Un Tío Blanco Hetero (UTBH): «El porno, más que crear violadores, es una válvula de escape»
El popular y polémico ‘streamer’ Sergio Candanedo aborda cuestiones relacionadas con el feminismo y el machismo
Hace unas semanas Sergio Candanedo, más conocido por su nombre artístico Un Tío Blanco Hetero (UTBH), puso los pies en la redacción de THE OBJECTIVE, en el plató de El purgatorio. Consultado por una posibilidad de marcharse de España, como casi todo streamer que se precie, admitió: «No me planteo irme a Andorra, pero sí que me planteo irme a algún país que sea más atractivo fiscalmente que España, que es prácticamente toda Europa para los que hacemos este tipo de contenido digital».
Pasados los días, y las elecciones, Candanedo volvió a ser noticia la semana pasada. Confirmaba en uno de sus directos que definitivamente había tomado la decisión de marcharse de España, principalmente por el asunto tributario, aunque reconoció que los resultados de los comicios fueron «la gota que colmó el vaso».
Un tío blanco hetero o en su acrónimo UTBH es un hombre que habla alto, rápido y seguro. Da datos, habla de sentencias del Tribunal Supremo, recuerda lo que otros olvidan, se sabe polémico aunque sus seguidores le tilden de tibio, casi un moderado más. Se muestra en contra de la Ley de violencia de género, critica la criminalización de la sexualización femenina y reconoce un aumento de discursos homófobos, sexistas y racistas en redes.
Pero asegura que él no se siente con responsabilidad a la hora de hacer contenido, «yo sé cuál es mi audiencia». No sabe discernir si el porno es o no machista. Pero sí opina que es el cine más amplio: «Puedes coger y poner en el buscador de la paja tu fantasía: ‘Yo quiero a un chino y un negro y quiero que se estén zumbándose a un albanokosovar’.Lo vas a encontrar». Todo eso pueden hacerlo, pero después de leer la entrevista, por favor.
PREGUNTA.- ¿Cree que hay mucho desubicado siguiéndole que piensa que usted defiende algo que en realidad no defiende?
RESPUESTA.- Sí, evidentemente. Pero yo hago un control de desubicados cada x tiempo. En plan, cada x tiempo hago un video o digo algo que sé que le va a rechinar a todos los desubicados y de repente… Pues seguirán estando. A ver, yo es que creo que la gente, los desubicados, lo que tú puedas entender así, al final no te está viendo al 100%, porque todo lo que tú le estás diciendo le parece que es maravilloso. Muchas veces te están viendo porque dicen «puedo coger este argumento de aquí, puedo coger este argumento de allá, esto me va a servir para esto, esto me va a servir para esto otro». Pero bueno, cada uno que haga con la información lo que le salga de las narices.
P.- ¿Y qué cree usted que creen los desubicados que usted piensa?
R.- Es complicado. Es que hay muchos desubicados. Hay un amplio rango de desubicados. Yo, por ejemplo, cuando empecé con el canal, evidentemente había muchos más desubicados de los que puede haber ahora. Cuando empecé con el canal me comentaban incluso nazis, «pero, ¿verdad que la homosexualidad es una enfermedad?» y tú te quedabas como «no, no estás entendiendo absolutamente nada». Pero al final esa gente escucha como cantos de sirena en determinados lugares y se acerca ahí para ver qué hay de lo suyo.
Y luego cuando se dan cuenta de que esta persona no es lo que ellos creían que era, te insultan y te tratan mucho peor de lo que luego tratarían a otros. Yo recuerdo que al principio, con los peores ataques, los peores insultos, las peores cosas que me han dicho, me los han dicho precisamente desde coordenadas hiper mega radicales que a mí me tenían como si yo fuese una suerte de disidencia controlada.
Porque formaba como una suerte de dique para todos los chavales que no se metiesen directamente a las teorías radicales identitarias de plan Kalergi y de cosas nazis en foros extraños. Entonces esta gente estaba muy enfadada por eso, porque decía «tú al final no eres un puto nazi, al final eres el tío este tal y estás impidiendo que los chavales se acerquen a nosotros». Y ese era el argumento. Yo recuerdo que he recibido mucho odio, mucho más que de otros lugares, precisamente de estos sitios.
P.- ¿Más de la extrema derecha que de la extrema izquierda?
R.- Sí, porque al final la extrema izquierda te tiene ubicado, la extrema izquierda dice «este tío es esto, vamos a ignorarlo, vamos a no verlo, vamos a intentar hacer como que no existe». Esta ha sido un poco la estrategia, no ha funcionado muy bien los últimos años, pero la extrema derecha sí que le toca los huevos. La extrema derecha te ve y dice «es que tú estás básicamente picando en la cantera en la que a mí me gustaría picar. Entonces me molesta que estés ahí. Me molesta que digas estas cosas porque al final eres un liberal de mierda y eres exactamente igual que esto».
Además me gusta, porque los extremos tienden a asociarte con el otro. Los de la extrema izquierda tienden a asociar: «no, tú eres un liberal. Los liberales siempre están al lado de los fascistas de toda la vida. Ha sido así históricamente». Y luego los fascistas: «No, es que al final los liberales son los que abren la puerta a todas estas cosas extrañas de la gente de izquierdas y todo esto». Entonces es curioso, los dos se piensan que tú estás con el otro al 100%.
P.- Hace poco sacó El periódico de España un hilo en Twitter, que luego borró, donde denunciaba a los llamados fachatubers, entre los que usted estaba incluido.
R.- Esto es algo crónico. O sea, cada x tiempo aparece un artículo, ya sea del periódico El País o no sé qué, donde hablas sobre los fachatubers. El peligro de estos señores en internet que seducen a tus hijos. Sí, sí, es algo, ya te digo, crónico, estacional.
P.- ¿Ve un aumento peligroso de discursos racistas, homófobos, machistas de jóvenes en internet que están desinhibidos?
R.- La verdad es que muchas veces cuando ves un avatar no sabes si tiene 18 años o si tiene 50, pero yo diría que sí. O sea, cuando la gente dice que está aumentando el rechazo dentro de los jóvenes a mujeres homosexuales, inmigrantes y demás, yo te diría que probablemente.
P.- ¿Y usted se siente con responsabilidad para con los jóvenes a la hora de hacer contenido?
R.- No me siento con responsabilidad en el sentido de que vamos a ver, yo sé más o menos qué es mi audiencia. Sé que, por ejemplo, los menores de edad es la menor franja que tengo de gente que ve mis vídeos. La mayor parte de la gente que ve mis vídeos tiene de entre 25 a 35 años. Y ya te digo, el siguiente mayor grupo demográfico es el mayor de 35 a 40 y pico. Luego también tengo una franja más mayor, luego de 18 a 24 tengo a lo mejor un 10 o 15%, qué decir.
Esto más o menos lo tengo bien ubicado, entonces, entiendo que no es mi canal el principal referente que tienen los jóvenes cuando ven este tipo de contenidos. Sí que hay otro tipo de contenido en TikTok o en otras redes, que puede ser a lo mejor más atractivo para la gente joven. Y sí que creo que muchas de estas plataformas se reproduce lo que yo llamaría ya el contenido basado. Lo de dejar un poco la crítica racional y ya directamente nos quitamos la careta y vamos a saco. Entonces sí, creo que en ese sentido ha aumentado el rechazo, la homofobia, el machismo, el racismo, por supuesto.
P.- Lo de la padreada, qué padre eres.
R.- Sí, las ranas basadas de Twitter, hacen los memes estos con Hitler y demás y los otros se escandalizan y todas estas cosas. Yo muchas veces entiendo que todos estos chavales hacen esto como una forma de provocación. O sea, yo recuerdo cuando era joven, el statu quo estaba dominado por algo como más conservador, más a lo mejor asociado a las abuelas del Opus. Recuerdo que como ir en contra de esto normalmente era que si el sexo o ser más liberal en estos aspectos. No sé, la censura era algo que era como muy carca y todas estas cuestiones.
Ahora mismo entiendo que estos chavales muchas veces se están rebelando con un status quo que es que defiende muchas veces unas ideas de una manera que a los chavales lo que hacen es sentir un brutal rechazo. Yo me estaba imaginando cuando hablan de las nuevas masculinidades y demás, que a un chaval de 16 o 17 años, que tiene fotos en su carpeta de Cristiano Ronaldo. Y viene un señor con el pelo verde a su clase a darle cursos de «te voy a deconstruir la masculinidad y demás». Al final con discursos que antagonizan tanto a determinados grupos, les están todo el día señalando sin dejarles espacio para que se acomoden. Claro, al final lo que tú estás haciendo es una fábrica de eso, de ranitas basadas.
P.- ¿Un tío blanco hetero se siente cómodo en esta etiqueta de uno de los más polémicos youtubers?
R.- Sí que lo soy, a mí no me lo parece que lo sea, pero lo soy. Aunque todos mis seguidores me llaman moderado, ¿sabes? De hecho, tibio es la etiqueta más repetida, en los chats y demás, cuando empiezo a opinar.
P.- ¿Se considera un moderado? Ya sería el primer titular.
R.- Soy moderado.
P.- ¿Dónde, cuándo y cómo surge este personaje de Un tío blanco hetero?
R.- No es tanto un personaje como en aquel momento me pareció una buena idea a la hora de plantear los temas que yo iba a plantear. Dije «ostras, pues lo hago desde este prisma o desde este prisma». Pero muchas veces hay mucha gente que confunde, aunque yo me disfrace para hacer los vídeos yo digo lo que pienso, no estoy creado. Lo de ponerse el traje forma más como parte de una performance y demás. Esto nació porque quería abrir un canal de YouTube.
Estuve durante meses así, planteando qué temas y qué cosas me gustaría tocar en función un poco de lo que también veía o no veía que había en España. Estuve testeando las ideas que planteaba y demás en distintos foros. Vi que claramente había un déficit de unos determinados principios o ideas que creo que yo puedo defender y a partir de ahí estuve experimentando con el traje. Hasta que ya más o menos vi algo que podía ser, que podía hacer, que la gente no tuviese que retirar la mirada al verlo y tiré para adelante con ello.
“Lo he intentado, pero es imposible defender la ley de violencia de género”
P.- ¿La idea de acabar entonces surge de un cabreo?
R.- No era tanto un cabreo, era más que veía que se estaban propagando una serie de ideas que a mí me parecía que partían de principios erróneos. Y me parecía que en ese momento no había nadie que estuviese señalando eso, eran ideas muy peligrosas. Y ha sido muy curioso, porque claro, yo esto todo lo veía porque estaba bastante pendiente de cómo era la realidad anglo, un poco lo que estaba pasando en Estados Unidos y demás.
Entonces todo esto estaba llegando a España, pero a cuentagotas y con años de como dos o tres años tarde. Y ha sido tal cual. Cuando estaba pasando esto en los Estados Unidos y ellos estaban con la fiebre trans y demás. Y esto nos ha llegado a nosotros como con relativamente un par de años de retraso de todo lo que llevan defendiendo por ahí.
P.- Un asunto interesante en los youtubers es el tema de la comunidad. Esto es tener una base fiel de seguidores que ven sus vídeos y que participan y comentan. Y pasa también, aunque algo diferente, con los lectores de un periódico o los seguidores de un programa. Pero, ¿no hay peligro de que una comunidad se convierta en una secta?
R.- Sí, claro, un peligro continuo. Bueno, es que todas las comunidades tienen una parte así como de admiración hacia el creador de contenido y todas estas cuestiones. Sí.
P.- ¿Cuál es su relación con el feminismo? La actual. ¿Y ha habido cambios en esos años desde que se abrió el canal en su relación con el feminismo?
R.- Es que depende, ¿qué entendemos por feminismo?
P.- ¿Qué entiende usted y así lo aplicamos a las preguntas?
R.- Es que es que en el feminismo ahora caben tantas cosas. Es tan cajón de sastre. Si le preguntas a cualquiera si entiende el feminismo como la igualdad ante la ley de hombres y mujeres y demás, yo creo que la gran amplia mayoría va a estar de acuerdo con esa definición y me parece que es un gran consenso social que me parece importante. Por cierto, ahora con el rollito de la rana basadas y demás, están saliendo cada vez más grupos de gente, cada vez veo más misoginia abierta por Twitter y todas estas cuestiones.
Pero bueno, más allá de eso, yo creo que hay una realidad que es, ¿creemos en la igualdad real de oportunidades entre hombres y mujeres y la igualdad ante la ley entre hombres y mujeres? Yo creo que la respuesta generalizada sería sí. Ahora, amparándose en esto, ¿hay grupos de gente que han intentado utilizarlo de coartada para introducir todo tipo de ideas aberrantes que muchas veces incluso acaban vulnerando los principios sobre los que se sostiene la propia definición que ellos dicen defender de feminismo?
Yo creo que sí, y mucho. Y sobre todo estos últimos años, lo que hemos visto, por ejemplo, en el Ministerio de Igualdad, desde el feminismo institucional, aunque todo lo que estaba pasando en el feminismo institucional que hemos visto en los últimos años con Irene Montero y demás, viene desde el activismo y de las ideas absolutamente aberrantes que se defienden en redes sociales y en foros de activistas, lo cual me parece bastante peligroso.
P.- Y una vez explicado su idea sobre feminismo, que sé que es una definición amplia, ¿cómo es la relación de Un tío blanco hetero con el feminismo?
R.- Claro, es que te puedes encontrar a una persona que se autodefine como feminista y sea totalmente razonable y esté de acuerdo con ella en prácticamente todo. Y te puedes encontrar con una persona que diga que es feminista pero que diga que el principio de igualdad ante la ley es, si acaso para otros, que la discriminación positiva al final está bien porque iguala las cosas que no son iguales.
Y empieza a hacerte una suerte de ingeniería argumental para justificarte cosas que no deberían de tener justificación si creemos en el principio de igualdad ante la ley, igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. O sea, que alguien me intente vender que estos principios de igualdad del feminismo tienen que ver con que, por ejemplo, las pruebas para bombero en no sé qué región sean más fáciles para hombres que para mujeres. Yo te digo, pues no sé en qué libro has mirado tú la definición de igualdad, pero yo no estoy de acuerdo con esos términos.
«A muchos no les importa la igualdad, les toca los cojones que les señalen»
P.- ¿Considera que hay hombres que se refugian en una crítica barata al feminismo o al revés, hombres que se adhieren a la causa feminista, pero un poco de pega, un poco así de postureo y que lo hacen todo ello para esconder su machismo?
R.- [Ríe] Es un proceso de adaptación, ¿no? Creo que eso pasa con todos. O sea, yo creo que muchas veces las críticas que hacemos también están cargadas de los sesgos que nosotros cargábamos. Y yo creo que hay que ser consciente de eso. Aquí puede sonar muy idiota, pero yo sí que muchas veces pienso «pero vamos a ver, tío, tú estás criticando esto porque realmente te parece que tal o porque me toca los cojones esto y tal». Entonces yo creo que sí, que hay que ser consciente de todas estas pequeñas mierdas que todos arrastramos.
Y sí, claro que hay gente que se pone a criticar esto o que lo hace de una determinada manera, pero luego ves que no creen en ello. A mí me ha pasado mucho. Todo el mundo estaba de acuerdo conmigo cuando yo defendía el artículo 14 de la Constitución. Igualdad ante la ley. Todos somos iguales ante la ley, independientemente de nuestro género, nuestra religión, nuestra orientación sexual, tal. Y esta ley o estas políticas están vulnerando este principio. Todos ahí aplaudiendo con las orejas. Luego los ves a muchos de ellos, por ejemplo, los que son de Vox, aparece un cartel en el que están señalando a un grupo de personas porque tiene el apellido musulmán, por ejemplo, los de las ayudas al alquiler que hicieron.
Y de repente todos estos que estaban aplaudiendo con las orejas tú dices «ostras, chico el artículo 14 de la Constitución y demás». Y te dicen «bueno es que eres un tibio que mira no sé qué, que lo que está diciendo es que no te enteras, pero es que mira toda la criminalidad que hay, pero es que a las abuelas las roban en los pasos de cebra». No podemos estar diciendo que es muy importante la igualdad ante la ley porque es un principio fundamental, democrático, sentirnos y ponernos aquí como hombres de Estado. Y cuando los hacen otros, es decir «bueno, no, pero aquí sí que me parece bien. No estoy discriminando. Esto de señalar a este grupo aquí no me parece ya tan malo, porque aquí me parece que sí que tiene justificación porque encaja más con lo mío».
Ahí es cuando ya dices «tío, a ti realmente no te importaba la igualdad, realmente te tocaba los cojones que te estuviesen señalando o te sentías agredido por las cosas que estaban diciendo». Pero en el momento en el que tú lo puedes hacer con otros grupos que a ti no te gustan, entonces te pones exactamente igual que ellos. En ese sentido muchas veces la gente no se da cuenta, pero yo creo que sí, hay que intentar hacer una autorreflexión.
P.- ¿Vox es un partido al que no le importa en realidad la igualdad?
R.- 100%. ¿Qué les da igual la igualdad?, al 100%, ya van a venir todos aquí a recriminármelo. Sí, yo creo que les molesta la igualdad. Les da igual. Vamos a hablarlo, les molestan las políticas feministas, eso es 100%. Y para defender que les molestan las políticas feministas, dicen: «Se está vulnerando la igualdad ante la ley». Me parece que tienen razón. Pero luego ellos mismos, no lo aplican a la hora de señalar a otros grupos. Es lo que quiero decir.
P.- Por hacerla de otro modo, ¿Considera que muchas críticas que tienen partidos como Vox hacia las políticas feministas esconden entonces un machismo?
R.- No necesariamente, quiero decir, dentro de Vox tiene que haber, por supuesto, gente machista, pero no creo que necesariamente toda la crítica al feminismo que se haga desde Vox, se esconda o se encuentre un machismo subyacente. O sea, puede ser que en algunos sí.
P.- Ya que hablamos de Vox. ¿Es Vox una fuerza que se ha beneficiado de muchos malestares masculinos justificados o injustificados, que ha provocado un poco el auge del feminismo?
R.- Obvio. Vox se ha beneficiado de toda esta crítica al identitarismo woke, lo podemos llamar así. Claro que se ha beneficiado de ello y de la de la ida de olla cultural que ha tenido la izquierda y que ha tenido una respuesta muy pobre, por parte de lo que llaman ellos la derechita cobarde del Partido Popular, que no ha sabido responder a esto. Entonces, claro, por supuesto que Vox ha aprovechado todo este malestar social, cultural y demás para articular sus ideas y conseguir votantes, que es lógico.
“No puedes reducir cualquier conflicto en pareja al machismo”
P.- Estas últimas semanas hemos estado viendo que entre las negociaciones del Partido Popular y Vox para llegar a determinados puestos de comunidades autónomas, que uno de los puntos en discordia siempre es el tema de la violencia de género. Violencia de género que sí defiende el Partido Popular. Vox prefiere hablar de la violencia intrafamiliar. ¿Esto cómo lo ve?
R.- A mí me parece que, por un lado, el Partido Popular es bastante cobarde en este tema. Bueno, cobarde es que claro, ellos han votado todas estas leyes y han apoyado todos estos pactos de Estado los últimos años. Entonces sí que están siendo coherentes con una línea que yo entiendo que en su momento decidieron no cuestionar. Porque era meterse en camisa de 11 varas y compraron los marcos. Vox me parece, por otro lado, que son bastante torpes en general a la hora de apelar a todo esto. Entonces, claro, está complicada la cosa, así que entiendo que entre unos y otros no hay ahora mismo feeling.
La Ley de Violencia de Género para mí es una aberración. Y es una aberración que no tiene ningún tipo de equiparación en ningún otro país europeo. Justamente contestaba a un hilo de Joaquim Bosch, que es un juez, magistrado y demás, y este señor decía «por favor, estos negacionistas. Tenemos que dejar de intentar parecernos a Hungría o Turquía, que se han salido del convenio de Estambul y tenemos que intentar parecernos a Dinamarca, Francia o Alemania». Eso era la dirección que teníamos que tomar. Eso era la protección. Y me meto en la información que me da la página del Gobierno sobre Dinamarca, Francia y Alemania. Y en esos tres países no se juzga en función del género del asaltante o del género del victimario. Se juzga el hecho.
Es decir, tienen un derecho penal de hecho. Se juzgan lo que está pasando, no se juzga el género de la persona que comete el delito, que deja de cometer el delito. No se juzga a uno de forma más severa por el otro. Tanto en Dinamarca como en Francia, como en Alemania, como en el resto de países de Europa, no se reproduce un derecho penal de autor y prima, lo que es un derecho humano fundamental, que es el principio de igualdad ante la ley. Tú no te puedes cargar eso y decir «bueno, no, pero es que esta gente delinque más», pero es que es irrelevante. «Es que no se puede dejar desprotegidas a las víctimas», ¡si no se deja desprotegidas a las víctimas!
Vamos a ver, imaginemos que los carteristas afectan más a los turistas y decimos «bueno, vamos a hacer una ley de protección especial para los turistas que afecte sólo a los turistas». No, lo que tienes que hacer es articular medidas efectivas contra el robo de carteras. Y si los turistas son aquellos que reciben el 80% de los robos, son los que más se verán beneficiados por estas medidas. Pero tú no puedes coger y hacer una ley que diga «sólo voy a proteger a estos, solo me voy a dedicar a esto, solo me voy a ceñir en estos. A estas víctimas y victimarios vamos a hacer juicios de este tipo para estos y para estos otros». No, es que me da igual.
Yo creo que aquí el Partido Popular no se quiere meter en camisas de 11 varas, no se quiere liar. Y por otro lado, Vox muchas veces me parece que da vueltas en lugares donde no tendría que dar vueltas. ¿No decía Pedro Sánchez esto de «homologarnos con Europa» y toda esta cuestión? Oye, que digan lo mismo, «no queremos desproteger a las mujeres. Lo que vamos a intentar hacer es homologar a las grandes democracias europeas y eliminar lo que es un derecho penal de autor, que es propio de autocracias totalitarias, sin más». Todo el mundo va a seguir siendo protegido, pero vamos a proteger también a todas las víctimas por igual y vamos a dejar que un grupito de activistas básicamente domine las políticas sociales. En lo que se refiere al maltrato, qué es lo que está sucediendo en los últimos años.
P.- Y entonces, entre las dos ideas, la violencia de género o la violencia intrafamiliar, ¿la postura de Sergio Candanedo, de Un tío blanco hetero a donde se acerca más?
R.- Vamos a ver, lo que ellos llaman violencia de género es que para mí el concepto de la violencia intrafamiliar recoge muchos tipos de violencia y una de esos tipos de violencia para mí tendría que ser lo que sería la violencia en el ámbito de la pareja, que es como la mayoría de estudios académicos en todo el mundo, estudian y recogen este fenómeno. Y tú te vas al Partner abuse state of knowledge o al domesticviolenceresearch.org, donde básicamente está la base de datos más grande que existe, que estudia este fenómeno, el fenómeno de la violencia en el ámbito de la pareja.
Y te vas a encontrar miles y miles de estudios, porque es una base de estudios en base a eso, que lo que básicamente dice es que las razones por las que se da esta violencia en parejas de hombres a mujeres, de mujeres a hombres, de hombres a hombres en parejas de gays y de mujeres a mujeres en parejas de lesbianas, son exactamente las mismas. No hay grandes cambios de sesgo, no hay grandes sesgos sustanciales a la hora de enfocarnos en el género, en el poder masculino del hombre. Y todas estas razones suelen ser razones parecidas por las que todo el mundo es agresivo hacia sus parejas en este contexto y en este fenómeno.
Entonces, para mí está claro lo de la violencia de género me parece que puede estar amparado dentro de la ley en el momento en el que vemos cómo funciona este fenómeno. Pero me parece que ahora se está utilizando de forma totalitarista y se están haciendo ciertas enmiendas a la totalidad, a partir de las cuales cualquier tipo de conflicto que hay en el ámbito de la pareja se interpreta automáticamente como si tuviese unas motivaciones machistas detrás. «No, tú no lo puedes hacer, tú no lo puedes reducir absolutamente todo a esto».
Y esto lo denunciaron en 2005 cuando salió el artículo firmado por Manuela Carmena, Uxue Barkos y un montón de mujeres más que se llamaba Un feminismo que también existe, que era extremadamente crítico con la Ley de violencia de género. Ese artículo lo sacaron en El País, pero lo que decían básicamente es que esta ley reducía todo a una causa absoluta, que era el género o lo que ahora mismo podríamos entender como el machismo.
Y no, dentro de la violencia en el ámbito de la pareja hay una serie de cuestiones y de elementos que son fundamentales y que pueden ser incluso mucho más claves que el machismo, que también influyen en esto y reducirlo todo a esto, es reduccionista. Y al final no estás realmente apuntando al problema, estás generando una especie de solución vaga que luego puede tener ramificaciones que no sabes por dónde van a salir.
P.- Pablo de Lora es catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid. Y no solo eso, es columnista en esta casa. Hace unas semanas publicó un artículo titulado «La violencia de género y sus aporías» y en un momento dado escribe: «Señalar, con modestia epistémica, que no necesariamente en toda ocasión en la que un hombre agrede o ejerce violencia de cualquier tipo contra quien es o ha sido su pareja trata de perpetuar la dominación machista o patriarcal, se ha convertido en una herejía». Y le pregunto, ¿se ha convertido en una herejía considerar que no siempre que un hombre ejerce cualquier tipo de violencia contra la mujer, la ejerce contra ella por el mero hecho de ser mujer?
R.- Sí, claro. Es que eso es cuestionar la ley de violencia de género. En el momento en el que te metes pormenorizadamente a ver cómo es este tema, que es un tema complicado, pero el momento que te pones a verlo pormenorizadamente es imposible defender la ley de violencia de género. Yo lo he intentado. Yo cuando empecé a investigar todo esto no iba a saco contra esto. Pensaba que debían tener razón. No he encontrado ninguna justificación.
Esto que decía Pablo de Lora es real, pero es que esto lo ha ratificado el Tribunal Supremo. Yo recuerdo una sentencia que hubo a principios del año 2019, que venía de un conflicto que había pasado la Audiencia Provincial y al final había acabado fijando a criterio del Tribunal Supremo y era de un chico y una chica a la salida de una discoteca. Chicos jóvenes que habían tenido una pelea.
Y la pelea la había empezado la chica que le había dado un puñetazo al chico. El chico le había contestado con una bofetada, la tía se había liado a darle patadas y al final ahí fueron separados y actuó la justicia. Ninguno de los dos chicos quería denunciar. Pero como había sucedido en la vía pública, la Audiencia Provincial en un primer momento dijo «oiga, ellos no quieren denunciar, no quieren seguir adelante, no pasa absolutamente nada».
Luego pasaron el caso al Tribunal Supremo. Lo que el Tribunal Supremo dijo: «No, esto independientemente de que estas personas no quieran denunciar y demás, él ha cometido un delito de violencia de género. Le condenamos a seis meses y a ella, condenada a cometer un delito de violencia doméstica, la condenamos tres meses». Me estás diciendo que una pelea de una pareja de chonis la motivación que tiene el chico en esta cuestión es machista y la de ella no.
Me estás diciendo que en un conflicto, en una pareja en la que los dos están insultando, por ejemplo, la motivación que hay detrás de los insultos del chico es machismo y la motivación que hay detrás de la chica es otra cuestión. Me estás diciendo que si un hombre le controla el móvil a su pareja es machismo, pero si una pareja mujer le controla el móvil a su pareja varón o a su pareja mujer, eso es otra cosa. A ver, a mí me parece que estamos utilizando la carta del machismo y del género como una suerte de enmienda a la totalidad. Donde cabe absolutamente todo, eso no puede ser.
P.- Sobre la violencia contra la mujer, ¿considera que si hay una violencia digital para con las mujeres en redes sociales que no pasa con los hombres? Hay una mucha mayor crítica hacia las mujeres.
R.- ¿Mayor crítica en qué sentido?
P.- La gente se pasa mucho más con una mujer o un hombre, digamos. Lo que creo, es mi sensación.
R.- Puede ser en algunos ámbitos. Es que es muy difícil también medir. Ponme un ejemplo para que me pueda yo ubicar.
P.- Por ejemplo, estuvo aquí Rosa Villacastín, y a veces pone tuits y se meten con ella, a veces la insultan más por el hecho de ser mujer que si esos mismos tuits los pusiera un hombre.
R.- A ver, es que a mí me parece muy complejo medir quién está recibiendo más insultos. A lo mejor yo creo que puede haber estudios que digan que estas personas están recibiendo más insultos y estos otros están. Depende, quiere decir.
P.- Otro ejemplo que se me ocurre: puede recibir muchos más insultos una mujer que sube una foto en bikini que un hombre subiendo una foto en bañador, por ejemplo.
R.- 100%. Sí, sí, sí. O sea, para mí me parece que la sexualización de las mujeres es más tabú, entre comillas, que la sexualización de los hombres. Y eso sí que me parece un fracaso del feminismo. Fíjate lo que te digo.
P.- ¿El qué?
R.- A mí me parece que la criminalización de la sexualización femenina es algo que creo que se debería de haber trabajado más desde ámbitos feministas y no se ha hecho lo suficiente. Y por un lado, ahora vemos, por ejemplo, cada vez que una chavala se sexualiza, vamos a encontrar a un montón de orangutanes que van a estar escribiendo, y también va a haber algunas feministas que vayan a estar diciendo que la sexualización femenina realmente responde a la mirada patriarcal que tienen los hombres sobre las mujeres.
Entonces, a mí me parece que, por ejemplo, hablando del trabajo sexual y demás, a mí me parece que a esa señora se las ha abandonado, a esas chicas a las abandonado muy fuerte. Todo lo que viene a ser Onlyfans, cualquier forma de trabajo sexual, las actrices porno. Y demás, por ejemplo, Amarna Miller hace relativamente poco como ha denunciado al Ministerio de Igualdad porque en una exposición feminista no sé qué habían utilizado su nombre como alguien que estaría defendiendo las violaciones.
P.- ¿Siempre has votado a favor de la ley de las trabajadoras sexuales?
R.- Sí, del trabajo sexual en general. Me parece que hay un paternalismo desmedido hacia estas personas. Quiero decir, tú no me puedes estar vendiendo que las mujeres con su cuerpo deciden, por ejemplo, en temas del aborto, algo con lo que estoy de acuerdo, y luego decirme que a la hora de ejercer la prostitución o a la hora de decidir hacer algún tipo de trabajo sexual, como ser actriz porno o tener Onlyfans. Ya no debe ser decisión tuya. «Es tu cuerpo, tus reglas en el aborto, en esto, en esto».
Bien, pero ahora «tu cuerpo, tus reglas en trabajo sexual en tal, no en esto, ya no, en esto, ya no me parece bien y esto hay que abolirlo. Y yo te tengo que rescatar porque tú no te has dado cuenta, pero tú realmente estás en un sitio donde debe ser rescatada». Entonces a mí me parece que la sexualización femenina en ese sentido, pues no tiene nadie que la defienda. No hay nadie que diga: «Me gustaría que estas feministas estuviesen igual que están diciendo tu cuerpo, tu regla, estuviesen diciendo no, y esta chica que hace Onlyfans, dejaos todos estos machirulos de mierda y todas las personas que les atacáis por ser una fresca, una furcia y una tal sois vosotros unos cavernícolas y estar defendiendo a estas chicas también».
“La sexualización de las mujeres es más tabú que la de los hombres”
P.- Sobre el ministro de Igualdad, siempre tan en boca de todos. Pedro Sánchez hace unas semanas reconoció con Alsina en Onda Cero, un retroceso en el feminismo integrador, debido, dijo él, a discursos incómodos planteados desde la confrontación. En alusión a las políticas llevadas a cabo por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero. ¿Concuerda con la tesis de Sánchez?
R.- Obvio. Sánchez no es tonto. Sánchez ha perdido no sé si era medio millón o algo más de votos entre los jóvenes varones en este país. Es normal. Vamos a ver, si tu defiendes el feminismo desde el marco de mujeres maltratadas vas a tener a la gente contigo. Desde ese marco es muy fácil defender postulados y discursos feministas hasta el punto de que puedes vender auténticas aberraciones que si te parapetas detrás de «mujeres maltratadas» te va a colar.
Ahora, si defiendes el feminismo ya no tanto desde mujeres maltratadas, sino desde coordenadas de un perfil tipo Irene Montero, es decir, lo que cualquiera podía identificar como una pija blanca de clase media alta, victimizándose continuamente y señalando a sus compañeros masculinos que se encuentra en el mismo estrato social como señores machirulos, privilegiados, opresores y demás. Está muy claro, que ese feminismo que te va a generar empatía hacia las mujeres maltratadas, te va a generar rechazo si realmente lo que tú me estás vendiendo son micromachismos y lo que me estás vendiendo es que cualquiera puede ser un violador, es que sois así, es que sois asá y encima me lo estás vendiendo tú. Que son el paradigma de los privilegios.
O sea, es que claro, que venga una persona de afrofeminista, racializada, que tiene un pasado más o menos complicado e intente vender una imagen de víctima, se lo puedo llegar a comprar, pero que te lo venda un perfil tipo Ione Belarra, Lilith Verstrynge. Que todas han ido a colegios pijos privados, que han vivido en algodones toda su vida. Y que intenten venderte una narrativa de que no hay nadie más oprimido en el mundo que ellas. Por favor. Yo creo que eso va a generar antipatía en una parte importante de la población. Y hay muchos chicos que van a ver esto y van a decir, pero, «¿de qué me están hablando?»
P.- Resulta paradójico que haya habido tantas personas que se hayan querido cargar a Irene Montero, políticamente hablando, y que haya sido una mujer, Yolanda Díaz, la que le haya matado políticamente a Irene Montero.
R.- Claro, porque el cuento de la sororidad funciona hasta donde funciona. Luego hablas con cualquier chica, yo hablaba con mi pareja y demás y al final te dicen a ver, «las mujeres también somos unas hijas de puta entre nosotras». Tú me puedes vender lo de la sororidad, pero en el momento en el que estamos hablando ya de temas más serios, estamos hablando de hablar, repartir sillones, repartir tal o por ejemplo, la perspectiva para Yolanda, de tener en su grupo parlamentario a Irene Montero, que es alguien que claramente es un antagonista suyo y que va a intentar estar dándole puñaladas por la espalda durante toda la legislatura.
Yo entiendo que esta señora ha dicho «hasta luego». Pero vamos, que Irene Montero también se había cargado a 20.000 personas antes. Recuerdo cuando se cargaron a Teresa Rodríguez, que estaba de baja por embarazo, no sé si te acuerdas. Irene Montero dijo que «aunque tú estés embarazada, guapa, aquí la política no para». Se lo dijo Irene Montero cuando le preguntaron. Pues que se le aplique, la política, no para, Irene.
“Todos mis seguidores me llaman moderado”
P.- ¿El cine porno es machista?
R.- No sé, el cine porno, en líneas generales, es el más amplio del universo. Yo creo que el cine porno ahora mismo es a la carta. Sé que el cine porno ahora mismo puedes coger y poner en el buscador de la paja tu fantasía, la fantasía que a ti te dé la gana. «No, a mí me gustan culos grandes con esta y me gusta esta. Me gusta dos tíos y una tía. Yo quiero a un chino y un negro y quiero que se estén zumbando a un albanokosovar». Lo vas a encontrar. Entonces el cine porno es a la carta. Y el cine porno refleja las fantasías que tiene la peña en la cabeza.
P.- ¿Y le parece motivo de preocupación el consumo de porno en edades muy jóvenes?
R.- Yo entiendo que ha habido un cambio de paradigma importante. Recuerdo que en mis tiempos, soy del 88, pero recuerdo que cuando nosotros teníamos o empezamos a mostrar interés por la erótica, la pornografía, las fantasías sexuales y demás, con 13, 14 o 15 años no teníamos esa facilidad de acceso a los contenidos que ahora mismo la gente puede accede. Además de forma muy fácil. Entonces, yo no sé hasta qué punto esa sobreestimulación que pueden recibir muchos chavales a tempranas edades que no tienen el control parental óptimo sobre este tipo de cuestiones, puede llegar a afectarles en su formación.
Pero sí que creo que hay una criminalización de la pornografía en la que no estoy de acuerdo. Al final creo que la pornografía es una ficción. Responde a fantasías que nosotros podemos tener en la cabeza y que no tienen por qué tener una conexión con la realidad. Por ejemplo, Claudia Serra defendía el hecho de que una mujer pudiese tener fantasías de violación e incluso materializar esas fantasías de violación. Todo ello en un ambiente controlado y demás, no era algo malo. Ella decía, por ejemplo, que las mujeres y los hombres no deberían renunciar a fantasías que pudiesen materializar en un ambiente controlado y demás.
También el sexo muchas veces tiene como una parte asociada al descontrol, porque esto lo decía Camilo Paglia, es como la frontera entre nuestro estado animal y nuestro estado social. Entonces, claro, al final es un territorio que puede ser peligroso, pero del que no podemos renunciar. Entonces sí que creo que el porno, más que como una fábrica de crear violadores y demás, puede servir muchas veces como una válvula de escape. Para que gente alivie sus pulsiones sexuales delante de una pantalla y a lo mejor no lo haga por las calles y demás.
De hecho, muchos estudios lo que apuntaban era precisamente eso. No hay una correlación entre el aumento del consumo de pornografía y las violaciones o las agresiones sexuales. Muchas veces, de hecho, ha ido al revés. Tampoco hay una causalidad entre cuanta más pornografía se consume, menos se violan las calles. Pero desde luego una cosa no va vinculada a la otra.
P.- Y la última. Como todo youtuber que se precie, ¿se ha planteado marcharse alguna vez a Andorra?
R.- Sí, claro, obvio.
P.- ¿Y ha estado a punto?
R.- No, este fin de semana, de hecho, voy a Andorra. No me planteo irme a Andorra. Pero sí que me planteo irme a algún país que sea más atractivo fiscalmente que España, que es prácticamente todo Europa para los que hacemos este tipo de contenido digital.