Comprar al árbitro y no morir en el intento
«El futuro del Barcelona a medio plazo es de lo más pesimista»
La siguiente historia, de todos conocida, tiene más carrete que la del Madrid y Mbappé: entre 2001 y 2018 el FC Barcelona pagó al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, 7.600.000 euros. Descubierta la tostada, ni el Barça ni el «coronel» –el citado Negreira, según Mateu Lahoz– de los trencillas lo han negado. Cuesta trabajo creer que el legendario equipo del «sextete», que jugaba al fútbol como los ángeles y marcó tendencia dirigido por Guardiola, hubiese ganado tanto con la colaboración arbitral (?). Pero es lo que hay. Una verdad palmaria que progresa en sede judicial y que concluye, según el juez instructor Joaquín Aguirre, que «había un grupo de árbitros corruptos», que «la corrupción era sistémica», que «las designaciones arbitrales eran tendenciosas» y que aquello era «un novedoso método de amaño de partidos». En consecuencia, los presidentes de aquel cuadro extraordinario, Laporta, Rosell y Bartomeu, actuaron con mala fe, aunque las cenas y los karaokes que montaba el vicepresidente del CTA con sus pupilos en estos tiempos suenen a chiste. Para juergas, las del «Tito Berni».
¿Con Messi, Iniesta, Puyol y Busquets en la plantilla era necesario el comprobado desembolso? Cualquier culé diría que no, mosqueado porque no entiende a cuento de qué tamaña inversión, y cualquier aficionado de otro equipo diría que sí, que pagaron para algo. A ver, si no. La excusa del escudo –«para que no nos perjudicaran»– no cuela y las pruebas del delito son tan evidentes como las del profeta Daniel, quien tras esparcir cenizas por el suelo del templo constató que los sacerdotes entraban para comerse las ofrendas. ¿Hay colillas? ¡Han «fumao»! ¿Quieres mi apoyo para sacar adelante un decreto? Entra por el aro y cede el control de inmigración, allana el camino hacia la amnistía, ignora las ordenanzas de la UE y no te distraigas porque lo siguiente será el referéndum.
La admirada e inmortal Concha Velasco, siempre en el recuerdo y no sólo en la memoria de Marisa Paredes, se refirió en una ocasión a los tres estados de la mujer y del hombre: «He tenido novio, amante y marido. Con el novio no te acuestas, pero te paseas; con el amante te acuestas, pero no te paseas, y con el marido ni te acuestas ni te paseas». ¿Hubo, pues, «lío» entre Negreira y el Barça? Seguro, probado está, quizá no en el orden referido por Concha, puede que bastara con terminar en el catre tras la fase de reconocimiento, o brevísimo noviazgo, o que para guardar las formas actuaran como amantes, al cabo despechados, y finalmente en los tribunales una vez descubierto el matrimonio de conveniencia. Ni enamoramiento, ni fascinación, ni mirada de cordero degollado ni embeleso: sólo son negocios.
Ahora la cuestión es si un árbitro, o un vicepresidente-coronel del gremio, es asequible (que se puede comprar). Enríquez Negreira se vendió al Barcelona, no hay dudas, ¿también entraron en el paquete sus colegiados? Irse de parranda (cena y karaoke, según confesiones ad hoc) con el hijo del jefe, a los mandos de un vehículo de alta gama, para no decepcionar al «capo» no es delito; posiblemente tampoco lo sea pagar al hijo del jefe por sus labores de «coaching«, salvo que claudicaran bajo presión, según el exárbitro Albert Giménez, y que además la minuta fuera abonada en B. Ante todas esas irregularidades públicas y manifiestas, más lo que te rondaré morena, los enemigos esperan que el peso de la justicia caiga sobre los infractores. Hay quien se frota las manos porque vislumbra al histórico club perdido en Segunda División y todavía más atrás, dejando sin eco las soflamas del minuto 17:14. «¡Descenso administrativo, ya!», gritan. Y sueñan que al mejor Barça de todos los tiempos le van a desposeer de títulos y entorchados que otros, los suyos, heredarán…
Pese a que el escándalo es mayúsculo, a que el juez instructor tiene en la mano los pelos de la burra y autentifica que es parda, «lo que no ‘pué’ ser, no ‘pué’ ser, y además es imposible» (Rafael Guerra, «Guerrita»). ¿Entonces? La espada de Damocles, «amenaza persistente de peligro», es la UEFA, verdugo indeseado que lo tiene enfilado y cogido por los dídimos. ¿Razones?, el «caso Negreira»; las palancas/chapuza, según «el desastre financiero» en que se encuentra la entidad, y sostenedla y no enmendadla junto al Real Madrid en la vanguardia de la Superliga, aunque en este caso el TJUE (Tribunal de Justicia de la Unión Europea) ha advertido al presidente Aleksander Ceferin de que no puede tomar represalias. Por todo ello, el futuro del Barcelona a medio plazo es de lo más pesimista, amenazado con quedar fuera de la Champions entre una y dos temporadas. Ni novia ni amante ni marido; cornudo y apaleado. No va a morir en el intento; pero dará un paso definitivo hacia la Sociedad Anónima. Lo menos malo.