La carrera por lograr la vacuna contra la COVID-19 ha provocado una campaña de ciberataques «especialmente virulenta» contra el sector sanitario, la industria farmacéutica y los centros de investigación en España y el resto del mundo impulsada por «actores estatales o no», según ha explicado la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Por qué es imporante: el objetivo de estos ataques es, principalmente, «el robo de propiedad intelectual e industrial, y es rentable ya que, de tener éxito, permite ahorrar tiempo y recursos en investigación científica y desarrollo tecnológico», ha explicado Esteban, que ha señalado que España continúa siendo objeto de intentos de ataques por parte de actores estatales o grupos patrocinados por ellos.
«La pugna por la vacuna es un aliciente más que sobrado para que actores, estatales o no, hayan emprendido una campaña de ataques especialmente virulenta no solo en España, sino en todos los países», ha explicado Esteban en su intervención en el seminario de Seguridad y Defensa, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos.
Por ello, el CNI ha compartido información con los servicios de seguridad de otros países sobre las actividades de «ciberespionaje, que todos hemos sufrido sobre organismos nacionales y las instituciones involucradas en las investigaciones para desarrollar la vacuna».
El CNI ha constatado que el crecimiento de ciberataques ha sido uno de los «efectos inmediatos de la COVID-19[contexto id=»460724″]; no ha sido generador de nuevos riesgos, sino un acelerador de tendencias, un elemento disruptivo e inesperado, un cisne negro» como se llama a cualquier «suceso improbable, que sucede por sorpresa y termina teniendo un gran impacto».
Según Esteban, estos grandes ataques suelen estar patrocinados por «estados o por grandes grupos cibercriminales cada vez más difíciles de identificar» puesto que dedican grandes recursos técnicos y económicos a la ocultación de su origen real. Así, suelen trabajar con estructuras de inteligencia o con proxies como empresas tecnológicas, hackers o ciberdelincuentes de los que se vale para ocultarse y ejecutar acciones ofensivas que no pueden ser fácilmente atribuibles.
Según la directora del CNI, «España, per se y como miembro de organismos internacionales como OTAN o la Unión Europea, continúa siendo objeto de constantes intentos de ataques de parte de actores estatales o de grupos esponsorizados por ellos, y no es previsible que esta tendencia deje de crecer».