El papa Francisco llega a Colombia para sanar heridas del conflicto armado
El papa Francisco llegó este miércoles a Colombia para promover la paz y la reconciliación en un país que busca extinguir el último conflicto armado del continente.
El papa Francisco ha llegado a Colombia para una visita pastoral de cinco días en la que busca ayudar a sanar las heridas y reconciliar a una nación dividida tras desactivar el conflicto armado más largo de Latinoamérica.
El avión de Alitalia que trajo al pontífice argentino a suelo colombiano, ha aterrizado a las 4:10 pm hora local del miércoles en una sección militar del aeropuerto internacional El Dorado, pocos minutos antes de lo previsto por los organizadores. Se creyó que arribaría con retraso debido a que el vuelo ha debido cambiar de ruta debido a la presencia del letal huracán Irma sobre el Caribe.
Tras pisar suelo colombiano, el papa se ha dado su primer baño de multitudes durante el recorrido de 15 kilómetros entre la base militar de Catam, en Bogotá, y la nunciatura apostólica, donde pernoctará las cuatro noches que esté en el país. Nada más llegar a la avenida El Dorado, Francisco saludó sonriente desde el papamóvil a miles de personas que lo saludaban con gritos, banderas y pañuelos blancos. Los más entusiastas corrían algunos metros detrás de la caravana para no perderse el momento, cita EFE.
Francisco había prometido visitar a Colombia después de que el país lograse desactivar un conflicto de medio siglo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que ha costado la vida a más de 220.000 personas y desarraigó a miles, informa AP.
Durante su visita se espera que el pontífice presione a los líderes colombianos para que aborden las disparidades sociales y económicas que alimentaron cinco décadas de rebelión armada, al tiempo que alentará al pueblo colombiano a equilibrar su necesidad de justicia con perdón.
En un mensaje en video difundido en la víspera de su partida, el papa argentino ha pedido a todos los colombianos que den un “primer paso” y salgan al encuentro del otro por el bien de la paz y el futuro.
«La paz es la que Colombia busca desde hace mucho tiempo y trabaja para conseguirla», dijo. «Una paz estable, duradera, para vernos y tratarnos como hermanos, nunca como enemigos”.
A un año de que el gobierno de Bogotá rubricara un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) la nación sudamericana sigue amargamente dividida por los términos del pacto, aunque los guerrilleros depusieron las armas y comenzaron a regresar a la vida civil. Incluso la jerarquía de la Iglesia católica, que fue clave para facilitar las conversaciones de paz y ahora encabeza el proceso de reconciliación, está dividida, por lo que muchos colombianos consideran que son unos términos demasiado generosos para los rebeldes responsables de atrocidades.
El momento álgido de la visita de Francisco se producirá el viernes cuando habrá una reunión y una oración de reconciliación entre las víctimas del conflicto y exguerrilleros en Villavicencio, una ciudad al sur de Bogotá rodeada por territorios controlados durante años por las FARC.
El pontífice además beatificará a dos sacerdotes colombianos asesinados durante las décadas de conflicto con los rebeldes, declarándolos “mártires” víctimas del odio a la fe católica.
El encuentro estará presidido por uno de los símbolos más conmovedores del conflicto: una mutilada imagen de Jesucristo que fue rescatada de una iglesia en la localidad occidental de Bojaya después de un ataque de las FARC con mortero en 2012. Unas 300 personas se refugiaban en el templo durante la balacera, un enfrentamiento a tres bandas entre los rebeldes, milicias de derecha y el ejército. Al menos 79 personas fallecieron y un centenar más resultaron heridas.
Antes de la llegada de Francisco, el presidente Juan Manuel Santos y el último grupo rebelde del país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) firmaron un acuerdo de alto al fuego bilateral, un importante paso hacia la negociación de un pacto de paz permanente.
Francisco es el tercer papa que visita Colombia tras Pablo VI en 1968 y San Juan Pablo II en 1986. Ambos emplearon sus viajes para mostrar solidaridad con las víctimas de la violencia, la discriminación y la pobreza e instaron a las autoridades gubernamentales a solucionar los problemas estructurales y sociales que habían hecho de la nación una de las más desiguales de América Latina.