La Justicia de EEUU respalda al pastelero que se negó a hacer una tarta para una pareja gay
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dado la razón este lunes a Jack Phillips, un repostero cristiano que en 2012 no quiso preparar un pastel de bodas para una pareja homosexual porque consideraba que vulneraba sus derechos religiosos.
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dado la razón este lunes a Jack Phillips, un repostero cristiano que en 2012 no quiso preparar un pastel de bodas para una pareja homosexual porque consideraba que vulneraba sus derechos religiosos. En una decisión de una mayoría de siete contra dos, la máxima corte del país ha dictaminado que una comisión de derechos civiles de Colorado que había decidido que el comerciante debía atender a todos sus clientes independientemente de su orientación sexual, ha demostrado una «animadversión evidente e inaceptable hacia la religión».
Los tribunales se han apoyado en los criterios de esta comisión y, según los magistrados, tuvieron que considerar este caso de manera imparcial, aunque el magistrado Anthony Kennedy ha asegurado que «no lo hizo con la neutralidad religiosa requerida por la Constitución».
Este caso tuvo lugar el 12 de julio de 2012, cuando Charlie Craig y David Mullins fueron a la pastelería Masterpiece Cakeshop de Lakewood, en Colorado, para encargar su tarta de bodas y el pastelero argumentó que no podía aceptar el pedido porque violentaba sus creencias religiosas.
Ambos cónyuges presentaron entonces una demanda en virtud de una ley de Colorado que prohíbe toda discriminación en las tiendas que trabajan con público. A pesar de que los abogados del reportero argumentaron que el pastel representaba en esta ocasión la institución del matrimonio y que, por lo tanto, era transmisor de un mensaje, a diferencia de un cruasán común, los tribunales inferiores dieron la razón a la pareja.
A raíz de este caso surgieron voces distintas. Dos jueces considerados progresistas de la máxima corte, Ruth Bader Ginsburg y Sonia Sotomayor, manifestaron su desacuerdo con la sentencia en un argumento escrito, considerando que la supuesta hostilidad de la comisión solo jugó un papel secundario.»Lo que importa es que Phillips niega a una pareja homosexual un bien o un servicio que ofrecería a una pareja heterosexual», remarcó Ginsburg. Por su parte, Mat Staver, presidente de la organización conservadora Liberty Counsel, afirmó que era «una gran victoria para los derechos religiosos de los ciudadanos» y que «no se puede obligar a la gente a transmitir un mensaje que viola su conciencia».
Dave Mullins y Charlie Craig han prometido este lunes que van a continuar su lucha. «Nos embarcamos en esta acción porque nadie debería sufrir la vergüenza y la humillación de que le digan: ‘Aquí no atendemos a personas como usted'», han afirmado en un comunicado. «Continuaremos nuestra lucha hasta que así sea».
La batalla sobre el fondo del asunto probablemente continuará, con grandes implicaciones para la sociedad estadounidense debido a los principios que están en juego: la libertad religiosa, la igualdad sexual y la libertad de expresión protegida por la primera enmienda de la Constitución.