THE OBJECTIVE
EL BLOG DE LUCÍA ETXEBARRIA

Carta abierta a Joaquín Reyes

«Que a ti no te haya tocado la cultura de la cancelación no significa que la cultura de la cancelación no exista»

Carta abierta a Joaquín Reyes

Joaquín Reyes | Nacho Lopez / Zuma Press / ContactoPhoto

En primer lugar, y previo a continuar, hay que dejar claro que yo he sido siempre admiradora tuya. Y eso antes de que fueras conocido. Yo ya te veía cuando estabas en «La hora chanante» y me conozco las cancioncitas de ese programa una por una.

He amado, amo, tus interpretaciones delirantes hechas siempre con la misma voz. El sketch en el que se le pide a Robert Smith que salga a bailar porque lo hace fenomenal ha sido uno de mis recursos favoritos para hacer reír a la gente en reuniones privadas. Adoro tu sentido del absurdo, tu inteligente reinterpretación de la tontada clásica, tus estudiados movimientos a través del escenario tus bailes, la gestualidad de tus manos, tu ritmo y tu humor disparatado. Y por eso precisamente me ha dolido más escuchar tus palabras. Ese momento en el que decías que en España no existe la cultura de la cancelación. 

Has sido trending topic en España. Y me puse a mirar y casualmente todos los que te aplaudían en redes eran hombres, cosa que no me sorprendió nada. Y yo pensé: es como si una señora dijera que en España no existe la pobreza infantil porque ella no la ve en su calle, porque ella viviese en el barrio de Salamanca. 

Obviamente la pobreza infantil en España existe, porque somos el país de Europa con mayor pobreza infantil. En España 1 de cada 5 niños vive en situación de privación material y 1 de cada 10, en privación material severa. Pero supongo que eso tú no lo ves en tu día a día, de la misma forma que tú no ves en tu día a día ejemplos de cultura de la cancelación. Porque a ti no te toca. Porque vives en un barrio en el que no hay pobres y te mueves en un mundo en el que no hay canceladas. 

Quizá recuerdes cuando el podcast «Estirando el chicle», hecho por dos cómicas, se tuvo que disculpar por haber invitado a otra cómica, Patricia Sornosa. Y tuvo que cancelar la emisión anunciada de un programa que ya había sido grabado. Hablamos del podcast más escuchado de España, nada menos.

Una de sus presentadoras, Carolina Iglesias, reconoció que todo el odio y las amenazas que habían recibido le había llevado a pedir ayuda psicológica. Casualmente poco después desapareció el podcast que Patricia Sornosa presentaba en Podimo. Podimo no dio explicaciones, simplemente el podcast de Patricia desapareció como por arte de magia, ya ves.

¿Y qué había sucedido con Patricia Sornosa? Pues simple y llanamente que se había atrevido a hacer de Casandra. Tú eres una persona muy culta, sabes de sobra quién era Casandra. Pero por si acaso no lo sabes, que ya me extrañaría, te recuerdo que Casandra era aquella mujer que en la antigua Grecia tenía el don de la profecía. Pero el don traía aparejada una maldición: nadie la creía.

Como sabes, ya existen en España más de doscientos militares y policías que se han cambiado el sexo en el registro civil sin cambiarse ni la apariencia física ni el nombre. Ahora son mujeres.  Algunas de esas mujeres exigen que les permitan cambiarse en el vestuario femenino junto a las mujeres biológicas, ésas que tienen vagina y que no se llaman Paco. Una de estas particulares mujeres se ha presentado en el centro de acogida para víctimas de violencia de género, donde está refugiada su antigua esposa, y ha exigido que le dejen entrar. En otros casos ha sucedido que cuando una mujer iba a interponer una denuncia por violencia de género contra el que creía que era su marido ha descubierto que su marido se había autoidentificado como mujer, sin comunicárselo a ella por supuesto, y que por lo tanto ya no se podía aplicar la Ley de Violencia de Género. Que ella ya no podía requerir una orden de alejamiento, ni tenía derecho a justicia gratuita.

 Y no ha sido uno o dos casos. Llevamos contabilizados cientos de casos en el que un condenado por violencia de género se cambia el sexo en el registro... pero el Ministerio del Interior se niega a darnos datos oficiales. 

Quizá conozcas el caso de Jonathan Robayna que ahora se llama Lorena Robayna. Asesinó, torturó y violó a su prima. Previamente había acosado a diferentes menores, a las que había amenazado y perseguido. En el juicio se autoidentificó como mujer. El Ministerio del Interior no nos da datos de dónde está. Pero desde Canarias nos cuentan que está ingresado en una cárcel femenina. 

Te recuerdo que en España no hay cárceles de alta seguridad y también te recuerdo que los predadores sexuales no pueden curarse y que siempre reinciden. Imagina a las mujeres que tienen que convivir con Jonathan, ahora Lorena. 

 Nos dicen que son casos aislados. No lo son. Cada día hay un caso diferente. No se sabe exactamente cuántos hombres se han cambiado el sexo en el registro. No nos dan datos. 

Nos dicen que estos casos de los que te hablo son fraudes de ley. Pero si son fraudes de ley… ¿Cómo la propia Ministra de Igualdad, Ana Redondo, la ministra que registra, ha reconocido que están buscando el encaje jurídico para solucionar la situación? ¿Cómo no les denuncian a los defraudadores directamente desde el Ministerio de Igualdad? ¿Cómo ninguna asociación de las que denunciaron a Lidia Falcón o a Carola López Moya o a mí ha denunciado a ninguno de estos » trans no normativos»? 

Fácil, porque la ley alberga en sí misma tiene una cláusula que impide que se le denuncie a alguien por fraude de ley, ya que la propia ley avisa de que no se puede dudar de la identidad de género con la que se perciba una persona.

No hay fraude de ley. Porque si lo hubiera, la propia Ministra de Igualdad habría denunciado a estas personas, las asociaciones que nos denunciaron a nosotras ya habrían denunciado a estas personas, y la ministra que registra no habría dicho en público que no encuentran el encaje jurídico para poder hacerlo.

También la ministra que registra ha reconocido que el fraude de ley llega a el 5%. Nosotros sabemos que es mucho más que el 5%. Pero si ya hubiera llegado al 5% se trataría de una ley mal hecha. Porque una ley bien redactada no se encuentra con un 5% de personas que consiguen burlarla para utilizarla con fines absolutamente contrarios a los que presuntamente propone la ley.

No existe el fraude de ley porque el fraude es la ley. 

Bueno, Patricia Sornosa había advertido de esto. Y por eso la llamaron tránsfoba y por eso se montó todo el asunto que se montó con «Estirando el chicle» y por eso, creo yo, Patricia Sornosa perdió su podcast en Podimo. Claro que Podimo no dio explicaciones, no. Pero sabemos sumar dos y dos.

Dices que en España no existe la cultura de la cancelación. Yo vi como me echaban de Espejó público, un programa en el que llevaba trabajando ocho años. Ya lo he contado en este mismo medio. En otro artículo. 

Para colmo de males yo tenía y sigo manteniendo un contrato con ese programa, el contrato que se firmó en su día y sigue en vigor, de forma que a día de hoy me encuentro en una situación muy complicada porque en teoría no debería estar trabajando en el programa en el que estoy ahora. Ni siquiera se les ocurrió rescindir el contrato, porque legalmente no podía hacerlo. Simplemente cesaron todas las colaboraciones

También empecé a perder colaboraciones sin parar. Y una serie que tenía apalabrada, y por cuya Biblia ya me habían pagado, se canceló, de un día para otro. Sin explicaciones. Aunque en petit comité alguien me explico que todo se debía a lo que yo había dicho. Todo porque había advertido las consecuencias de la ley trans. 

Pero es que dentro de poco tengo un juicio en Canarias solo porque me atreví a decir que mis ojos veían a un hombre en una foto. Yo no tenía por qué saber que sea persona que yo veía no se identificaba como hombre. No vengo equipada con un detector de auras. Estos juicios afectan a derechos y libertades fundamentales, por lo tanto son particularmente caros, y las costas son altísimas. Yo no hubiera podido pagar el abogado y el procurador si no hubiera hecho un crowdfunding, porque no soy una rica heredera ni nada por el estilo.

A la psicóloga Carola López Moya la demandaron por haberse atrevido a decir que sexo no equivale a género. Su nombre salió en medios y tuvo un montón de problemas muy serios. Finalmente el caso no llegó a más, pero ella pasó dos años de terror. En los que tuvo muy complicado trabajar. Porque estaba canceladísima…Aunque, según tú, no existe cultura de la cancelación en España.

A Lidia Falcón la expulsaron de Izquierda Unida por haberse atrevido a decir que la ley trans y la autodentificación eran una locura. Y también la denunciaron, aunque luego en juicio el juez falló a su favor. Pero atravesó un calvario, todas sus conferencias y colaboraciones se cancelaron.

Y qué me dices de la Universidad. !No tendrás los huevos morenos de decirme que no existe cultura de la cancelación en la universidad! No creo que te atrevas a llegar hasta ahí.

Las profesoras Juana Gallego, Amparo Manes y Tasia Aranjuez perdieron sus trabajos en la Universidad. El pasado mes, en febrero, la profesora Silvia Carrasco se encontró a un piquete en la puerta de su aula. Casi una centena de personas que intentaron agredirla cuando ella intentaba entrar a dar clase. A José Errasti y Marino Pérez López también intentaron agredirlos en una conferencia en la Universidad de las Islas Baleares y tuvieron que salir escoltados por la Policía.

Y la semana pasada, hace exactamente ocho días, la doctora Marcela Lagarde una feminista histórica, una mujer de 75 años a la que el propio Instituto de la Mujer español le había premiado hace ocho, se vio obligada a abandonar el aula en la Universidad Complutense de Madrid en la que estaba dando una conferencia. Aterrorizada. Después de que le organizaran un escrache unos cuantos activistas que escondían su cara para no ser reconocidos. La Universidad Complutense ni le proporcionó seguridad ni llamó al equipo de seguridad de la Universidad para que se fueran los boicoteadores. Desde el rectorado ni siquiera le han pedido disculpas.

A la ilustradora Laura Strego le pegaron directamente, en la calle, al grito de «ésa es Laura Strego, la transfoba». A día de hoy todavía sufre secuelas psicológicas y físicas. Por cierto, dibuja cómics. Se supone que tú vienes del mundo del cómic, ¿No crees que Laura tiene derecho a la libertad de expresión? ¿Qué tiene derecho a salir a la calle sin miedo? 

Todas las personas de las que te hablo estábamos consideradas como progresistas. Lidia Falcón estaba en Izquierda unida. Otras eran históricas del Partido Socialista. Alguna estaba en Podemos.

Te podría dar una lista muchísimo más larga de todas las personas que hemos sido amenazadas, denunciadas, canceladas, agredidas. De todas las personas que hemos perdido nuestros trabajos. Excepto en los ilustres casos de José Errasti y Marino López, todas somos mujeres.

Por lo tanto, repito, el hecho de que a ti no te haya tocado la cultura de la cancelación no significa que la cultura de la cancelación no exista. Pero es que tú eres un hombre, blanco y heterosexual. Y esta cultura de la cancelación se dirige en general a mujeres. Con especial atención a las lesbianas o bisexuales. Y casi siempre a mujeres que han estado en filas progresistas. Porque a quienes señalan son a las disidentes.

En privado, actrices y cómicas me han dicho que tienen pánico hablar del tema después de lo que le pasó a Patricia Sornosa. Y es que así actúa la censura. El dicho español dice que cuando las barbas de tu vecino veas cortar pongas las tuyas a remojar, así que ahora a ninguna cómica se le ocurriría tocar ese tema. La autocensura es todavía más potente que la censura oficial.

Yo sé que tú eres más joven que yo y que no has vivido el franquismo. Yo era una niña entonces, pero mi hermana se tuvo que ir del país por atreverse a distribuir unos folletos en favor de la democracia. Se estaba jugando la cárcel. Perder una hermana cuando eres una niña te afecta. Así que sé perfectamente lo que es el franquismo, y lo que es una dictadura. Y te puedo decir, con conocimiento de causa, que los niveles de censura que estamos viviendo hoy en día son inauditos en nuestros 40 años de democracia.

Te puedo decir que es inaudito que exista una ley que te obligue a llamar mujer a alguien que tiene cromosomas XY, pene y testículos funcionales. Una ley que sanciona que si eres periodista y escribes que es un hombre te juegas tu trabajo. Que si eres psicóloga y te posicionas en contra de bloqueos de la pubertad en menores (tratamientos experimentales e irreversibles en menores, que se han prohibido en gran parte de Europa y gran parte de los Estados Unidos, porque se ha demostrado que son altamente peligroso), entonces te juegas la inhabilitación y 150.000 euros de multa. Tal y como le sucedió a Carola. Y a tantas otras que no aparecen en medios. 

Durante la dictadura del general Francisco Franco se penaba con cárcel la publicación y difusión de escritos que atentaran contra el régimen, la moral y el honor. En la transición no se permitían las publicaciones contrarios a la unidad, a la realeza y a las buenas costumbres. Actualmente no se permite el mero sentido común.

En tu profesión hay muy pocas mujeres. Muy pocas. Por cada diez humoristas quizá haya una mujer que puede hacer monólogos. Tú lo sabes del sobra e incluso alguna vez has hablado públicamente del tema. Después de lo que le sucedió a Patricia Sornosa, te aseguro que ninguna cómica se atreverá a tocar en directo el tema de la ley trans. Ni siquiera a escribir un tweet. Mucho menos a hacer un chiste. 

Ojalá pudieras hablar con Patricia y que te contara cómo de pronto desaparecieron todos sus contratos, y cómo solo la llamaban para actuar en salas mínimas, y eso porque organizaciones feministas se empeñaban en darle trabajo. De verdad, te animo a que llames a Patricia Sornosa y te lo cuente, si tanto te interesa la situación de las mujeres cómicas en España.

Pero si no quieres hacerlo, te animo entonces a que teclees en Internet » Patricia Sornosa transfoba». Que veas con tus propios ojos las barbaridades que se escribían sobre ella, las que todavía se escriben.

No sé si a ti alguna vez te han amenazado de muerte. A Patricia le amenazaron. A mí también, por supuesto. Incluso me agredieron en la calle. Patricia no gana ni una décima parte de lo que puedas ganar tú, y entenderás que no se puede permitir pagar un guardaespaldas.

Mientras Patricia Sornosa se quedaba sin trabajo, el Ministerio de Igualdad subvencionaba los monólogos de una famosa conocida cómica, una «mujer trans». Que en aquel momento ni siquiera se había hecho un tratamiento. Simplemente, se maquillaba y se ponía peluca. En las partidas de presupuesto del Ministerio de Igualdad se veía cómo se destinaba dinero a pagar los monólogos de esta cómica

Desconozco cuál es tu vida y desconozco si a ti también te han pagado monólogos desde el gobierno. Entiendo que no. Pero dime si tú no encuentras un poco franquista que desde un ministerio se paguen los monólogos de una persona mientras que se alienta a la cancelación de otra.

 Yo sí. Yo sí que lo encuentro franquista. A mí me resulta muy parecido al franquismo. Yo sé que el franquismo prohibía obras de teatro mientras pagaba otras. Yo tengo una amiga que fue a la cárcel por haber participado en una obra de teatro. Miriam de maeztu, se llama. Mañana, una actriz que participara en una obra de teatro en la que se dijera claramente que, independientemente de cómo te identifiques, el sexo biológico es inalterable, también podría ir a la cárcel, según la ley.

¿No ves las similitudes con el franquismo? Porque yo sí las veo. Yo veo a los mismos perros con diferentes collares. Esos perros son hombres que odian a las mujeres. Todos los que te han hecho la ola y han dicho que qué maravilloso eres y qué estupendo tampoco han sido amenazados de muerte jamás, ni se han visto en la posición en la que me vi yo. 

Yo soy madre soltera. Te cuento esto para que sepas que mi hija depende exclusivamente de mí. Cuando me hicieron toda esta campaña y me quedé sin trabajo, y de repente me vi sin un euro… En fin, te recuerdo que soy autónoma y no tengo derecho a paro. No sabes lo mal que lo pasé. 

Precisamente la cultura de la cancelación es invisible porque ves cómo desaparece tu trabajo de un día a otro. Pero no te dicen lo que ha pasado. Por eso tú, Joaquín, no la ves y no puedes verla, porque no te ha tocado a ti.

Por favor, como admiradora tuya que he sido siempre, que sigo siendo. te rogaría que la próxima vez que fueras a decir algo así te lo pensaras. Que te informaras. Hago constar que yo sigo siendo una fan incondicional, porque a diferencia de otras personas yo se distinguir entre un artista y sus declaraciones. Yo sigo leyendo a Celine aunque fuera nazi, ya ves. Y es que yo creo que es fundamental que cualquier artista tenga libertad de expresión. Y sé que en España esa libertad ya no existe. 

Por eso te rogaría que la próxima vez te pensaras lo que dices. Porque no puedes decir que apoyas a las cómicas españolas y luego decir alegremente que en España no existe la cultura de la cancelación. Porque para mí ha sido exactamente igual que la señora que vive en el barrio de Salamanca y dice que ¿cómo va a haber en España pobreza infantil? ¡Si ella sale a la calle y vea niños sonrosados y regordetes perfectamente alimentados! 

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