Un estudio demuestra que prohibir el móvil en el colegio mejora las notas y reduce el 'bullying'
Un estudio realizado en Noruega recoge los beneficios de vetar los ‘smartphones’, sobre todo entre las chicas
Uno de los debates más encendidos en el actual panorama educativo es el del uso de la tecnología. Una primera faceta de esta controversia tiene que ver con el empleo de dispositivos electrónicos dentro de las propias aulas, como ordenadores portátiles o tabletas; en este sentido, las posturas están más divididas entre aquellos que apuestan por prescindir de ellos por completo y quienes defienden que los dispositivos no son malos por sí mismos, sino que se les puede orientar hacia un buen uso.
Sin embargo, donde cada vez hay menos división es a la hora de rechazar unos dispositivos en concreto, los smartphones. Cada vez son más los gobiernos locales, regionales y nacionales que están actuando contra ellos en el mundo occidental. Se trata, en resumen, de prohibir su uso en las aulas o incluso en cualquier lugar dentro del recinto escolar.
Y es que las evidencias sobre los riesgos de los móviles —o sobre las ventajas de prescindir de ellos— son cada vez más claras. Una de las últimas pruebas de ello es un estudio del prestigioso Institutt for Samfunnsøkonomi (Instituto Noruego de Económicas), en la ciudad de Trondheim. Su autora, Sara Abrahamsson, del Instituto Noruego de Salud Pública, ha llevado a cabo una investigación en la que quedan demostrados los inmensos beneficios de retirar los móviles de la circulación en los centros escolares.
Más salud mental y menos bullying
Aunque el país escandinavo no cuenta con una prohibición generalizada en el uso de móviles en el colegio, hace ya más de diez años que los centros tienen libertad para vetarlos. Eso permite observar las diferencias entre los colegios e institutos que decidieron prescindir de estos dispositivos hace una década y aquellos que los permiten. Las diferencias son notables tanto en lo académico como en la salud mental de los estudiantes.
El estudio de Abrahamsson llega a cinco principales conclusiones. La primera es que vetar los smartphones reduce en un 60% el número de consultas por síntomas psicológicos, pero también por otros problemas de salud. Esto se aplica particularmente a las niñas, que, por ejemplo, acuden un 29% menos a su médico de cabecera: «Cuando se introduce una prohibición [de móviles], las chicas tienen menos necesidad de cuidados en relación a la salud mental», concluye la investigadora.
En segundo lugar, los resultados apuntan a que, sin móviles en el entorno escolar, la incidencia del bullying desciende, tanto para niños como para niñas. Este efecto se detecta especialmente cuando los smartphones desaparecen entre los últimos cursos de Primaria y los primeros de Secundaria.
Diferencias entre chicos y chicas
Otro de los hallazgos del estudio tiene que ver con las notas. De nuevo, el efecto se percibe más en concreto para las alumnas. La media de sus calificaciones sube, tanto en aquellos exámenes ordinarios preparados por sus profesores como en pruebas externas. La asignatura donde más se ve esta mejoría es Matemáticas. El estudio llega a afirmar que, para las alumnas noruegas, el resultado positivo de prohibir los móviles durante dos cursos es aún mayor que el de reducir el número de estudiantes por clase (una política que las investigaciones académicas han señalado siempre como una de las más eficaces para mejorar el rendimiento escolar).
La autora se pregunta por qué la mejoría en salud mental y en las notas sólo se observa en las alumnas y no en sus compañeros varones. Para Abrahamsson, la respuesta radica en las diferencias en el tiempo de uso del móvil entre unas y otros: mientras que más del 70% de las chicas afirma dedicar más de dos horas diarias a estos dispositivos, en los chicos esa proporción sólo alcanza el 54%; además, casi el 60% de las jóvenes utiliza las redes sociales, por el 32% de los varones.
El estudio también concluye que los efectos beneficiosos de la prohibición de móviles son mayores en el alumnado procedente de un menor estrato socioeconómico. «El desorden tecnológico distrae especialmente a los estudiantes de familias de nivel socioeconómico bajo», afirma la autora.
El último hallazgo de la investigación también es significativo: las mejorías en las notas se observan más en aquellos centros que no permiten siquiera a los alumnos traer el móvil al recinto escolar, por encima de aquellos en los que simplemente se prohíbe su uso durante las clases. Incluso, se apunta a que los estudiantes que tienen el móvil a mano y lo tienen en silencio pueden llegar a consultarlo más por el «miedo» a perderse la llegada de notificaciones.