Pedro Vallín encuentra su sitio
«Si tu catadura moral y ética es la propia de una sanguijuela, los que son de tu cuerda avalarán tus excrecencias verbales»

El periodista Pedro Vallín.
No sé si recuerdan quién es Pedro Vallín. No tendrían por qué hacerlo, pues su insignificancia moral fue y es directamente proporcional a su relevancia mediática y en las redes sociales. Cuando esparcir basura y odio no sólo no es castigado, sino que es premiado con más atención y con nuevas ofertas laborales, habla del estado de putrefacción a la que ha llegado nuestra sociedad.
Pedro Vallín alcanzó su «esplendor» mediático y en las redes por unos comentarios que sólo podría decir alguien con rasgos psicopáticos. Por quien no empatiza con el dolor ajeno y se regodea y lo utiliza para ejercer de mamporrero fiel y sumiso de este Gobierno. Y es que hubo un valenciano que le recordó esta condición suya de «lametraseros» de este ejecutivo infame. Este no lo tomó bien, buscó en su perfil de X datos personales de este individuo y lo que vio más atacable fue su condición de ser de esa comunidad autónoma, y el dolor que presumía que sufriría ante la catástrofe sucedida en su región. En ese momento le vino la inspiración y una cultura de la que se vanagloria. Llegó a ser jefe de Cultura de La Vanguardia, demostrando la decrepitud de la mirada de quien tomó esa decisión. «Eres valenciano. Mete la cabeza en el wáter y tira de la cadena. Se llama ‘dana doméstica’. Lo vas a gozar».
Se armó el Belén, y nunca mejor dicho, pues todo esto pasó durante las Navidades pasadas. Vallín se convirtió en su fantasma y ni Dickens con su talento e imaginación portentosa podría haber pensado en alguien tan retorcido. Un servidor comparte muy pocas cosas con el genial escritor inglés, pero empatizar con los más necesitados y compartir día y mes de nacimiento, sí que lo hacemos. El talento desmedido lo tienen unos pocos, y un servidor y Vallín empatamos en esa frustración. Le dediqué dos artículos en ese momento, el primero para atizarle, y el segundo porque no estaba de acuerdo con que el personal se alegrase por haber sido despedido de La Vanguardia. Eso que este asturiano poco ejemplar, en su pasado se vanagloriaba también de haber despedido a varios trabajadores en otro periódico. Tampoco me cabe duda de que un segundo después de leer ese artículo mío, él igualmente me hubiera despedido si hubiera podido. Hay psicopatías que buscan más la muerte social, laboral o económica que la física.
Un servidor tenía claro que personajes así tarde o temprano, serían recompensados. Si tu catadura moral y ética es la propia de una sanguijuela, los que son de tu cuerda avalarán tus excrecencias verbales y escritas ofreciéndote nuevos lugares donde llevarlas a cabo. Un servidor pensó que acabaría con Silvia Intxaurrondo, haciéndonos aún más insoportables nuestros madrugones. Pero de momento esa cuadratura del círculo no se ha dado. Otra opción «mañanera», esta para los fines de semana, es que se fuera al programa de radio de Julia Otero, café para muy cafeteros, o te lo bebes o te vuelves para la cama, que es siempre donde mejor se está.
Pero nuestro querido protagonista donde por fin apareció, pues le echábamos de menos, fue en el programa de ayer de Ferreras, Al rojo vivo. Qué mejor forma de tomar el aperitivo, quien tenga el lujo de poder hacerlo, que poniendo la televisión y encontrándote con uno de los odiadores y mamporreros del Gobierno más serviles. Y sí, allí estaba Pedro Vallín. El desaparecido había vuelto. En la Sexta o en el Gobierno, quien lo haya decidido, han visto que ya era el momento de volver a contar con uno de sus mejores guerreros. Es pendenciero, da golpes bajos, pero nunca musicales, tira del pelo, te pega con una toalla mojada para no dejar marcas, y otras malas artes de las que es todo un maestro. Se deben pensar que somos tontos, es más, lo creen a pies juntillas. Han dejado pasar el tiempo suficiente para que se olvidase la ofensa perpetrada por Vallín contra el dolor del pueblo valenciano, para volver a colocarle en uno de los programas afines al Gobierno.
De momento no se sabe la periodicidad de las colaboraciones de Pedro Vallín en ese programa. Lo que está claro es que, si han esperado a contar con él a que pase más de un mes desde esos lamentables tuits, es porque no tienen la conciencia muy tranquila. Creen que el tiempo todo lo borra, como su ingratitud y falta de humanidad. Lo importante para ellos es que es uno de los suyos, y de los mejores, practicando la guerra sucia contra cualquiera que ose criticar a este Gobierno. Queda claro que ni a la Sexta ni al Gobierno le parecieron ofensivos esos tuits. En los estudios de mercado respecto a las audiencias que haya hecho la Sexta con respecto al programa de Al rojo vivo, no sé si pensarán que con este movimiento ganaran audiencia en la Comunidad Valenciana, o si les compensará perderla, si suman a los adeptos más radicales al amado líder sanchista. Si les sale bien, les recomiendo que el siguiente paso sea fichar a Inés Hernand. Ir a pecho descubierto, y que salga el sol por donde quiera.