THE OBJECTIVE
EL BLOG DE LUCÍA ETXEBERRIA

Cine y psicología. Robot Dreams y el valor de la amistad

«Demos prioridad a elegir buenas personas en las que podamos confiar que resolverán los problemas con nosotros y luego podremos solucionar cualquier cosa»

Cine y psicología. Robot Dreams y el valor de la amistad

Fotograma de 'Robot dreams'. | .

Amistad o amor

Carmen y Noé se conocieron en el bar donde trabajaban. Carmen es una mujer heterosexual y Noé es un hombre gay. En aquel momento Carmen vivía con su novio y Noé con un grupo de amigos. Noé notaba que en casa le desaparecían cosas: un reloj, unas zapatillas, calderilla que tenía en un bote… además sus amigos siempre pagaban tarde y era él el que tenía que ir pagando mensualmente la renta. Una noche, Carmen tuvo una discusión brutal con su novio y se asustó. Salió de casa con lo puesto y se presentó en el bar. Allí estaba Noé, en la barra, porque tenían distintos turnos. Noé le dio a Carmen la llave de su casa y le dijo que fuera a descansar allí. Cuando Carmen llegó a casa de Noé la música estaba todo trapo. Fue por eso por lo que el compañero de piso de Noé no escuchó a Carmen entrar. Y fue así como Carmen pilló al chico in fraganti descubrió que el compañero de piso de Noé estaba registrándole la habitación a ver qué podía robar.

Carmen y Noé se fueron a vivir juntos en lo que en principio tomaron como una solución provisional. Hace diez años de eso. Viajan juntos, tienen grupos de amigos comunes, comparten todo tipo de actividades y tienen incluso una cuenta corriente conjunta para la casa. Desde fuera a cualquiera creerían que son una pareja. ¿Lo son, no lo son? Lo cierto es que su relación es más profunda, fructífera y estable de la que mantienen muchas parejas normativas. Lo único que no comparten es sexo.

Muchas de las mujeres que vienen a mis cursos o que hacen consulta privada tienen una pareja normativa. Y, sin embargo, no son ni la mitad de felices que Carmen y Noé. Comparten muy poco con su pareja, tienen gustos diferentes, no les gustan las mismas películas ni la misma música, ni salen con un grupo de amigos comunes. En pocas ocasiones realizan  actividades juntos fuera del hogar. En el pasado salían juntos a cenar o hacían escapadas románticas… pero ya no. La rutina ha ido invadiendo espacio y dejando muy poco para el ocio compartido. Estas mujeres se encuentran con que viven con una especie de compañero de piso que aparece a las siete o a las ocho de la tarde. Los fines de semana todo se les va en ocuparse de los hijos o en ir a ver a los suegros. Estas mujeres suelen estar deprimidas, pero están mucho más deprimidas cuando no tienen amigas fuera de la pareja. Las tuvieron cuando eran jóvenes , pero la vida les ha ido separando y ahora casi no les ven.

En nuestra cultura, estamos inundados de mensajes que idealizan el amor romántico. El amor a menudo se aclama como el propósito último de la vida de un individuo. Y  cuanto antes podamos encontrarlo, mejor.

Recientemente, la cultura pop ha comenzado a cambiar la conversación sobre los roles que desempeñan el amor y la amistad en nuestras vidas. La Generación Z fue la primera generación que creció con princesas de Disney «sin príncipes», como Elsa, Mérida o Tiana, cuyas historias no terminan con un beso de amor verdadero. Las comedias de situación de los 90 que todos conocimos y amamos en su día, como Friends, Seinfeld y Sex and the City,  presentaban a las amistades estables y duraderas tan deseables e interesantes como las relaciones de amor romántico. De hecho, el 55 por ciento de la Generación Z y los millennials dicen que la amistad es más importante que una relación romántica. Parece que entre los más jóvenes, la tendencia está cambiando en la jerarquía de relaciones tradicionales.

Robot Dreams,  una película sobre el amor o la amistad

En una Gran Manzana destartalada, dibujada en línea clara y tonos pastel, y poblada únicamente por animales antropomórficos y robots, vive un perro que está solo y que vive una vida solitaria en el East Village. El perro sigue una rutina fija de trabajo, paseos y cenas televisivas sombrías en el microondas, una existencia predecible y triste como un funeral en un día lluvioso. Nadie le hace caso salvo las palomas que se agolpaban alrededor de la ventana de su apartamento, en el que el televisor está siempre puesto a todo volumen para hacerle compañía. Es un alma estoica, pero todo el mundo tiene un límite…

El perro está triste y aburrido en su casa cuando un día descubre en la teletienda que pueda encargar un robot que se une por piezas. El robot resulta ser un compañero de juegos afectuoso y responsable. No es que hable mucho, pero el perro tampoco lo hace. Con la música de September, de Earth Wind and Fire, de fondo, los dos amigos pasan el final del verano tomando el sol , explorando playas en las que se permite entrar a perros, patinando, comiendo perritos calientes… y en definitiva pasándolo bien juntos. Pero todo lo bonito no dura siempre.

No voy a hacer spoilers ni a contar por qué el perro pierde a su robot. Pero al final la historia se convierte en un cuento de nostalgia y pérdida con una moraleja que quizá todos hemos experimentado en carne propia: más vale haber amado y haber perdido que nunca haber amado. A veces la cantidad no es mejor que la calidad. Quizá es más importante una relación que duró poco pero fue muy profunda que otra que se extendió durante largos años.

Tanto la estética de la película como su enfoque sin palabras hunden  sus raíces en la novela gráfica homónima de 2007 de la autora e ilustradora estadounidense Sara Varon. Mientras que el trabajo de Varon estaba dirigido principalmente a lectores muy jóvenes, el público de la película de Berger es más amplio. No sé si yo me atrevería a llevar a un niño a ver una película tan triste, dependería mucho del niño y de su madurez. Desde luego no hay en esta película ni sexo ni violencia ni palabras malsonantes. En fin… Al igual que Blancanieves, el cuarto largometraje de Berger prescinde del diálogo en favor de una narración falsamente ingenua. Uno creería que éste es un cuento para niños, pero en realidad es una metáfora muy madura sobre el valor de la amistad y los vasos comunicantes que le unen al amor.

La que escribe sospecha que Sara Varon está contando en esta historia una relación que ella misma vivió y que ella probablemente era el perro y que el robot era un novio o una novia, y que ha traducido toda esta historia al terreno de la ficción. Quién sabe.

¿Qué tipo de amor exactamente les une al perro y al robot? La historia no lo aclara. Se insinúa un grado de extraño compañerismo entre sus dos protagonistas, aparentemente de género masculino (es triste que cuando el género es neutro tengamos a darlo por masculino porque es lo predominante en nuestra sociedad), sin dejar de ser completamente castos. (Dado que son un perro y un robot mecánico, es difícil imaginar cómo las cosas podrían ser de otra manera). Es inevitable reflexionar sobre cómo la frontera entre la amistad y el amor es fina como un tabique de obra.

Amistad y salud mental

Las personas que tienen amigos y confidentes cercanos están más satisfechas con sus vidas y tienen menos probabilidades de sufrir depresión (1). También tienen menos probabilidades de sufrir muerte prematura por diversas razones, incluidos problemas cardíacos y una variedad de enfermedades crónicas (2).

Una revisión de 38 estudios encontró que las amistades adultas, especialmente las de alta calidad que brindan apoyo social y compañía, predicen significativamente el bienestar y pueden proteger contra problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, y esos beneficios son estables y persistentes (3). Las personas que no tienen relaciones de amistad de calidad tienen el doble de probabilidades de morir prematuramente, según el metanálisis de Holt-Lunstad , realizado sobre una población de 308.000 personas (4).

Una relación de amistad cambia la manera  en que respondemos al estrés. La reactividad de la presión arterial es menor cuando las personas hablan con un amigo que los apoya. Las personas que cuentan con un amigo a su lado mientras completan una tarea difícil tienen menos reactividad de la frecuencia cardíaca que aquellos que trabajan solos (5). En un estudio, los participantes que subieron una colina acompañados por un amigo consideraron que la colina era menos empinada y que el paseo había sido más agradable en relación con aquellos que la ascendieron solos (6).

Los científicos que estudian la amistad incluso han encontrado una actividad cerebral similar entre amigos en regiones responsables de una variedad de funciones, incluida la motivación, la recompensa, la identidad y el procesamiento sensorial (7). En otro estudio se recopilaron datos de resonancia magnética funcional entre personas que veían un mismo videoclips, y resultó que los amigos más cercanos tenían una actividad cerebral más similar (8).

Tendemos a ver la amistad y el romance como entidades separadas, pero es posible que los dos tengan más en común de lo que creemos. La investigación psicológica señala que cualidades como la química, la intimidad y la calidez son  componentes clave de amistades cercanas y estables (9).

Las amistades son las primeras relaciones en la vida que podemos elegir libremente y por eso presentan una oportunidad realmente importante para aprender a afrontar situaciones interpersonales desafiantes antes de entablar relaciones como adultos.

A medida que avanzamos en la vida, descubrimos que hay muchas cosas que están fuera de nuestro control. No podemos elegir a nuestros padres, ni a nuestra genética ni controlar los acontecimientos que suceden en el mundo que nos rodea. Un factor que sí  podemos controlar es quiénes son nuestros amigos, y esta decisión puede hacer que nuestras vidas sean mucho más ricas y hermosas, o más estresantes y decepcionantes.

Demos prioridad a elegir buenas personas en las que podamos confiar que resolverán los problemas con nosotros y luego podremos solucionar cualquier cosa. Es muy importante que nos rodeemos de personas con las que nos divertimos, que nos apoyan y que nos hacen mejores. Es posible que ya tengas  amistades en tu vida, pero si todavía estás buscando amigos, nunca es demasiado tarde para cultivar nuevas relaciones que podrían cambiar tu vida… igual que el robot se la cambió al perro.
Obviamente, al final de este artículo ¿qué te tengo que recomendar? Pues que vayas a ver Robot Dreams con un amigo o una amiga.

1. Choi, K. W., et al., The American Journal of Psychiatry, Vol. 177, No. 10, 2020

2. Holt-Lunstad, J., et al., PLOS Medicine, Vol. 7, No. 7, 2010; Steptoe, A. , et al., PNAS, Vol. 110, N° 15, 2013

3 Blieszner, R., et al., Innovation in ageing, vol. 3, núm. 1, 2019).

4. Holt-Lunstad, J., et al., Annals of Behavioral Medicine, Vol. 33, No. 3, 2007)

5. Kamarck, T. W., et al., Psychosomatic Medicine, Vol. 52, No. 1, 1990

6. Kamarck, T. W., et al., Psychosomatic Medicine, Vol. 52, No. 1, 1990

7. Güroğlu, B., Child Development Perspectives, Vol. 16, No. 2, 2022

8. Güroğlu, B., Child Development Perspectives, Vol. 16, No. 2, 2022

9. Ledbetter, A. M., et al., Personal Relationships, Vol. 14, No. 2, 2007; Campbell, K., et al., The Social Science Journal, Vol. 52, N° 2, 2015

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