiores empiezan con una cosquilla, domada la lengua, felices los dientes, despiertos los ojos. Margarita Robles, nuestra Miss Marple o Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen, anda por Ceuta, con sus pañuelones rojos y azulones, los labios encendidos, sus camisas blancas, la melena al viento, felicitando las fiestas navideñas a las tropas militares, líder de la misión de la OTAN, partícipe en la coalición contra el Daesh.

Las Fuerzas Armadas españolas luchan a doble turno con un mismo objetivo: la lucha contra el yihadismo en la operación ‘Inherent Resolve’ (presidida por los Estados Unidos) y en la misión de la OTAN liderada por España (NMI). No son misiones de combate pero hay drones y cohetes. El Ejército español sigue formando a los iraquíes para erradicar a su enemigo íntimo: el yihadismo terrorista.

La base del ‘Gran Capitán’ (Besmayah) llegó a contar con 500 efectivos españoles en detrimento durante los últimos años. Bagdad es hoy por hoy el sustituto con mayor tropas españolas, pertenecientes al Regimiento de Infantería ‘Canarias 50’, que no llegan a 200 efectivos, con mucha boina verde de los dos Ejércitos y la Armada, comandados por el teniente coronel Oscar Iván Lage. La ministra sonríe, pasea, saluda, junto a la otra parte del tándem, el comandante Francisco Javier Fernández Roldán. 

Otros militares escriben a la ministra, la llaman por teléfono, manifestando su indignación por la no participación de España en el mar Rojo con la intención de proteger el transporte marítimo comercial de los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen. Militares y diplomacia no extienden la «exclusión inconcebible», después de que el Gobierne reitere que: «Somos un socio fiable de la Unión Europea y la Alianza Atlántica». «Los intereses económicos españoles están en juego, frente a una previsible alza de precios, y España se pone de perfil con excusas peregrinas», cuentan los generales.

«Hay que buscar siempre un paraguas, bien la OTAN o la Unión Europea, y hacer comparsa, bien lo sabe Robles, jamás ir en solitario»

Estados Unidos llamó para lo de Ceuta, España se puso al teléfono, pero no para lo del mar Rojo, sí. Hay que buscar siempre un paraguas, bien la OTAN o la Unión Europea, y hacer comparsa, bien lo sabe Robles, jamás ir en solitario. Las fuentes que querían ampliar la operación Atalanta se quedaron en suspenso. 

La ministra pasea bajo el moreno ceutí, saluda y se aparta la melena, sonríe sin ruido, sigue a su bola la ley por excelencia de toda auténtica diplomacia: «Verlo todo y no mirar nada». Llega ese cuscús de nuevas preguntas, ese calor a los oídos colorados, sobre la presencia de militares españoles defendiendo a navieros con destino o salida de Israel como alivio a la crisis diplomática abierta con Tel Aviv. La ministra no quiere rollos, Atalanta nació para erradicar la piratería en el Índico y no puede reorientarse a nuevos objetivos.

Robles, en el fondo, para eso necesitaría al Congreso, y Sánchez sabe que empezaría otra grieta con Sumar a la que no está dispuesto. No son tan decisivas las misiones en el exterior: las broncas fueron a granel entre Unidas Podemos y PSOE por culpa del envío de tropas a Ucrania tras la invasión rusa o por el aumento del gasto en Defensa comprometido con la OTAN. Ahora, sí, el enfado de Aragonés (muy de pequeñín) lo copa todo y lo ya dicho: comparsa, sombrilla, sol y chitón.

Los militares puntualizan que no se trata de ir de escoltas de los petroleros por el mar Rojo con destino a Israel, sino que la miga está en detectar los puntos concretos en que esos petroleros son atacados por los hutíes, donde los misiles antibuque y los drones gobiernan, y esto lo saben y cuentan sin pestañear quienes hicieron guerras contra los piratas en Somalia. La sonrisa sin ruido no invita a la palabra, cosa que la risotada sí, quizás ambas por pasar de un sonido a otro, y seguimos así en lo que estamos: «Verlo todo y no mirar nada».

Qué lista es Margarita Robles, calla porque está feliz, calla porque no toca hablar, mira porque graba, mira porque recuerda y ni mú, porque de la risa pasamos al monólogo, sí, y de ahí a la bronca, lo sabemos, y lo mejor es el pico cerrado. La máxima en oro de Pedro Arriola: «No hay que hacer nada porque el tiempo lo arregla todo y lo mejor es tener cerrado el pico». 

¿Por qué está feliz Robles? Vamos a contarlo muy bajo: la inestabilidad mundial dispara la venta de armas españolas en un 35%. Mucha pasta. España vende material militar a Ucrania por valor de 515 millones (última remesa). Pero desde el 2022, que empezó el conflicto, el pico es más gordo: 4.091 millones. La segunda cifra más alta de la historia, solo por detrás del 2017, cuando se alcanzaron 4.346 millones. En el primer semestre del año en curso la exportación suma 1.753 millones, donde el plato estrella son las aeronaves militares que pasan del 60%. Verlo todo y no mirar nada.

Ver la caja llena (por la izquierda) y los fuegos petitorios en la boca de los mandos (por la derecha). Qué lista es nuestra ministra. Sonrisa de gioconda, perfil de viento y gárgola. Arabía Saudí, la mejor compradora de metales nocturnos. Marruecos se pirra por los antidisturbios. El Sahel enloquece con aviones de transporte, blindados y equipos de visión nocturna. Filipinas pide número en la cola. Cuba y Ruisa, vetados. Malí y Burkina Faso cercanos al millón de euros, arriba o abajo. Es una mirada lujosa llena de dinero: silenciosa, pequeña y muda como las mejores risas y sonrisas.

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