Una jueza ve indicios de que dos hermanos policías mataron a un compañero en Orense
En su auto, también ve más que posible la intervención de una tercera persona
La magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de Orense considera que dos policías investigados por la muerte de otro agente de la Policía Nacional pueden ser acusados de un delito de robo con fuerza y de homicidio. El suceso tuvo lugar en el año 2016, y la instructora ha afirmado que: «Para evitar la investigación, trataron de simular un suicidio»; tal y como detalla La Opinión A Coruña.
El suceso tuvo lugar en el año 2016, cuando un agente de la Policía Nacional de Orense fue hallado sin vida, con un disparo en la cabeza en un despacho. Ahora, en un auto, la jueza encargada del caso ha declarado que dos agentes, que son hermanos y compañeros del fallecido, «actuaron de forma conjunta y planificada» tras extraer seis armas del búnker de la comisaría, y finalmente aparentar que la culpa de esos hechos la tuviera el fallecido.
Pero no solo eso. Además, hicieron uso de una de esas armas para disparar en la cabeza al sujeto por miedo a que fueran descubiertos, cuando al investigación por la desaparición de las armas estaba muy avanzada. El motivo de esto no habría sido otro sino una fuerte competitividad por los ascensos dentro de los puestos de la comisaría.
Los indicios que pueden inculpar a los dos policías hermanos del asesinato, y que esta magistrada ve, son que, después de presuntamente acabar con su vida, los investigados habrían colocado la pistola en la mano del fallecido, para después enviar correos y mensajes con su dirección electrónica, en las que se atribuía a sí mismo las culpas de la desaparición de las armas. De esta forma, ha declarado: «Querían hacer creer a las autoridades que el sujeto se había suicidado por sentirse culpable de lo ocurrido».
ADN en la pólvora
Por otra parte, se halló ADN de los dos investigados en el papel con pólvora que fue localizado debajo del cuerpo de la víctima. Además, la parte del cartucho de la pistola utilizada que contenía la pólvora era idéntica a la encontrada en las taquillas de los hermanos policías, pertenecientes al mismo fabricante.
Otro dato importante es que, en la escena del crimen, se encontró la corredera de la pistola abierta y sin cargador debajo del cuerpo, algo imposible de tratarse de un suicidio, pues «no es posible sacar el cargador del arma después de haber fallecido con ella». Continuando con los indicios, la magistrada también ve más que factible la intervención de una tercera persona, a raíz de las salpicaduras de sangre encontradas próximas a las extremidades del cadáver.
Ahora, tras estas declaraciones, la jueza encargada del caso ha ordenado transformar las actuaciones para un nuevo juicio sobre este crimen ante el Tribunal del Jurado. Por su parte, los investigados podrán recurrir ante este auto.