Un tercio de los profesores de ESO en España tiene contrato temporal, el doble que la OCDE
La UE afea a Gobierno y comunidades la contratación de interinos para cubrir las vacantes existentes
Basta un vistazo rápido a las estadísticas oficiales y a informes de organismos internacionales para concluir que el sistema educativo en España es un mal estudiante o, dicho de otra forma, tiene importantes asignaturas pendientes. En esta nómina pueden incluirse los malos resultados cosechados en el reciente informe PISA (que ha situado a nuestro país en su peor nivel histórico en matemáticas) o la segunda tasa de abandono escolar temprano más alta de la Unión Europea (especialmente marcada en los alumnos varones). Todo ello, además, pese al esfuerzo general de los alumnos, que son los segundos de la UE que más horas lectivas tienen.
Como es natural, esta variedad de problemas y deficiencias no responden a una única causa. Sin embargo, parece lógico pensar que en las taras del sistema educativo español pueda participar otra de las grandes lacras de nuestro país, la precariedad del mercado laboral. Esta realidad se concreta en un dato publicado en el informe ‘Propuestas para un plan de acción para reducir el abandono escolar temprano en España’, elaborado por la OCDE, que señala que en el año 2020 (último año con datos) aproximadamente un tercio (33%) de los docentes de Secundaria tenía un contrato temporal y el 27% de una duración inferior a un año.
Esta elevada cifra contrasta con el promedio de la OCDE, que se sitúa en el 18%, casi la mitad que el de España. En otras palabras, en nuestro país, uno de cada tres profesores de la ESO tiene un contrato temporal; en el resto de la OCDE, esa situación se da en menos de uno de cada cinco casos. No es extraño que el organismo internacional concluya en su informe que «los docentes españoles se enfrentan a la inestabilidad laboral y necesitan un mayor desarrollo profesional».
La OCDE no es el único organismo que ha advertido a España sobre la precariedad laboral que sufre el profesorado. En el estudio ‘Monitor de la Educación y la Formación de 2023’, publicado hace un par de meses por la Comisión Europea, el Ejecutivo comunitario alertaba sobre el hecho de que muchos docentes «carecen de estabilidad laboral» en nuestro país, ya que, para cubrir las vacantes existentes, tanto el Gobierno central como las comunidades autónomas optan por «contratar profesores con carácter temporal». La UE también le da un toque a nuestro país al recordar que España tiene previsto reducir la tasa de interinidad del profesorado al 8% para 2025, una cifra que, según los sindicatos, se sitúa por encima del 20%.
Esta situación, además, no sólo tiene efectos sobre los propios docentes. La elevada rotación de estos, señala el informe de la Comisión, «puede tener un impacto negativo en la satisfacción laboral, los resultados educativos y la eficacia de los proyectos pedagógicos».
En cuanto al número de profesores que trabajan en el sistema educativo español, la Comisión señala, como nota positiva, que son «suficientes» en general. Eso sí, advierte de «carencias» en determinadas áreas, como Tecnología, Ingeniería, Matemáticas y Ciencias (estas dos últimas competencias que mide el informe PISA). En este sentido, el informe destaca que, tras las oposiciones del año 2021, más de 720 plazas de profesores de Matemáticas se quedaron sin cubrir, la mitad de las que se ofrecían en el caso de algunas autonomías.
Otro «reto importante» para Bruselas es el progresivo envejecimiento del claustro. Así, subraya que en 2021 la proporción de profesores mayores de 55 años era por término medio del 20,2%, si bien este valor se sitúa por debajo del promedio de la Unión Europea (24,5%). La proporción de profesores de más edad es superior en la Educación Secundaria y en Formación Profesional que en la enseñanza Primaria.
A pesar de los problemas, el informe de la Comisión afirma que la docencia constituye una «opción profesional atractiva» en nuestro país, «especialmente en el sector público». Además de valores subjetivos asociados a ella, como la creatividad, la autonomía o la capacidad de influencia, la UE apunta a que los salarios de los maestros «son competitivos» en comparación con profesiones que requieren una preparación similar. Además, con la excepción de la Educación Infantil, el ratio de alumnos por profesor es menor que la media de la UE y la carga de trabajo, «comparable».