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Montanoscopia

'Match point' al PSOE y Sánchez como el señor Valdemar

«El combate no es entre el autócrata y la oposición, sino entre el autócrata y la ley democrática»

‘Match point’ al PSOE y Sánchez como el señor Valdemar

Pedro Sánchez. | Guillermo Gutierrez Carrascal, Zuma Press

1. También Sánchez, lo más parecido a Franco que hemos tenido desde Franco, muere en la cama. Los españoles pudieron cargárselo (políticamente) el 23-J, pero no lo hicieron. Llevarán esa culpa, como llevan la de no haberse cargado a Franco; y eso que con este no tuvieron la ocasión de hacerlo. La democracia, al cabo, es darle al pueblo el fusible para que cortocircuite, o no, al autócrata. El autócrata, por su parte, cuando gobierna en un Estado de derecho, se encuentra maniatado por este. Por eso su gran empeño es desembarazarse de él. El combate no es entre el autócrata y la oposición, sino entre el autócrata y la ley democrática. Esta ha sido la historia de Sánchez en los últimos años, acelerada en los últimos meses. Los españoles no se lo cargaron, pero su degradación sí. 

2. Sánchez muere en la cama. En la cama del señor Valdemar. En su día le apliqué la comparación a Rajoy, pero veo ahora que se le puede aplicar con mayor propiedad a Sánchez. Respecto a este, se ha hablado de ‘El retrato de Dorian Gray’, de Oscar Wilde. Tiene que ver, por la putrefacción precipitada cuando llega el momento. En ‘La verdad sobre el caso del señor Valdemar’, de Edgar Allan Poe, el señor Valdemar es hipnotizado en el momento de su muerte y la corrupción del cadáver queda paralizada durante los meses en que dura la hipnosis. Entonces, en cuanto esta cesa: «bruscamente su cuerpo, en el espacio de un minuto, se encogió, se deshizo… se pudrió entre mis manos. Sobre el lecho, ante todos los presentes, no quedó más que una masa casi líquida de repugnante, de abominable putrefacción». (En aquel infame quirófano de Franco pasó prácticamente lo mismo).


3. Ha sido un poco lo de ‘Match Point’, la película de Woody Allen. Si el 18-F llega a perder el PP el poder en Galicia, la descomposición estaría afectando a este partido y a su líder Feijóo. Pero la pelotita cayó del otro lado y es el PSOE, con Sánchez, el que se hunde. Todo han sido fallos desde entonces. Y algo peor que los fallos: el retorno de lo escondido. Este afloramiento oscuro de los Koldo, Ábalos, Armengol… y la torpeza histérica con que lo afronta. Siempre me acuerdo de Nietzsche en estos casos, de una reflexión creo que del ‘Crepúsculo de los ídolos’ (título que también viene a cuento): no es que un partido cometa fallos y por eso se descompone, sino que, cuando la descomposición ha afectado ya en lo profundo a un partido, es cuando se lanza a cometer fallos. Estos no son causas, sino síntomas. Así que, pese a los denodados esfuerzos del pueblo español, el del «vivan las caenas», el PSOE está liquidado. Españoles, Sánchez ha muerto. (Lo que no le impedirá mantenerse durante un tiempo, el último ya, en el poder).

4. La sucesión de Sánchez no es menos tétrica, con el país poralizado, embrutecido, atomizado: la imposible España post-Sánchez va a ser el genuino legado de Sánchez.

5. Y con el PP como PRI: como único partido institucionalista; con la Constitución, en su caso, en lugar de la Revolución. Un constitucionalismo sin pareja que es casi una contradicción en sus términos. ¡Un bipartidismo cojo! Este panorama asfixiante, estéril, un poco Segundo Imperio francés, sobre el que se recortará como nunca su principal culpable: la irresponsabilidad del PSOE, partido espero que para entonces esté lo suficientemente pasokizado. 

6. Como subproducto del desastre, la orfandad del 90% de la intelectualidad española (incluyendo el artisteo, la farándula). Pero se seguirán buscando la vida estos buscavidas.

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