El Gobierno no consigue rescatar las farmacias rurales: una de cada tres está a punto de cerrar
Una nueva medida sube en un 17,5% las ayudas que reciben las boticas VEC. El sector asegura que es «insuficiente» y vaticina más cierres
Una farmacia de un pueblo de la Sierra de Madrid. | EP.
Las farmacias rurales se ahogan. Su supervivencia, hoy por hoy, se ha convertido en una batalla que luchan por ganar. Y es que una de cada tres está a punto de echar el cierre asfixiadas por la despoblación, la crisis y la bajada del precio de los medicamentos, según datos del último informe del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCF), con fecha del 17 de enero de 2023. Como consecuencia, miles de habitantes quedarán sin servicio en poblaciones donde el papel de las farmacias va más allá de la mera dispensación de medicamentos.
En enero de 2022, el Gobierno anunció un nuevo plan de ayudas para boticas que se encuentren en núcleos de población con un máximo de 1.500 habitantes y que facturen anualmente ventas que no excedan de los 235.000 euros: son 2.128, de las cuales 697 presentan viabilidad económica comprometida (VEC). El número de farmacias a 31 de diciembre de 2021 es de 22.198: de ellas, 4.448 estarían en zonas rurales de pequeño tamaño (menos de 5.000 habitantes).
La nueva medida, aprobada el pasado noviembre, subía en un 17,5% la ayuda que reciben las farmacias VEC, de forma que han pasado de percibir un máximo de 833 euros mensuales a un tope de 979,16. Una ayuda, según las fuentes del sector consultadas por THE OBJECTIVE, «insuficiente» y que no evitará el cierre de más farmacias en los próximos meses: entre 2012 y 2021, se llevan acumulados 242 cierres definitivos (en un 90% de los casos, se trata de farmacias rurales).
«Las soluciones a la viabilidad de la farmacia rural no son, en ningún caso las subvenciones o las ayudas, sino el cambio en el modelo retributivo, de forma que estas farmacias puedan subsistir por los servicios que prestan y no exclusivamente por el número de medicamentos que dispensen», cuenta a este periódico Jaime Espolita, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar).
En la misma línea se pronuncia Jesús Aguilar Santamaría, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales Farmacéuticos, que asevera que «hay que ir más allá». «Es fundamental asegurar su sostenibilidad a través de una remuneración de Servicios Profesionales Farmacéuticos, adicional a la del margen de dispensación, y articular la remuneración por los servicios de guardia». Además, Santamaría aboga por la implantación de incentivos fiscales para este tipo de farmacias.
Así, según se desprende del informe del CGCF, el margen medio de las farmacias ubicadas en municipios rurales de pequeño tamaño después de las aportaciones por la escala de deducciones (Real Decreto 823/2008) y los descuentos del Real Decreto-ley 8/2010 es inferior a 7.500 euros al mes, mientras que en los micromunicipios rurales esta cifra se situó en los 4.465 euros.
Por ello es que Espolita insiste en que es necesaria una legislación «pensada para el mundo rural», ya que los ingresos de la farmacia dependen exclusivamente de un margen sobre el precio del medicamento. De esta forma, con cada vez menos pacientes por la despoblación y menor precio de los medicamentos –como ya contamos en THE OBJECTIVE–, año tras año se produce una merma en la situación económica. «Abogamos por un cambio en la retribución que dé menos peso al precio del medicamento y más a los servicios que se prestan, como las guardias», defiende el presidente de Sefar.
1.300 puestos de trabajo destruidos
Según el estudio del CGCF ‘La aportación de valor del modelo de farmacia a la cohesión territorial y al reto demográfico‘, las 4.400 farmacias rurales existentes hoy en día generan 23.600 empleos, por lo que los cierres de estos 10 años (242) han supuesto la pérdida de unos 1.300 puestos de trabajo. Además, Jesús Aguilar Santamaría agrega que por cada euro que generan, el conjunto de la economía española se beneficia en 4,30 euros, mientras que por cada empleo se favorece la creación de otros 3,26 puestos de trabajo a jornada completa.
José Ángel Tercero, de 33 años, fue una de las personas que tuvo que echar el cierre a su farmacia en 2015. Tras varios meses gestionando la botica familiar situada en el pequeño municipio de Calzada de Calatrava (Ciudad Real), de apenas algo más de 3.000 habitantes, el negocio dejaba de ser rentable en un pueblo cada vez más envejecido y que ya acumulaba tres farmacias.
Así lo cuenta el propio farmacéutico a THE OBJECTIVE, que señala que los costes seguían siendo los mismos –agua, luz, guardias…– y los ingresos disminuían como consecuencia de la despoblación y unos habitantes cada vez más envejecidos. «Cuando abrió mi padre la farmacia en 2002, el pueblo contaba con unos 5.000 habitantes, pero en 2015, había menos de 3.400. Esa situación, en un pueblo de interior, repercute mucho en el negocio», explica.
Atendiendo a la distribución territorial, el 83,4% de las VEC se encuentran en municipios rurales de pequeño tamaño (unas 581; lo que representa el 13,1% del total de farmacias ubicadas en estos entornos). Castilla y León es la comunidad que más farmacias VEC aglutina: una de cada cuatro (24,7%). Le siguen Castilla La Mancha (15,1%), Andalucía (14,6) y Comunidad Valenciana (9,5%).
Las zonas donde se producen más cierres son en Castilla y León y Navarra. También destaca la Comunidad Valenciana (sobre todo la provincia de Castellón), Castilla-La Mancha o Andalucía, en este último caso, tiene mucho que ver la existencia de concursos de nueva apertura. Y es que como apunta Jaime Espolita, «cada vez que hay un concurso, todos quieren optar por una farmacia en las ciudades, y las farmacias de las zonas rurales quedan desiertas».
De esa forma, los expertos hacen hincapié en la necesidad de una legislación «pensada para el mundo rural», ya que en poblaciones más pequeñas estas farmacias se han convertido en un auténtico centro sociosanitario al que recurren los pacientes ante cualquier problema personal, sanitario o de otra índole, con lo que su cierre «es una auténtica tragedia para ellos». «Estoy convencido de que, actualmente, la presencia de la farmacia en estos pequeños pueblos es el último freno a la despoblación», concluye el presidente de la Sociedad Española de Farmacia Rural.
