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Opinión

El Atleti, en la fiesta del chivo expiatorio

«El fútbol es un tránsito, un viaje en la montaña rusa donde jamás se apuntan los reproches en una barra de hielo. Todo perdura, lo bueno y lo malo»

El Atleti, en la fiesta del chivo expiatorio

El presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo. | Europa Press

A Jorge Vilda le mandaron al matadero por aplaudir a Rubiales. El presidente del «pico» acababa de anunciar en público que le cuadriplicaba el sueldo y le renovaba cuatro años al frente de la selección femenina. A Luis de la Fuente también le apuntaron en la lista de los apestados; pero aguantó el chaparrón y, afortunadamente, no perdió la silla. Montse Tomé recibió algún pellizco, leve, sin más, como el resto de aplaudidores, que estallaron en palmas con más o menos brío. Para la posteridad quedó la fotografía de la ignominia, lista para el rescate con el regreso de las vacas flacas. Que volverán.

El fútbol es un tránsito, un viaje en la montaña rusa donde jamás se apuntan los reproches en una barra de hielo. Todo perdura, lo bueno y lo malo, el gol de Iniesta y el pisotón de Stoichkov a Urízar Azpitarte; el 11 de julio de 2010 (victoria de España en el Mundial de Sudáfrica) y el 15 de octubre de 2024 (Antiviolencia clausura dos semanas el Metropolitano). Arrebatos y desmesuras. Pero es fútbol; en política, por el contrario, todo resbala, o se retuerce, o se perdona y olvida. Qué imagen aquella de José Luis Ábalos en el Congreso (26 de febrero de 2020), cual torero saludando desde la barrera, recibiendo la cerrada ovación de la bancada socialista y algunos adláteres cómplices, no despistados, la efusividad de María Jesús Montero, Grande Marlaska y Yolanda Díaz flanqueándole jubilosos, después de que Pedro Sánchez le declarara poco menos que especie protegida tras el numerito con Delcy en Barajas el 20 de enero. Lo del éxtasis de Rubiales al lado de la exhibición de Ábalos y el arrobamiento de ministras y ministros es una coña filipina.

Cuando el Gobierno se pone estupendo y le da por ejemplarizar, conviene atarse los machos y no sacar la lengua a pasear, no vaya a ser… El Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol impuso el cierre durante tres partidos de la grada donde sienta sus reales el Frente Atlético (5.000 seguidores), además de 45.000 euros de multa. El Comité de Apelación se apiadó y dejó la sanción en un encuentro y 3.000 euros. Ni tanto ni tan calvo. El perdón de las dos terceras partes del castigo llegó a continuación de la «sobrada» de la Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, que se lio la manta a la cabeza y decretó que toda, todita, toda la afición rojiblanca (70.460 espectadores) no podrá acceder al Metropolitano por «la clausura total del estadio por un periodo de dos semanas”. Y también 65.000 euros de multa. ¿Recuerdan aquel gag de los Hermanos Marx en «Una noche en la ópera»? «Y también dos huevos duros». No es una comedia, es un drama.

Con la que está cayendo, resulta que el Atleti ha sido elegido para purgar por todos los males que anidan en el fútbol y alrededores, lo cual suena a cachondeo al comprobar que la justicia no es equitativa y que con tanta cortina de humo van a terminar por extraviar a los políticos en el Congreso. «Hay que ejemplarizar», es la consigna. Hay que ser justos, debería ser el lema purificador. Que no, que por muy blanditos que Cerezo, Simeone y Gil Marín hayan sido con los cafres, el Atlético no debe servir de cabritillo expiatorio. Para «Chivo», el sátrapa Rafael Leónidas Trujillo, quien tras gobernar durante tres décadas en la República Dominica (1930-1961), dejó un rastro de más de 50.000 asesinatos. Además de torturador sanguinario y criminal, era un depredador sexual, de ahí el mote que sirvió a Mario Vargas Llosa para escribir una de sus aclamadas novelas: «La fiesta del Chivo». Sobrecogedora. 

En pleno aquelarre y mientras el Atleti encuentra argumentos para librar al caprino de la guillotina, Ayuso manda «p’alante» –por no decir «pal’trullo»– a todos sus enemigos –que no rivales– políticos, en respuesta a la diatriba del presidente del Gobierno, que exigía públicamente su dimisión, ignorante de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) había rechazado por unanimidad su querella por prevaricación contra Juan Carlos Peinado, el magistrado que dirige la investigación contra Begoña Gómez.

Quienes saben de esto olfatean que, al tambalearse la ficha de Ábalos, el resto del dominó terminará desparramado en el banquillo o en sus inmediaciones. Hay motivos. Párrafo imprescindible de Guadalupe Sánchez, que no es familia de Pedro, sobre el susodicho: «Es el primer presidente del Gobierno con su esposa imputada por un presunto delito de tráfico de influencias; con su hermano imputado por presuntos delitos fiscales, malversación, prevaricación y tráfico de influencias o con su mano derecha y exministro de Transportes, José Luis Ábalos, al borde de la imputación por una gigantesca trama de corrupción en la que el sobrenombre del Presidente era «El Uno». Ahora, por si todo lo anterior no fuera suficiente, también han imputado a su Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, por un presunto delito de revelación de secretos».

No parece necesario encender el ventilador para extender la porquería. «La mierda nos llega al cuello», comenta un amigo del PSOE, que además es rojiblanco y está indignado por la sanción a su equipo. Ciertamente, si la justicia que pretende castigar con tanto rigor al Atleti se empleara tan a fondo en otros terrenos menos propicios tendríamos que ir con la piña a Mercadona en busca de gobernantes.

P. D.: A falta de alguna denuncia más de Galán, de la carta de ajuste del TAS o de que el Gobierno meta la zarpa, la Real Federación Española de Fútbol tendrá nuevo presidente el 16 de diciembre y desde el 25 de noviembre la Asamblea que lo elegirá. Hay una ristra oficiosa de aspirantes, copada por presidentes de territoriales (Louzán, Galicia; Gomar, Valencia; Lozano, Andalucía; Díaz, Guipúzcoa, y Monje, Murcia), favoritos en la rampa de lanzamiento, además de tres «outsiders»: Carlos Herrera, Eva Parera y José Manuel Morales. ¡Qué novedad, elecciones en el fútbol! ¡Ay, si cundiera el ejemplo en la política! 

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